Capítulo 5 5

Eduardo

Llego hasta ella y noto que cuando su amiga me ve, me mira asombrada y eso significa una cosa: estaban hablando de mí y no me siento para nada sorprendido por eso. Realmente me gustaría saber qué pasa por la cabeza de esta chica.

- Gabi, ¿qué pasó? ¿Estás bien? - Escucho a mi ángel preocuparse por su amiga.

- Hola profesor - dice Gabriela mirándome y veo a mi ángel tensarse, como si la afectara. Eso espero. Lo que ella no sabe es que a mí también me afecta.

- Hola chicas, ¿cómo están? - pregunto, sentándome luego al lado de Gabriela. Porque si me quedo cerca de Mel, no creo que pueda controlarme. Tengo que tener más cuidado, no quiero que se hable de ella en la escuela.

- Bueno, profesor. - responde mirando a mi Mel, quien apenas me mira y me está volviendo loco. Desde el momento en que conocí a esta chica, mi vida dio un vuelco. Quiero mirarla para siempre.

- Y señorita Melissa, ¿cómo está? - cuestiono mirándola y termino sonriendo. Noto que su mirada está fija en mi boca.

- Ah, lo soy. Estaba distraída - responde mirando hacia otro lado. ¿Pensó en mí?

-¿En qué estabas pensando? - Pregunto mirando esa boca y me imagino cómo sería besar esos labios, chuparle la boca. El solo hecho de tener este tipo de pensamientos me pone duro al instante.

-Nada, maestra, cosas del colegio -dice sin apenas mirarme a los ojos. Pero por un momento, su mirada se encuentra con la mía y veo que su alma es inocente, y en ese momento me siento mal por agradarme. - ¿Qué opinas de la escuela?

-Esta es una buena escuela. Pero dime, ¿es este tu último año aquí? - cuestiono, aún encantado por su mirada.

- Sí, este es mi último año - responde como si quisiera huir de aquí y no la culpo por eso.

- ¿Tiene la intención de hacer un curso o ir directamente a la universidad? - pregunto en un intento de saber más sobre ella. Quiero preguntarle si tiene novio, pero no puedo. Por mucho que quiera, no debería hacerlo.

- Aún no lo sé, profesor - responde mi ángel sin dejar de mirarme. Observo que algunos estudiantes pueden sentir curiosidad por saber por qué un maestro está en la mesa con los estudiantes. Ahí es donde entran los comentarios desagradables.

- ¿Y usted, señorita Gabriela? - pregunto y veo que ella duda en responder. Esto es típico de los adolescentes que aún no saben qué quieren ser.

- Yo tampoco lo sé, profesor - responde.

Todos estábamos en silencio. Lo que más me gustaría es poder quedarme aquí con ella y hablar más, pero ya he visto a algunos profesores mirándome con curiosidad y decido salir y visitar otras mesas con otros alumnos. Un poco de mala gana, pero será necesario para que nadie sospeche nada.

- Bueno, las voy a dejar chicas y voy a hablar con los profesores - digo. Noto que mi ángel me mira a los ojos y su expresión cambia, mostrando que no le gusta nada. ¿Melissa siente algo por mí o soy solo yo? Me levanto y le doy la espalda.

- Mel, ¿qué cara es esa? - Pregunta Gabriela, pero ya me estoy alejando y no puedo escuchar su respuesta.

Me acerco a un profesor que aún no conocía. Empezamos a hablar y ella fue bastante amigable. Siento que me están observando. Miro a mi alrededor y veo que mi ángel es el que me mira. Ella todavía se siente incómoda.

Sigo hablando con la maestra Leticia, le hago preguntas sobre el colegio y ella me cuenta todo. Me alegra ver que la escuela es realmente buena. Veo a mi ángel salir con su amiga, y quiero correr tras ella, tomarla de los brazos y demostrarle que no me interesa nadie más que ella.

Me despido del profesor y me dirijo directamente a las mesas de los demás alumnos, intentando encajar. Al principio les parece extraño, pero al final todos nos reímos y charlamos agradablemente. Pronto suena el timbre y todos volvemos a la habitación. Durante el resto de la mañana no volví a ver a mi ángel. Lo cual fue una pena.

Suena el timbre de salida, los alumnos se despiden rápidamente, ansiosos por salir del colegio. Empaco todas mis cosas y voy al estacionamiento, me subo a mi auto y me dirijo a casa, siempre pensando en Melissa, quien nunca sale de mi mente. Tu perfume parece estar sobre mí, como si estuviera impregnado de mi cuerpo.

Voy directamente a mi habitación, me quito la ropa y me pongo algo más cómodo. Sigo pensando en todo lo que pasó. Suena mi celular, miro la pantalla y veo que es mi amigo Lucas.

- Bueno, bueno, los que están vivos siempre aparecen - digo apenas atiendo la llamada.

- Ahora, ¿cómo estás, profesora sexy? - se burla y pone los ojos en blanco.

- ¡Estoy bien! Dime, ¿me extrañas? -bromeo, riendo.

- Definitivamente eres un idiota - dice, haciéndome reír aún más.

-Sé que me amas-bromeo.

- ¿Dónde escuchaste estas tonterías, eh?

- Lo sé. Ahora dime, ¿hay algún problema? pregunto.

- En verdad no. me gustaria mucho salir con uno amigo - dice en tono suplicante y sufriente, haciéndome reír a carcajadas de él.

- Vamos al centro comercial, ¿qué te parece?

Quién sabe, tal vez me quite ese ángel pecador de la cabeza de una vez por todas.

- Claro que sí, entonces aprovechas y me cuentas sobre tu primer día de clases.

- Belleza. ¿Qué te parece si nos reunimos para almorzar allí, así no tengo que calentarme nada?

-Vamos sí. Hasta pronto - responde y desconecto la llamada.

Voy directamente a mi computadora e inicio sesión en Facebook, compruebo que tengo algunos mensajes de antiguos alumnos y profesores de los que todavía soy amigo. En la parte de búsqueda ingreso el nombre de la escuela y me aparece una página y un grupo. Entro a la página y leo lo que dicen del colegio, y es cuando me llama la atención una foto de una niña. Hago clic y soy dirigido a su perfil. Melissa se ve hermosa en la foto. Hojeo las publicaciones que están en modo público y veo que a ella le gustan muchos libros y juegos. Envío una solicitud de amistad. Mi teléfono celular suena una vez más y veo que es la Sra. Aline, mi cariñosa madre.

- Hola mamá. ¿A qué debo el honor de la conexión?

- No me vengas con eso, Edu. ¿Dime quién es esta chica? - pregunta sin rodeos.

- ¿Qué chica? - Actúo como si no entendiera.

- No venga, señor Eduardo, lo conozco y sé muy bien que ya conoció a su amor - dice, sin paciencia.

                         

COPYRIGHT(©) 2022