Capítulo 5 Estatus migratorio

Capítulo 5- Estatus migratorio

Pov Sapphira

Me gustaría poder contarle a Julián que ese imbécil fue el quien casi me arrolló, pero conociéndolo, me echará la culpa a mí, y tiene razón. Fue mi responsabilidad que casi me matara, pero eso no le da derecho al imbécil a tratarme como lo hizo. No conforme con eso, también fue a mi trabajo a molestar.

«Bueno, tampoco es que sea adivino, para saber en dónde trabajaba, por lo que digamos que eso fue una coincidencia»

Entonces, para evitarme un regaño, preferí guardarme el comentario, e irme a dormir. No creó que exista la posibilidad de volver a verlo en mi vida, por lo que descansé plácidamente.

*** ***

Al día siguiente me encontraba en la tienda ordenando algunas cosas, cuando de repente suena la campana, así que como me corresponde salgo a recibir el cliente, el cual apenas veo, noto que se trata de un oficial de migración.

-Buenas tardes, señorita, ¿me puede ayudar con su documentación?

Pregunta el oficial frente a mí y en ese momento mis piernas empiezan a temblar como gelatina, al ver que estoy atrapada, sin saber qué decir.

-Señor yo...

Mis manos se entumecieron, y mi boca se secó, al saber que posiblemente me deportarían, y bajando mi rostro, admití sin más.

-Yo no poseo documento... Soy ilegal.

Respondí con voz temblorosa, y en ese instante, como caída del cielo, llega Rocío, para salvarme, lo cual agradezco.

-Buenas tardes, oficial, ¿algún problema?

Pregunta ingresando al lugar con una enorme sonrisa, la cual es característica en ella, y centrando la mirada en Rocío a mi lado, él, le responde.

-¿Señora está usted consciente que tiene a una indocumentada trabajando en su local?

El oficial coloca sus brazos en jarra, frente a Rocío, y yo solo pienso...

«Esto cada vez se pone peor»

-Por supuesto oficial, pero tengo entendido que ella aún tiene un lapso de tiempo para regular su estatus migratorio ¿No es así?

Con dulzura, ella solo responde, y permaneciendo de la misma manera, él solo exhala una bocanada de aire, pareciendo no muy conforme por su respuesta.

-Por supuesto, señora, ¿pero sabe lo que implica eso? Señorita...

Dirigiéndose a mí esta vez, siento que me desmayaré allí mismo, y asintiendo sin saber lo que pretende, él me pide.

-¿Me podría ayudar con un documento de identificación?

Llena de miedo, desvío mi vista a Rocío, la cual me hace una seña con la cabeza que lo obedezca, y buscando con manos temblorosas mi cédula de identidad, se la paso al oficial, quien la mira de inmediato y a mí de vuelta.

-Señorita Sapphira Valmont, tiene un lapso de tiempo de 60 días para regularizar su estatus migratorio, si no será deportada a su país de origen. Una vez notificada, el tiempo empezará a correr.

Al terminar de escuchar lo que ha dicho, siento como un balde de agua fría cae sobre mí.

¿Es miedo?

¿Es desesperación?

No lo sé, solo sé, que gasté todos mis ahorros para llegar a aquí, y ahora perderé todo de un momento a otro, solo porque no tengo la más mínima idea de lo que haré para quedarme.

-Muchas gracias, oficial, que tenga buenas tardes.

Habla, Rocío, ya que yo quedé muda después de lo que dijo, y saliendo el oficial de la tienda un instante después, yo quedé en trance sin emitir palabra alguna.

¿60 días?

¿Tengo solo 60 días, para arreglar un estatus migratorio que ni siquiera sé por donde iniciar, ya que no conozco a nadie en esta ciudad?

Eso no es nada, ese tiempo pasa volando, sin contar que tengo que sacar muchos papeles, que conllevan gastar mucho dinero, dinero que no tengo, porque por ahora soy una mantenida de mi hermano

Rocío nota que estoy a punto de colapsar, y guiándome hasta una silla, me hace tomar asiento para tratar de calmarme.

¿Es en serio?

¿Tanto qué me costó llegar aquí y no tengo ni un mes, y ya me van a regresar?

Rocío, al ver que no reacciono enseguida, me tiende un vaso de agua, el cual tomó de una sola vez, y bajando mi rostro, sintiendo mi corazón acelerado, la escuchó murmurar.

-No te preocupes, Sapphira, haremos lo posible para ayudarte. Con suerte y con un buen abogado, lograremos poner todo en orden y así te podrás quedar conmigo.

Las palabras no salieron de mi boca, debido a la impresión, no sabía qué haría, pero no me daría por vencida así nada más. No cuando lo único que me queda es Julián, del cual no me separaré de nuevo así nada más.

Estando ya un poco mejor, continúo con mi trabajo, Rocío tiene razón, aún tengo una posibilidad de ordenar todo, y para eso tengo 60 días, solo espero que todo vaya mejorando, si no, no sabría qué hacer.