Capítulo 2 La sombra en la plaza

La mañana siguiente en Seraphius se presentó fresca y brillante. El sol ascendía lentamente por el horizonte, dispersando la bruma matutina y bañando el pueblo con una luz dorada. Después de una noche reparadora en la posada, Liora se despertó con una renovada determinación. Decidió aprovechar la mañana para explorar el mercado local y familiarizarse más con el pueblo.

El mercado estaba en plena actividad cuando Liora llegó. La plaza, con sus puestos coloridos y el bullicio de los habitantes, ofrecía un espectáculo vibrante. Los residentes intercambiaban productos y noticias, creando un ambiente animado y acogedor. Liora observó cómo los comerciantes montaban sus puestos, colocando frutas frescas, especias aromáticas y artesanías elaboradas. El aire estaba lleno de los aromas de la mañana: pan recién horneado, hierbas y especias.

Mientras paseaba entre los puestos, su atención fue capturada por un hombre que parecía destacar entre la multitud. Vestía una capa oscura que, a pesar de la luz del sol, parecía mantener una sombra propia. Su porte y la forma en que examinaba cada objeto con una mirada minuciosa indicaban que no era un simple comprador. Este hombre estaba parado frente a un puesto de antigüedades, observando un reloj de sol antiguo con un interés profundo.

Movida por la curiosidad, Liora se acercó con cautela, sin querer interrumpir la atención del hombre. Decidió iniciar una conversación casual para conocer más sobre él y tal vez obtener alguna pista sobre el artefacto que buscaba.

-Buenos días -dijo con una sonrisa, intentando sonar natural-. Es fascinante ver cómo los objetos antiguos pueden tener tantas historias. Este reloj de sol, por ejemplo, parece tener un encanto especial.

El hombre levantó la vista lentamente. Sus ojos grises reflejaban un interés sereno, y Liora notó una chispa de curiosidad en su mirada.

-Buenos días -respondió con tono calmado-. Sí, cada pieza antigua tiene su propia historia. Este reloj de sol me intriga, ya que a menudo los objetos de esta época contienen detalles únicos.

Liora notó que, aunque el hombre parecía familiarizado con el mercado, había una calidad reservada en su forma de hablar. Decidió seguir con una conversación general, evitando preguntas directas sobre su presencia en el pueblo.

-He estado explorando Seraphius y observando cómo la gente aquí parece tener una conexión profunda con su historia. ¿Siempre ha vivido aquí?

El hombre se giró ligeramente hacia ella, su actitud relajada pero contemplativa.

-No, me he mudado recientemente. Me interesa conocer más sobre las historias y leyendas del pueblo. Creo que Seraphius tiene un pasado fascinante que merece ser explorado.

Aunque la respuesta era algo vaga, la manera en que hablaba y su interés en la historia del pueblo dejaron una impresión en Liora. Sin embargo, no quiso presionar más en ese momento y continuó explorando el mercado, dejando al hombre con su reloj de sol.

Más tarde, se dirigió a la biblioteca del pueblo, esperando encontrar información adicional. Sin embargo, al llegar, se encontró con una sorpresa: la biblioteca estaba cerrada temporalmente para renovación. Frustrada pero no desalentada, pensó en alternativas y recordó la recomendación que había recibido de Margot, la dueña de la tienda de antigüedades, sobre consultar a Eleanor.

La cabaña de Eleanor, situada en las afueras del pueblo, tenía un aspecto acogedor con su jardín floreciente que reflejaba la calidez de la anciana. Liora caminó por el sendero de piedra que llevaba a la puerta de la cabaña, rodeada de flores y plantas bien cuidadas. Al llegar, fue recibida con una sonrisa amable por parte de Eleanor, quien, sin vacilar, la invitó a entrar.

-He oído que conoce mucho sobre la historia y las leyendas de Seraphius -comentó Liora mientras cruzaba el umbral-. Me encantaría aprender más sobre el pasado del pueblo.

Eleanor, una mujer de edad avanzada con un aura de sabiduría y calidez, mostró un interés inmediato en la visitante. Sus ojos, de un azul claro y agudo, parecían reflejar la profundidad de su conocimiento.

-Me alegra que te intereses por la historia de nuestro pueblo -dijo Eleanor mientras preparaba una tetera-. Hay muchas historias interesantes que se han transmitido de generación en generación. A veces, los detalles que se encuentran en relatos orales pueden ser tan valiosos como los textos escritos.

Mientras se acomodaban en una sala decorada con tapices y muebles antiguos, Eleanor comenzó a relatar historias sobre los antiguos guardianes del pueblo y eventos históricos significativos. Liora escuchó atentamente mientras la anciana describía cómo estos guardianes habían protegido al pueblo de amenazas externas y habían preservado el equilibrio en tiempos de crisis.

-Algunos de estos relatos se encuentran en los textos antiguos que guardamos en la biblioteca -comentó Eleanor-. Aunque la biblioteca está cerrada ahora, puedo ofrecerte lo que recuerdo de los relatos y documentos que han sido parte de nuestra tradición.

Liora tomó nota mental de cada detalle, apreciando la perspectiva única que Eleanor ofrecía. Las historias proporcionaron un contexto valioso y nuevas pistas, aunque no directamente relacionadas con el objeto que ella buscaba. La conversación se extendió por más de una hora, y mientras el sol avanzaba por el cielo, Liora sintió que había aprendido más sobre el trasfondo histórico de Seraphius.

Cuando la conversación terminó, era poco más de media tarde. Liora se despidió de Eleanor con gratitud y salió de la cabaña con un sentimiento de satisfacción moderada. Aunque la información recibida no era exactamente lo que había esperado, le proporcionó un marco más claro para su investigación.

Decidida a aprovechar el resto del día, Liora decidió pasear por el pueblo para obtener una visión más completa de la vida local. Caminó por las calles estrechas y empedradas, observando la arquitectura antigua y la vida cotidiana de los habitantes. Se detuvo en una cafetería local donde tomó una infusión de hierbas mientras observaba cómo los lugareños interactuaban entre sí. La tranquilidad del lugar y la amabilidad de los residentes le proporcionaron una sensación de familiaridad.

Al caer la tarde, decidió caminar por un pequeño parque en las afueras del pueblo, buscando un lugar tranquilo para reflexionar sobre el día. El parque estaba lleno de flores y árboles que proyectaban sombras suaves en el césped. Liora se sentó en un banco y comenzó a repasar las notas mentales que había tomado.

Mientras estaba allí, observó al hombre del mercado caminando por el sendero del parque, aparentemente disfrutando de la misma tranquilidad que ella. Él se detuvo al ver a Liora en el banco y, tras un momento de indecisión, se acercó con una sonrisa amistosa.

-Parece que Seraphius también ofrece belleza natural además de su historia -dijo el hombre, con un tono relajado.

Liora levantó la vista y sonrió, sorprendida de encontrarlo allí.

-Sí, es un lugar muy encantador. Estaba pensando en todo lo que he aprendido hoy. La historia del pueblo es realmente fascinante.

-Estoy de acuerdo. Me llamo Rolan, por cierto -dijo él, ofreciendo una mano amistosa-. Me alegra conocerte fuera del bullicio del mercado.

-Encantada de conocerte, Rolan. Soy Liora -respondió ella, estrechando su mano con una sonrisa cálida.

El intercambio de nombres llevó a una conversación más profunda sobre sus experiencias en el pueblo. Rolan compartió sus observaciones sobre la arquitectura y la gente de Seraphius, y Liora le habló sobre su fascinación por la historia del lugar. La conversación fluyó con facilidad, y ambos encontraron una conexión inesperada en sus intereses compartidos.

-Parece que ambos apreciamos la riqueza de la historia y la cultura local -comentó Rolan, su mirada fija en Liora con un interés genuino.

Liora notó una chispa de curiosidad en los ojos de Rolan y sintió que había algo especial en su presencia. La conexión que sentía era sutil, pero evidente, y su conversación se convirtió en una oportunidad para conocerse mejor.

Finalmente, el sol comenzó a descender y el parque se llenó de un resplandor dorado. Rolan y Liora continuaron charlando hasta que el crepúsculo envolvió el paisaje. Mientras se despedían, Rolan le ofreció su contacto, sugiriendo que podría encontrarse con ella nuevamente para discutir más sobre Seraphius.

-Me encantaría seguir explorando estas historias contigo -dijo él con una sonrisa-. Tal vez podamos encontrarnos en otro momento.

Liora aceptó con gusto, sintiendo una mezcla de emoción y anticipación. Con un último adiós, se dirigió de regreso a la posada, reflexionando sobre el encuentro y la posibilidad de un vínculo que podría crecer con el tiempo.

Con el cielo oscureciendo y las luces de la posada parpadeando en la distancia, Liora se recostó en su cama con una sensación de propósito renovado y una curiosidad que iba más allá de su investigación inicial.

            
            

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