Un amor prohibido con el CEO
img img Un amor prohibido con el CEO img Capítulo 4 Nervios
4
Capítulo 6 Colocarla en su sitio img
Capítulo 7 ¿Quién se cree img
Capítulo 8 Hechizada img
Capítulo 9 Deseos img
Capítulo 10 De nuevo en sus brazos img
Capítulo 11 ¡Corre! img
Capítulo 12 La deseo img
Capítulo 13 Encerrada img
Capítulo 14 Enredos img
Capítulo 15 Angustia img
Capítulo 16 Suave beso img
Capítulo 17 Encuentro img
Capítulo 18 Fastidio img
Capítulo 19 Triunfo img
Capítulo 20 Loca img
Capítulo 21 Mia img
Capítulo 22 Dolor img
Capítulo 23 Arrancarle el cuello img
img
  /  1
img

Capítulo 4 Nervios

Leticia

Nicolás está claramente loco, o simplemente perdió la razón, si, eso es, él perdió la razón.

-¡Suéltame Nicolás! -dije y lo empuje bruscamente, no importó que me viera desnuda, al contrario, me encantó que lo hiciera, sé que le gusta, lo veo en sus ojos.

-Amor, ¿Con quién hablas?, abre la puerta. -Gire mi rostro hacia la puerta, este jueguito de Nicolás puede hacer que todo el terreno que he conseguido con Mark se vaya a la mismísima basura, y ahora no puedo perderlo todo.

-Ya voy amor, es solo la radio -dije mientras veía la mirada dominante de Nicolás, la cual se clavó justo en mí.

-Si no quieres que tú papito te vea es mejor que te metas a la tina, y aguantes tu respiración, ¿Por qué que crees? en este momento voy abrir la puerta -dije sin titubear, caminé hacia él y dejé un beso en sus labios.

Si, sé que no debí hacerlo, pero qué más da, él empezó primero y yo por supuesto estoy dispuesta a seguir con la guerra que él mismo me declaro.

-¡Eres una maldita hipócrita! -bufo detrás de mí, pero no me iba a permitir que me siguiera tratando de esta manera, tome una toalla y enrede mi cuerpo y caminé hacia la puerta.

Si, me moría de los nervios que Nicolás no se metiera en la tina, pero era un riesgo que debía tomar, solo suspiré profundo giré la perilla y abrí la puerta.

-¡Gatito! -dije con mi voz chillona mientras me pegaba a su cuello como un bendito chimpancé, traté de no mirar hacia atrás.

-¡Ratoncita!, ¿qué tanto hacías en el baño, ratoncita? Eh -dijo Mark mirando absolutamente todo.

Me giré con algo de nervios y afortunadamente Nicolas no estaba detrás de mí, bueno si estaba, ahora solo espero sacar a Mark rápido del baño, o de lo contrario Nicolás se ahoga.

-Nada gatito, solo me bañaba para estar linda solo para ti -dije. Lleve mi boca a sus labios y lo bese apasionadamente.

Aunque por dentro me estaba muriendo de nervios.

-Eso me encanta, pero ahora te quiero que me complazcas -dijo mientras sus manos se resbalaban por la toalla la cual era tirada al piso.

No, no puedo ahora no, Nicolás se va ahogar. Algo debo hacer. Mark me tomó en sus brazos y me llevó justo hacia la mesa que había aún lado de la tina.

A comparación a otros días Mark estaba más intenso en sus besos, en las ganas de hacerme el amor, por supuesto que debía dejar, pero ahora no era el momento.

-¡Espera amor!, déjame respirar, acuérdate que la cena con los empresarios es en una hora y si seguimos así, nunca voy a terminar de vestirme -dije colocando una mano en medio de los dos.

Dejo salir una sonrisa ladeada mientras me sujetaba con más fuerza, y besaba nuevamente con desesperación.

-Está bien muñequita, arréglate, yo me daré una ducha antes de salir -dijo Nicolás.

Abrí mis ojos y boca al escuchar sus palabras, no puedo dejarlo solo y menos en el baño.

-¡No! -grité.

-¿No qué? -dijo arqueando una ceja.

-Que debes estar bastante agotado, mejor te bañas cuando lleguemos de la cena, acuérdate que me debes algo -dije picarona llevando mis manos a su entrepierna y así tocar su polla.

Una mirada lasciva se dibujo en su rostro, me tomó de nuevo en sus brazos para bajarme de la mesa. Y sin pensarlo un segundo lo tome de la mano hasta llevarlo afuera del baño.

No sé cómo lo hice, pero respiré profundo al ver que decidió ir a la biblioteca mientras yo terminaba de arreglarme.

-No entiendo cómo pude alguna vez poner mis ojos en una mujer como tú, sí evidentemente eres una basura. -Puse un brinco al escuchar la voz de Nicolás detrás de mí. Dios se me había olvidado que él seguía aquí, tanto que ni siquiera me di cuenta en qué momento salió del baño.

-¡Lárgate! Ahora no tengo tiempo para tus reclamos vacíos -dije caminando hacia el tocador.

-¡Vacíos! -vociferó tomando fuertemente de mi brazo.

-¡Suéltame! Vaya que se te está haciendo costumbre tomar mi brazo cuando tú quieras -dije jalando mi brazo.

Su mirada estaba llena de arrogancia, tanto que podía jurar que había odio, no solo en su mirada si no también en su corazón.

-Así que te parecen reclamos vacíos, vaya, vaya, qué fácil te resultó jugar conmigo, que fácil te resultó dejarme por ir detrás del pez grande, no sé por qué sigo en frente de ti, si lo único que me provocas es repulsión -exclamó con todo el odio que podía expresar por mí, vaya novedad.

-Si quieres pensar que jugué contigo, piensa lo que te dé la gana, ya te lo dije una vez, él si es un verdadero hombre en cambio tú dejas mucho que desear. ¡Lárgate!, no pienso repetirlo nuevamente -dije, me giré y caminé hacia el tocador.

No niego que me dolieron sus palabras, así como no niego que muero por qué me haga suya, pero no pienso dejar que me humille, eso nunca.

Afortunadamente Nicolas salió de mi habitación, y al fin pude respirar tranquila. Terminé de arreglarme en tiempo récord.

Me decidí por un vestido rojo carmesí ceñido al cuerpo, me gusta mostrar mi cuerpo, y que los hombres vean lo hermosa que soy, digamos que me encanta ver lo que provocó en los hombres.

Me encanta ver sus miradas llenas de lujuria, como tratan de disimular cuando tienen a sus mujeres al lado, definitivamente me encanta verlos arder por mí.

-¡Estás hermosa gatita! -Me giré al sentir las manos de Mark sobre mi cintura, su boca atrapó a la mía y por breves minutos imaginé que era Nicolás quien me besaba. Definitivamente debo estar loca.

Mis manos fueron a su cuello, y mi boca jugaba con la suya. Las manos de Mark fueron a mis muslos los cuales estaban realmente erizados por su tacto, pero su aroma me trató de nuevo a la realidad, no era Nicolás, era Mark y aunque es un hombre demasiado guapo, mi cuerpo pide a gritos estar con Nicolás.

-¿Te sucede algo muñequita? -dijo al ver que me separé bruscamente de él.

-No, para nada, solo que ya es tarde y recuerda que los empresarios no deben esperar mucho -dije.

-Antes de irnos quisiera darte un regalo -dijo.

Abrí mis ojos de par en par de emoción, al ver frente a mí una hermosa gargantilla de diamantes, no lo dude un segundo me giré para que Mark la colocara en mi cuello desnudo el cual ahora se ve mucho más atractivo de eso no me queda la menor duda.

Salte a sus brazos y le di un enorme abrazo, él si sabe cómo tratarme, después de todo es lo mínimo que me merezco.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022