Un amor en secreto.
img img Un amor en secreto. img Capítulo 4 Meses atrás
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Capítulo 6 Corazón roto img
Capítulo 7 Capitulo 7 img
Capítulo 8 Capitulo 8 img
Capítulo 9 Capitulo 9 img
Capítulo 10 Nacimiento de Maximo img
Capítulo 11 Avy regresa img
Capítulo 12 Aclarando sus sentimientos img
Capítulo 13 Capitulo 13 img
Capítulo 14 Capitulo 14 img
Capítulo 15 Capitulo 15 img
Capítulo 16 Capitulo 16 img
Capítulo 17 Capitulo 17 img
Capítulo 18 Capitulo 18 img
Capítulo 19 Capitulo 19 img
Capítulo 20 Capitulo 20 img
Capítulo 21 Capitulo 21 img
Capítulo 22 Capitulo 22 img
Capítulo 23 Capitulo 23 img
Capítulo 24 Capitulo 24 img
Capítulo 25 Capitulo 25 img
Capítulo 26 Capitulo 26 img
Capítulo 27 Capitulo 27 img
Capítulo 28 Capitulo 28 img
Capítulo 29 Capitulo 29 img
Capítulo 30 Capitulo 30 img
Capítulo 31 Capitulo 31 img
Capítulo 32 Capitulo 32 img
Capítulo 33 Capitulo 33 img
Capítulo 34 Capitulo 34 img
Capítulo 35 Capitulo 35 img
Capítulo 36 Capitulo 36 img
Capítulo 37 Capitulo 37 img
Capítulo 38 Capitulo 38 img
Capítulo 39 Capitulo 39 img
Capítulo 40 Capitulo 40 img
Capítulo 41 Capitulo 41 img
Capítulo 42 Capitulo 42 img
Capítulo 43 Capitulo 43 img
Capítulo 44 Capitulo 44 img
Capítulo 45 Capitulo 45 img
Capítulo 46 Capitulo 46 img
Capítulo 47 Capitulo 47 img
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Capítulo 4 Meses atrás

Avy estaba de vuelta en la ciudad después de meses de ausencia. Había pasado tiempo en París, perfeccionando su técnica en diseño de joyas, aprendiendo de los mejores y empapándose de la magia de las tendencias europeas. Había sido una experiencia inolvidable, pero regresar a casa tenía un sabor especial. Extrañaba a su familia, a quienes adoraba con toda su alma. Sin embargo, había alguien más a quien anhelaba ver, alguien que ocupaba su mente mucho más de lo que quería admitir: Marcus, el mejor amigo de su hermano Eliezer y su amor secreto desde que tenía memoria.

Aquel sentimiento era su secreto mejor guardado. Siempre lo había admirado desde lejos, temiendo arruinar la amistad o que él solo la viera como la "hermanita" de su amigo. Aun así, no podía evitar emocionarse con la posibilidad de encontrárselo.

Ese día, tras arreglarse con esmero, Avy bajó a desayunar con sus padres. Estaba radiante, con un vestido sencillo, pero elegante que resaltaba su figura, y una sonrisa que iluminaba el ambiente.

-Buenos días, mamá, papá -saludó con entusiasmo mientras tomaba asiento.

-Buenos días, cariño. Te ves hermosa hoy -respondió su madre con ternura.

-Y feliz -añadió su padre, observándola con orgullo -¿Dormiste bien?

-Perfectamente. Estoy tan emocionada de estar en casa -respondió Avy mientras comenzaba a servir un poco de café -Por cierto, tengo tantas ideas que quiero compartir con ustedes.

Durante el desayuno, les contó anécdotas de su viaje, las técnicas que había aprendido y sus planes de negocio. Sus padres la escuchaban con atención, cada vez más impresionados por la mujer en la que se había convertido: decidida, talentosa y apasionada por su trabajo.

Sin embargo, notó la ausencia de su hermano Eliezer. Le hacía falta esa complicidad entre hermanos que siempre habían compartido. Decidió visitarlo en la empresa familiar.

Cuando llegó, fue recibida cálidamente por la secretaria, quien la dejó pasar de inmediato. Al entrar a la oficina de su hermano, se encontró con una imagen que la dejó sin aliento. Allí estaba Marcus, sentado frente a Eliezer, conversando sobre algún tema de negocios.

-Hola, Marcus -saludó Avy, esforzándose por ocultar sus nervios.

-Hola, hermanito -añadió, dirigiéndose a Eliezer con una sonrisa.

Eliezer levantó la vista, sorprendido.

-¡Avy! No sabía que vendrías. ¿Cuándo llegaste?

-Anoche. Quería sorprenderlos a todos -respondió ella, acercándose a darle un abrazo.

Marcus se levantó, mostrando esa sonrisa encantadora que siempre hacía que el corazón de Avy latiera más rápido.

-Hola, lindura. Hoy te ves hermosa -dijo, dándole un abrazo y dejando un beso en su mejilla.

Avy sintió cómo sus mejillas se sonrojaban, pero disimuló con una risa nerviosa.

-Gracias. Tú también luces muy bien. Ese traje azul te queda perfecto -comentó, sin pensarlo mucho.

-Bueno, ¿qué les parece si vamos a comer? -propuso Eliezer -Así me cuentas todo con calma.

-¡Me parece genial! -respondió Avy, mirando fugazmente a Marcus antes de girarse hacia su hermano.

-Los dejo, chicos. El trabajo me llama -dijo Marcus, recogiendo sus cosas. Al pasar junto a Avy, le susurró -Cuídate, lindura.

Ella sintió un leve escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar su voz tan cerca.

El resto del día lo pasó con su hermano, disfrutando de una comida relajada y recordando momentos de su infancia. Avy se sentía feliz de recuperar esa conexión con Eliezer. Cuando regresaron a casa, cenaron con sus padres, compartiendo risas y anécdotas.

Esa noche, después de darse un baño, Avy bajó a su taller. Tenía un pedido especial que entregar y quería que todo fuera perfecto. Mientras trabajaba en sus diseños, su mente viajaba inevitablemente hacia Marcus. No podía evitar imaginar cómo sería si él compartiera sus sentimientos.

Por su parte, Marcus también pensaba en ella. La imagen de Avy, radiante en su vestido, con su perfume embriagador, no dejaba de rondar su mente. Desde que la conocía, siempre había sentido algo especial por ella, pero el miedo a arruinar su amistad lo detenía.

Al día siguiente, Avy tenía una reunión con un cliente, pero antes de eso, había quedado de desayunar con su amiga Kelly. Se encontraron en su café favorito, donde se dieron un abrazo fuerte, felices de verse tras tanto tiempo.

-¡Por fin te veo! Siempre estás ocupada -le dijo Kelly, riendo.

-Tú tampoco te quedas atrás. Siempre viajando por el mundo -respondió Avy, sonriendo.

Mientras conversaban, Kelly notó algo que captó su atención.

-Avy, mira quién acaba de entrar -dijo, señalando discretamente hacia la entrada del café.

Avy giró la cabeza y sintió cómo su corazón se aceleraba. Era Marcus.

-¿Aún babeas por él, verdad? -preguntó Kelly con una sonrisa pícara.

-¡Shh! No hables tan fuerte -respondió Avy, nerviosa -Y no, no estoy babeando.

-Claro que sí. Lo veo en tus ojos. Amiga, tienes que hacer algo. Háblale, dile lo que sientes.

-No puedo. Él es el mejor amigo de mi hermano. Solo me ve como una hermana pequeña.

-Eso no lo sabes. Además, ¿quién puede resistirse a una mujer como tú?

Avy estaba a punto de responder cuando escuchó una voz conocida.

-Hola, lindura. Nos volvemos a ver -dijo Marcus, acercándose a su mesa con dos cafés en la mano.

Avy sintió que el aire se detenía.

-Hola, Marcus. ¿Qué tal tu día? -intervino Kelly, notando que su amiga estaba demasiado nerviosa para hablar.

-Bien, gracias. Pasaba por aquí y las vi. Quise saludarlas -respondió él con una sonrisa.

-¿No tienes planes para hoy? Podríamos invitarte a unirte a nosotras -sugirió Kelly, buscando provocar alguna reacción.

-Gracias, pero tengo una reunión en un rato. Tal vez en otra ocasión.

-Claro, otro día será -respondió Avy, finalmente encontrando su voz.

-Cuídense, linduras. Fue un placer verlas -dijo Marcus antes de salir del café.

Kelly esperó unos segundos antes de mirar a Avy con una sonrisa traviesa.

-Amiga, ¿en serio vas a dejar pasar esta oportunidad?

-No sé, Kelly. Es complicado.

-Lo que es complicado es que sigas suspirando por él y no hagas nada.

El resto del día transcurrió con normalidad para Avy, pero su mente seguía ocupada por aquel breve encuentro con Marcus. En algún lugar, una chispa de esperanza comenzaba a encenderse, aunque el miedo seguía siendo un obstáculo.

Esa noche, mientras diseñaba una nueva pieza, se preguntó si algún día sería capaz de reunir el valor para confesar lo que sentía. Lo que no sabía era que, en ese preciso momento, Marcus también pensaba en ella, debatiéndose entre el deseo de declararle su amor y el temor de perderla para siempre.

Los dos, atrapados en sus propios mundos de dudas y anhelos, soñaban con un futuro que quizá estaba más cerca de lo que imaginaban.

            
            

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