Capítulo 2 Intriga y confesiones

Lucía observó cómo Alejandro y Valeria se alejaban, su corazón lleno de dudas e inseguridades. La presencia de Valeria había sembrado una semilla de incertidumbre, y mientras el estudio volvía al silencio, Lucía no podía sacarse de la cabeza la fría mirada de aquella mujer.

Con un suspiro, se dejó caer en una silla, intentando calmar su mente. Sus pensamientos la llevaron de vuelta a la noche anterior, a un sueño que había tenido. Era un sueño tan vívido que casi podía sentir la calidez del momento y la emoción la dominaba, haciéndola dar vueltas entre las sábanas.

En su sueño, estaba con Alejandro en un pequeño restaurante francés, íntimo y acogedor. Las luces suaves creaban un ambiente mágico, y la música de fondo era una tierna caricia de violines y piano. Alejandro, vestido con un elegante traje negro, la miraba con intensidad. El fuego en sus pupilas hacía que su corazón latiera con fuerza.

- Lucía, eres lo más maravilloso que ha ocurrido en mi vida -. Le había dicho Alejandro, tomando su mano suavemente sobre la mesa. Sus palabras eran como un bálsamo para su alma, llenándola de una calidez que nunca antes había sentido.

- Y tú eres el hombre que siempre he soñado - contestó con voz temblorosa.

El ambiente estaba cargado de electricidad, una conexión profunda que parecía trascender el tiempo y el espacio. Le parecía conocerlo desde siempre y haberlo extrañado toda la vida. Alejandro era la parte de sí misma que nunca supo que le faltaba.

Después de la cena, Alejandro la llevó a un paseo bajo la luz de la luna. El parque estaba desierto, y la noche era perfecta. El murmullo de la fuente cercana los arrullaba y la brisa juguetona de otoño arremolinaba las hojas ocres a su alrededor. . Caminaban de la mano, y a cada paso parecían estar más cerca el uno del otro.

Alejandro se detuvo bajo un árbol antiguo, su tronco era ancho y robusto y sus ramas parecían extenderse sin fin hacia las estrellas de plata que adornaban la noche.

- Lucía, quiero que sepas que nunca había sentido esto por nadie -. Confesó con absoluta sinceridad. - Contigo, todo parece tener sentido, cada cosa que he soñado. Cada experiencia en mi tortuosa vida, cada una de ellas me estaban preparando para este momento, la vida me estaba preparando para encontrarte.

Lucía lo miró, con los ojos llenos de lágrimas, lágrimas de felicidad.

- Alejandro, yo siento lo mismo. Siento que he estado perdida sin ti, que mi destino está a tu lado -. Dijo, y se inclinó hacia él. Sus labios se encontraron en un beso lleno de pasión y sueños compartidos.

Las voces que pasaron por el exterior del estudio la arrancaron de la ensoñación. Lucía suspiró, deseando volverlo realidad. La incertidumbre de la situación actual la golpeaba con fuerza, pero el recuerdo del sueño avivaba una chispa de esperanza en su pecho. Sabía que había algo especial entre ella y Alejandro, algo que valía la pena luchar.

Mientras tanto, en la sala de reuniones, Alejandro y Valeria se enfrentaban en un tenso diálogo. La atmósfera se volvía cada vez más sofocante, con un silencio que pesaba como una losa entre cada palabra.

- No entiendo por qué tienes que aparecer ahora -. Protestó Alejandro, intentando mantener la compostura. Su voz apenas lograba ocultar la frustración y el nerviosismo, pero el odio en su mirada era innegable.

Valeria sonrió con frialdad, sus ojos fijos en él lo devoraban.

- Solo quería recordarte lo que solíamos tener - Susurró y en sus palabras, Alejandro adivinó una mezcla de dulzura y amenaza.

Ella se mordió los labios con una mueca lasciva y continuó.

- Y también para discutir esa fusión. Sabes que podría beneficiarme, y estoy dispuesta a ayudarte... a cambio de algo -.

Alejandro respiró hondo, tratando de mantener el control.

- ¿A cambio de qué? - preguntó, vacilante.

Valeria se inclinó hacia él. El aroma de su perfume lo envolvió, llevándolo de regreso a recuerdos que había intentado, con todas sus fuerzas, olvidar para siempre. Su voz baja y amenazante desgarró el silencio.

- Quiero una parte del trato, y quiero otra oportunidad entre nosotros. Sabes que aún tenemos química, Alejandro. Puedes tenerlo todo: el éxito empresarial y el amor... a mí.

Alejandro sintió un escalofrío recorrer su espalda.

-¿Y si me niego? -preguntó tratando de esconder el temblor en su voz mientras sus vista rehuía al pronunciado escote de Valeria.

- Cierto, olvidé que te gusta jugar brusco -. Valeria se alejó de nuevo. - Entonces, haré que todos esos secretos de la fusión salgan a la luz - dijo con una sonrisa. - No sobrevivirías al escándalo, y lo sabes-.

Entretanto, Lucía, incapaz de soportar la incertidumbre, decidió tomar acción. No podía quedarse al margen y permitir que alguien como Valeria interfiriera en lo que apenas estaba comenzando entre ella y Alejandro. Determinada, salió del estudio y se dirigió hacia la sala de reuniones.

Al acercarse a la puerta, escuchó claramente la amenaza de Valeria. Su corazón latía con fuerza mientras intentaba comprender la magnitud de lo que estaba en juego. Tomando una profunda respiración, golpeó suavemente y abrió la puerta.

- Perdón, Alejandro, creo que tenemos que hablar - dijo Lucía, su voz firme y su expresión calmada ocultaban las emociones que revoloteaban en su estómago.

Ambos se giraron para mirarla. Valeria levantó una ceja, divertida.

- Mira, que tierna. Parece que tienes una admiradora, Alejandro -. dijo con tono burlón.

Lucía dio un paso adelante, decidida a no dejarse intimidar.

- No sé quién es usted, ni qué relación tienes con Alejandro, pero no permitiré que interfiera en nuestro trabajo -dijo apretando los puños para esconder el temblor en sus manos.

Alejandro, impresionado por la valentía de Lucía, decidió que era momento de ser honesto, si quería mantener la cercanía con aquella mujer de fuego.

- Valeria y yo tuvimos una relación en el pasado-. Confesó, entre dientes. "Pero eso fue mucho antes de que me diera cuenta de lo que realmente quiero en una mujer.

Valeria soltó una carcajada que resonó en la sala como un eco helado.

-¿Y qué es lo que realmente quieres, Alejandro?- Lo desafió con la mirada.

Alejandro pasó a su lado, acercándose a Lucía . Tomó su mano y mirándola a los ojos confesó. - -Quiero construir algo nuevo, algo real. Con una mujer que no tenga miedo de decir lo que piensa, con alguien que sepa apreciar la vida de una manera especial. Alguien que mire el mundo a través de un lente sin avaricia o rencor. Y no voy a permitir que nada ni nadie se interponga en en mi camino.

Valeria lo miró furiosa.

-Siempre es así con los nuevos amores, pero nunca tardas en volver a mí. Veremos cuánto dura tu resolución- dijo antes de salir de la sala, estrellando la puerta tras de sí.

Lucía, aún estremeciéndose por la confesión, apretó la mano de Alejandro.

-¿Qué vamos a hacer ahora?- preguntó, su voz temblorosa.

Él la miró fijamente a los ojos.

- Tenemos que descubrir qué secretos esconde la fusión antes de que ella los revele. Es nuestra única oportunidad de mantener la empresa a salvo, y proteger nuestro futuro juntos.

En ese momento, un impulso irresistible lo hizo acercarse más. Inclinó la cabeza, la agarró por la cintura y, con una suavidad inesperada, rozó sus labios con los suyos.

Lucía sintió cómo su corazón se aceleraba, y el mundo a su alrededor parecía desvanecerse. Cuando finalmente se separaron, ambos se miraron con una nueva comprensión y esperanza.

-Vamos a enfrentar esto juntos - susurró Alejandro. - Contigo a mi lado nada podrá detenerme.

Lucía asintió, convencida que no había fuerza en el mundo capaz de derrotar a aquel hombre.

                         

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