Quédate conmigo, cariño
img img Quédate conmigo, cariño img Capítulo 4 No mueras aquí
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Capítulo 5 De repente estaba de buen humor img
Capítulo 6 Volverse tendencia en Twitter img
Capítulo 7 Es mi esposa img
Capítulo 8 Ricky estaba allí img
Capítulo 9 Diez años de amor img
Capítulo 10 Sé más consciente de tu lugar img
Capítulo 11 Fiebre repentina img
Capítulo 12 Se quedó a su lado toda la noche img
Capítulo 13 Su actuación fue impecable img
Capítulo 14 Él la estaba ayudando img
Capítulo 15 No puedes soportarlo un poco más img
Capítulo 16 El acoso de Michael img
Capítulo 17 La presencia del señor Jenner en el desfile img
Capítulo 18 Ni lo pienses img
Capítulo 19 No estaba embarazada img
Capítulo 20 Y qué si es mi problema img
Capítulo 21 Eso no había terminado img
Capítulo 22 No pudo cuidar a su propia esposa img
Capítulo 23 Como si ella no existiera img
Capítulo 24 Su explicación img
Capítulo 25 A solas con Ricky img
Capítulo 26 Deja de fingir timidez img
Capítulo 27 La persona más importante de su vida img
Capítulo 28 La llamada de Nicola img
Capítulo 29 Una salida en trío img
Capítulo 30 Intentó humillarla img
Capítulo 31 Tal acción fue probablemente intencional img
Capítulo 32 Hablaremos de esto más tarde img
Capítulo 33 Estoy en un pequeño problema img
Capítulo 34 No puedes tocarla img
Capítulo 35 Solo quiero que se quede img
Capítulo 36 Vuelve a casa conmigo img
Capítulo 37 Emboscada img
Capítulo 38 Eres mi esposa img
Capítulo 39 Una bofetada inesperada img
Capítulo 40 Sigo siendo su mujer img
Capítulo 41 Era una descuidada con su salud img
Capítulo 42 Incomodidad ante la cercanía física img
Capítulo 43 Ella lo quería de vuelta img
Capítulo 44 No tenía intención de disculparse img
Capítulo 45 Puedes besarme otra vez img
Capítulo 46 Sexo sin límites img
Capítulo 47 Te enamoraste de mí img
Capítulo 48 Fue un asesinato img
Capítulo 49 Un choque de emociones img
Capítulo 50 Llevarla lejos img
Capítulo 51 Él la seguía img
Capítulo 52 No nos divorciaremos img
Capítulo 53 Dónde estaba img
Capítulo 54 No necesito tu cuidado fingido img
Capítulo 55 Se rindió img
Capítulo 56 Captados por la cámara img
Capítulo 57 Qué te pasa img
Capítulo 58 La persona favorita de Ricky img
Capítulo 59 La cercanía que siempre anheló img
Capítulo 60 A ver si se atreve a llevársela de aquí img
Capítulo 61 Por fin te enamoraste de mí img
Capítulo 62 Guardaespaldas para ella img
Capítulo 63 Un hombre sospechoso img
Capítulo 64 Ricky estaba celoso img
Capítulo 65 Demente img
Capítulo 66 Detenida img
Capítulo 67 Qué quieres para terminar con esto img
Capítulo 68 Él le creía img
Capítulo 69 Me encargaré de esto img
Capítulo 70 Terminamos img
Capítulo 71 La ató img
Capítulo 72 Lesiones inesperadas img
Capítulo 73 Posesividad img
Capítulo 74 El deseo de tener un hijo img
Capítulo 75 Llevársela (Primera parte) img
Capítulo 76 Llevársela (Segunda parte) img
Capítulo 77 Pesadillas img
Capítulo 78 Tan pronto img
Capítulo 79 Un monstruo img
Capítulo 80 Me merezco lo que está pasando img
Capítulo 81 La advertencia final img
Capítulo 82 En algún lugar más cálido img
Capítulo 83 Enseñarle a Emma a nadar img
Capítulo 84 Salir al mar img
Capítulo 85 Piratas img
Capítulo 86 Un problema que el dinero podía arreglar img
Capítulo 87 Un nuevo comienzo img
Capítulo 88 Susurrar el nombre de otra mujer img
Capítulo 89 Una experiencia cercana a la muerte img
Capítulo 90 Ahora estamos en paz img
Capítulo 91 Libres de salir otras personas img
Capítulo 92 Conmovedor y desgarrador a la vez img
Capítulo 93 La puerta se cerró de nuevo img
Capítulo 94 Te mereces esa bofetada img
Capítulo 95 Deberías irte img
Capítulo 96 Vete a la mierda img
Capítulo 97 Malentendido img
Capítulo 98 Ricky está inquieto img
Capítulo 99 Un complot tortuoso img
Capítulo 100 Perdóname img
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Capítulo 4 No mueras aquí

Emma sintió un gran peso asentándose en su pecho; pensó que Nicola ya se encontraba estable después de la cirugía, pero resultó que todavía estaba expuesta a una posible recaída.

¿Fue por eso que su hermana rechazó a Ricky? Ahora se sentía como una completa tonta al pensar erróneamente que era Ricky quien no deseaba divorciarse...

Verena, furiosa con las palabras de su hija, le propinó una fuerte bofetada en la cara; el sonido agudo resonó por toda la habitación, provocando que el corazón de Emma se sacudiera dolorosamente.

Mientras veía como la mejilla de Nicola se sonrojaba y sus lágrimas caían como lluvia, el pecho de la chica se estrujó de tristeza.

Furiosa, colocó una mano sobre la manija de la puerta, lista para entrar, pero su madrastra ya había abrazado a Nicola e intentó calmarla. "Lo siento, no debí haberte golpeado. Me dejé llevar por el enojo", dijo la mujer con una voz temblorosa y unos sollozos apenas contenidos.

Nicola enterró su rostro en el hombro de su madre, dejando que sus lágrimas fluyeran en silencio.

Hasta donde Emma recordaba, Verena nunca la había golpeado; Nicola siempre fue tratada como una princesa, adorada y protegida de todo daño desde que era una niña.

La chica soltó lentamente la manija de la puerta, abandonando su impulso de intervenir; luego se dio la vuelta, invadida por una sensación de soledad mientras se dirigía al ascensor.

Cuando llegó a casa de Jenifer, ya eran más de las ocho de la noche. Su amiga le preparó algo de cenar, pero no tenía apetito; sin pronunciar una sola palabra, Emma fue a su habitación y comenzó a empacar sus cosas.

Jenifer apareció en la puerta, luciendo muy confundida mientras miraba el equipaje. "¿Encontraste un nuevo lugar para quedarte?".

"Volveré a la casa de Ricky".

Los ojos de su amiga se abrieron y su voz casi se quebró por la sorpresa. "¿Volverás a la casa de Ricky? Pero pensé que ya se habían divorciado".

"En realidad no concluimos el trámite".

"¿De qué hablas?".

"Se negó a firmar los documentos y me dijo que regresara".

"¿Y vas a obedecer y regresar porque él te lo ordenó?".

Emma estaba en medio de un dilema, pero después de pasar todo el día pensando en su siguiente rumbo de acción, finalmente decidió regresar.

Levantando las dos maletas que había empacado, una grande y otra pequeña, se volvió hacia Jenifer y le dijo: "Ya te di muchas molestias durante el tiempo que estuve viviendo en tu casa. Un día de estos te lo compensaré con una cena".

"¿Entonces sí te vas a ir?".

"Así es".

"Bien... Por lo menos déjame llevarte".

Jenifer fue a su habitación, se cambió rápidamente de ropa, tomó la llave de su auto y ayudó a su amiga con una de las maletas; luego, ambas partieron juntas.

Emma nunca pensó que volvería a la casa de Ricky.

Cuando el auto cruzó la entrada principal, contempló a través de la ventanilla la mansión brillantemente iluminada, una escena que desató un remolino de emociones en su interior; después de permanecer unos minutos sentada en silencio, se desabrochó el cinturón de seguridad y salió del vehículo.

Harold Lambert, el mayordomo, apareció con dos sirvientes a su lado para recibirla; cuando Emma abrió el baúl para sacar sus maletas, los sirvientes avanzaron rápidamente para quitárselas.

Harold, un hombre de unos cincuenta años y cabello canoso, llevaba muchos años trabajando como el leal mayordomo de la familia Jenner, permaneciendo fielmente al lado de la abuela de Ricky.

"La señora Jenner la está esperando. Ella quiere hablar con usted", le informó en un tono tranquilo y respetuoso.

Emma asintió, agradeciendo a su amiga antes de seguir a Harold hacia el jardín trasero, donde Irene Jenner la estaba esperando.

Aunque era una anciana de casi ochenta años, todavía poseía una vitalidad notable; como le encantaba la jardinería, su nieto construyó un invernadero para ella en el patio trasero, donde pasaba la mayor parte del tiempo.

En ese momento, Irene estaba sentada cómodamente en un sillón de mimbre, bebiendo un poco de agua. Cuando vio a Emma caminando detrás de Harold, su rostro se iluminó con una sonrisa de bienvenida y le hizo un gesto para pedirle que se acercara: "¡Ven aquí!".

La chica aceleró el paso y se acercó, saludándola con un cálido: "Hola, Irene".

La anciana tomó suavemente su mano, pidiéndole que se sentara con un gesto. Emma se hundió en la silla de mimbre a su lado, permitiendo que Irene le acariciara la mano suavemente mientras la miraba con una sonrisa cariñosa.

"Ha pasado mucho tiempo desde que te fuiste de casa por trabajo. Pensé que habrías vuelto mucho antes. No esperaba que demorarías hasta hoy".

A juzgar por sus palabras, quedó claro que ella no tenía idea de que la chica había firmado los papeles del divorcio y se había ido un mes atrás. Emma forzó una sonrisa y decidió mentirle: "Tuve un poco de trabajo extra, así que regresé un poco más tarde de lo planeado".

La voz de Irene de repente se tornó seria: "Ricky y tú ya llevan dos años casados. ¿No crees que es hora de que tengan un bebé?".

"Bueno, lo que pasa es que...".

"Sé que ambos son jóvenes y están centrados en sus carreras profesionales, pero yo no me estoy haciendo más joven. No quiero esperar tanto para abrazar a mi bisnieto. Ustedes dos necesitan trabajar en eso, ¿de acuerdo?".

La chica solo pudo asentir, fingiendo estar de acuerdo. Si bien era cierto que llevaba dos años casada con Ricky, no durmieron juntos ni una sola vez...

Emma se quedó con la anciana en el jardín hasta las once; después de que Irene se retirara a dormir, la chica regresó a su habitación.

Las criadas ya habían desempacado sus cosas, dispuesto una pijama y preparado el baño, ahorrándole así cualquier esfuerzo extra.

Ella se desnudó y se deslizó dentro de la bañera.

El agua tenía la temperatura perfecta, cálida y relajante. Las sales de baño de lavanda, sus favoritas, llenaron la habitación con un aroma fuerte y relajante; pronto, la esencia la hizo sentir somnolienta.

Sus párpados se volvieron pesados y, antes de darse cuenta, comenzó a caer en un sueño ligero.

De repente soñó que se ahogaba, agitando los brazos violentamente mientras luchaba por salir a la superficie, pero fracasando a pesar de sus esfuerzos; justo cuando el agua estaba a punto de tragarla, una mano fuerte la sacó del agua.

Emma se despertó sobresaltada. Las luces del baño eran demasiado brillantes, lo que la hizo entrecerrar los ojos mientras jadeaba y sentía cómo una mano cálida la sujetaba por la nuca; se trataba de Ricky, quien estaba sentado en el borde de la bañera, exhibiendo un ceño profundamente fruncido.

Resultó que no solo fue un sueño; la chica realmente se deslizó dentro del agua mientras dormía, siendo su esposo quien la sacó.

"Si quieres morir, no lo hagas aquí", le dijo con una voz fría mientras retiraba la mano, mirándola con una expresión sombría. Luego se levantó, tomó una toalla y se secó las manos con una actitud indiferente.

Una vez que recuperó el aliento, Emma lo miró totalmente conmocionada. Ricky, todavía ataviado en su traje formal, lucía tan distante como siempre.

Era raro que él entrara a su habitación, y ni hablar que la viera en la intimidad del baño.

"¿Qué haces aquí?".

"Esta es mi casa", respondió el hombre con una voz firme mientras la miraba, arrojando la toalla usada a un lado y agarrando otra, la cual lanzó hacia su esposa. Él le ordenó con un tono que no dejaba lugar a objeciones: "Sécate y sal".

Emma no podía entender exactamente qué sucedía con su marido, pero después de que Ricky dejara el baño, ella obedeció y se secó rápidamente, poniéndose una bata de baño antes de salir.

Ricky estaba de pie en el balcón, apoyado en la barandilla y con un cigarrillo entre los dedos; cuando sus ojos se posaron sobre Emma, de pie junto a la cama con su cabello húmedo cayendo sobre sus hombros, se encontró mirándola por más tiempo de lo habitual.

Emma poseía una figura naturalmente elegante; su complexión en general era delgada, pero con sutiles curvas en los lugares adecuados.

Después de bañarse y remover su maquillaje, sus mejillas adoptaron un ligero rubor por el vapor, haciéndola parecer casi una chica tímida y delicada; sus labios, rosados y suaves, eran extrañamente cautivadores.

Había pasado mucho tiempo desde que Ricky la miró de esa manera y, por unos momentos, se encontró perdido en sus pensamientos.

El cigarrillo le quemó los dedos, haciéndolo volver en sí con un escozor agudo; tras apagarlo rápidamente, entró en la habitación y cerró las cortinas detrás de él.

Sus acciones tomaron por sorpresa a la chica.

Ricky se aflojó la corbata, se desabotonó la chaqueta del traje y la arrojó casualmente a un lado antes de dirigirse directamente hacia ella.

Se acercó tanto que ella pudo percibir con facilidad el leve aroma a tabaco que emanaba de su ropa.

"¿Qué crees que estás haciendo?".

Este hombre nunca antes se había quedado en su habitación, así que no había manera de saber qué sucedería esta noche. ¿Realmente planeaba quedarse?

"¿Mi abuela habló contigo?", le preguntó Ricky con una voz firme mientras se quitaba la corbata lentamente y desabrochaba la mancuernillas de su camisa.

A Emma se le hizo un nudo en la garganta, pero aun así logró responder: "Sí, hablé con ella".

"Entonces ya sabes qué es lo que quiere".

                         

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