Capítulo 7 Me Convertiré En Una Diabla

Daniel.-

No puedo creer lo perra que ha sido mi suerte, cuando decido alejarme de todo, de su recuerdo que me consume a diario ella aparece hecha una hermosura que removió cada fibra de mi ser y verla en brazos de ese imbécil, ella siguió su camino y encontró a otro hombre mientras que yo vivía en un infierno todos estos años.

- ¿Quién es esa mujer para ti Daniel? –Me bebí el trago de whisky de un solo sorbo.

- ¿Cómo entraste Vanessa? –Pregunto sin darle la cara.

- Tengo la llave, suelo quedarme aquí cuando vengo a Vancouver

- Claro –Sonreí de medio lado con ironía. –Ella no es nadie, solo alguien del pasado con quien trabajé nada más y si no te molesta me gustaría quedarme solo –No me obedeció sentí sus manos recorrer mi pecho y sus labios lamiendo el lóbulo de mi oreja, tal vez esto era lo que necesitaba contacto, para olvidarme del vendaval de emociones que Emily había dejado sobre mí, me giré tomando por el cuello a Vanessa, soltó un gemido lleno de excitación la besé sin ningún tipo de delicadeza, mi cuerpo sentía la necesidad de sacar la furia que se arremolinaba en mi interior, la rubia intentaba llevarme el ritmo, pegue su cuerpo sobre uno de los grandes ventanales subiendo su vestido y deshaciéndome de sus medias, me suplicaba por liberarse de mi agarre agresivo.

- Déjame... respirar –Soltó en un jadeo, al abrir los ojos mi mente me traicionó, el rostro de Emily aparecía frente a mí, observándome confundido, sé que era un juego de mi cerebro a lo que elegí caer volví a besar a Vanessa imaginando que era ella, cediendo por primera vez después de años a ese recuerdo que seguía vivo en mi alma y en mi piel, alcé las piernas de Vanessa rodeando mi cintura y sin aviso me adentré en ella con fuerza y sin clemencia, mi memoria recreaba una de las veces en que Emily y yo nos devoramos en esa oficina donde nuestro amor surgió, sabía que me arrepentiría de esto, pero era lo único a lo que me podía aferrarme hora que ella era de otro.

(...)

- ¿De verdad esa mujer no es nadie? No es que llevamos mucho tiempo follando, pero lo de hace un momento fue... diferente

- No escuché que te quejaras –Le respondí con altanería, de reojo noté como miraba con enojo. –Nunca me dijiste sobre los nexos con la mafia de los Lavoie de haberlo sabido no habría aceptado trabajar con ellos.

- Son solo rumores –Miré su expresión imperturbable, como si mi mención no fuera nada. –Siempre se dice que los millonarios tienen influencias políticas o mafiosas, para una familia como los Lavoie se presta para ambos.

- Eso espero Vanessa, sé de lo que es capaz la mafia, Derek tuvo su encuentro con uno y quedó marcado de por vida, si alguna mafia se mete en este caso voy a retirarme y nuestra amistad llega hasta aquí ¿Quedó claro?

- Quedo claro –Debo volver a Italia, mantenme al tanto del caso, cogió sus cosas y salió del lugar, si iba a quedarme en Canadá debía mudarme de inmediato, algo en este caso me estaba comenzando a resultar sospechoso al igual que Vanessa.

Emily.-

Veía dormir a mi pequeño tan pacíficamente era la imagen que más disfrutaba, los primeros meses que vino a vivir conmigo sufría de pesadillas que no lo dejaban dormir, el primer año durmió conmigo todas las noches hasta que vio que no había nada que temer aunque sigue durmiendo con la luz encendida, dejé un beso en su frente y salí dejando la puerta entre abierta.

Caminé por el pasillo de mi casa, comenzaba a disfrutar este lugar mi casa era un sueño, una casa familiar con techos altos, pisos de madera con espacio suficiente para que Diogo se sintiera cómodo, mi familia se había devuelto a España, los extrañaba y me sentía vulnerable sin ellos, cierro los ojos y la imagen de Daniel observándome martillea mi mente.

Remi y yo acordamos que no iría de nuevo al juzgado para no encontrarme con Daniel y conversaríamos con Eugenia desde ahora Remi sería su abogado ni yo ni mi firma tendríamos nada que ver, él la representaria de manera independiente, sin embargo creo que lo mejor es enfrentar a Daniel solo una vez saber cuáles son sus intenciones, es obvio que no se imaginaba encontrarme aquí su expresión sorpresiva me lo dejo claro, pero su resentimiento por lo sucedido en el pasado lo puede llevar a cometer una indiscreción que solo me perjudica a mí.

(...)

Era sábado y era el día que compartía con Diogo el clima seguía frio, ir a nuestra cafetería preferida para desayunar unos deliciosos waffles de arándanos y frutilla los preferidos de Diogo desde que descubrimos ese lugar, Ligia tenía los fines de semana libre y yo me encargaba de mi niño olvidaba todo el estrés del trabajo para dedicarle tiempo a él.

La cafetería quedaba en el centro de Vancouver mi niño iba alegre mientras observaba los aparadores de las tiendas hasta que llegamos a la cafetería que tenía un pequeño parque de atracciones, desayunamos en silencio y con tranquilidad, ver el rostro tan feliz de ese pequeño me dio la motivación para volver a ver a Daniel.

- ¿Puedo ir a jugar mami? –Pidió Diogo limpiándose con la punta de la lengua el bigote de chocolate.

- Sí, pero recuerda ten cuidado, mira que acabas de comer. –Se bajó de la silla y sin quitarle la mirada lo seguí hasta que la chica encargada del parque lo dejó entrar, aproveché de tomar mi celular y marqué el número de mi investigadora privada. –Hola necesito que me consigas la dirección de Daniel Mercer aquí en Vancouver, es abogado. –Colgué la llamada, Daniel no me atraparía con la guardia baja de nuevo, y si tengo que agachar la cabeza y pedir perdón una vez más lo voy a hacer no voy a poner en riesgo la estabilidad de Diogo por un estúpido error del pasado o porque simplemente el ego de un hombre aún sigue herido y si Daniel Mercer lo que quiere es una guerra pues Vancouver quedara en cenizas, haré todo mi esfuerzo por poner fin a todo de manera civilizada, pero si me obliga no me quedara más remedio que volver a destruirlo, por mi hijo me convertiré en una diabla.