Capítulo 9 Episodio 9

Ignorando las palabras del secretario Hong, - Por favor, no se meta en problemas, condujo su auto hacia la casa de Darling Storne. Su cara se sonrojó de ira cuando tomó el volante.

'Te educaré apropiadamente.'

Keith sólo pisó el acelerador sin planear qué decir o qué regañar. El único pensamiento que llenaba su cabeza era él enojándose cuando se enfrente a ese omega.

-Sr. Darling Storne, abra la puerta

Presionó el timbre y golpeó la puerta. No hubo ninguna respuesta desde adentro. Llegó a pensar en romper la puerta, hasta que escuchó una débil y agonizante voz.

-¿Quién eres?

-Soy Keith Dominic. Estoy aquí porque estoy preocupado. Abre la puerta.

En realidad, vine aquí porque me irrité contigo, pero no importa. La puerta hermética se abrió lentamente. Y la cara de Darling Storne fue revelada ante sus ojos. Su rostro, que siempre lucía como un pastel de arroz, se veía realmente mal.

-¿Sr. Keith?...

Una mirada de sorpresa apareció en el rostro de Darling Storne. Keith se apresuró a atravesar la puerta pero solo hasta la mitad, esperando a que Darling cambiara de opinión y lo dejará entrar.

- ¿Está usted bien?

Darling dio un paso atrás. De por si la habitación ya era pequeña, por lo que su espalda tocó la pared después de unos pocos pasos.

-Bueno, Sr. Keith, si ya está aquí, supongo que no puedo evitarlo pero...

-No hay lugar en el que no pueda estar. Sobre todo si es con el Sr. Darling.

Keith estaba desconcertado al darse cuenta de las líneas que escupe con su propia boca. Hay veces en los negocios en donde se ve obligado a decir una mentira. Pero no podía creer que tales triviales mentiras saldrían de sus labios tan fácilmente.

-¿Estás bien? ¿Has estado en el hospital?

-Oh, no... No estoy enfermo...

Mientras Keith se acercaba cada vez más para examinar su pálido cutis, Darling se agachó todo lo que pudo y extendió sus manos para que él no se acercara más. Repentinamente Keith sintió un aroma en su nariz.

'¿Qué demonios es esto?'

... Es impresionantemente dulce. Mi mente está aturdida. Nunca antes había sentido un olor como este...

Repentinamente, Keith tuvo que sacudir su cabeza para recomponerse.

-¿Qué quieres decir con que no estás enfermo?

-Mi ciclo de calor se adelantó... Estoy en celo...

Darling tosió. Sólo entonces Keith se dio cuenta de la verdadera naturaleza de este aroma. Huele a omega. Pero el tipo de olor...

'Huele a fresas...'

Sí, cuando se conocieron en el vestíbulo del hotel, el aroma de este hombre tenía esta esencia. Pero no era tan estimulante en ese momento.

Ha percibido el aroma de los omegas unas cuantas veces, pero nunca antes lo había sentido como algo tan aromático. Era como el olor de los dulces que comen los niños. No, además también huele a helado de crema con fresas.

No, no, es como la medicina para el resfriado con jarabe. Lo que era seguro era el hecho de que era tan estimulante que sentí que iba a perder la cabeza.

-...Inhibidores, ¿los has tomado?

Keith, que apenas estaba soportando el no perder el control, preguntó.

-Tomé unos, pero no me sirvieron de nada. Nunca había tenido estos síntomas tan severos en mi ciclo de calor...

Darling dijo eso en un tono de voz apenas entendible, pero Keith sabía el porqué. Cuando un alfa y omega, que tienen una gran tasa de coincidencia, se encuentran, los síntomas del ciclo de calor pueden aumentar repentinamente. Todo según los datos que informó una empresa de la competencia. Y tal parece que lo mismo ocurre con los síntomas del RUT de un alfa.

Keith contuvo la respiración y soportó a la fuerza la razón por la que estaba a punto de perder el control. Sólo quería masticar y morder ese pastel de arroz frente a él. De la cabeza a los pies, sin dejar absolutamente nada.

¿Me sentiría mejor si le rompo esa camiseta barata en pedazos y lo saboreo totalmente hasta los huesos?

Su sangre parecía fluir boca abajo con un ímpetu terrible, pero se contuvo y gesticuló.

-Todo estará bien. Acuéstese por ahora.

La voz se quebró bruscamente. Darling, sin embargo, se movía de un lado a otro, aparentemente escuchándolo.

-Pero, ¿cómo puedo acostarme cuando tengo una visita? La habitación es un desastre. Espere, déjame limpiar esto...

Parecía un pastel de fresas recién horneado que se movía frente a mí. El impaciente Keith lo agarró del hombro repentinamente. Sin saberlo, su agarre fue muy violento. El olor a fresa de Darling era tan fuerte como el whisky.

Cuando lo agarró por los hombros y lo tiró hacia él, el pequeño cuerpo se movió tan ligeramente como un pedazo de papel. Su cálida cara cayó sobre su pecho.

-Oye, te dije que te acostaras.

Tomó a Darling Storne, que estaba luchando a pesar de no tener fuerzas, y lo empujó hacia la cama. Lo miró con los ojos húmedos, y Keith le aplastó los hombros haciéndolo recostarse sobre la cama. Fue como si se hubiera subido encima de él.

Darling Storne lo miró sin comprender la situación. Keith también lo miraba fijamente con sus manos a ambos lados de su cara. Darling Storne todavía parecía no tener idea de cuál era la situación. Mirando esos estúpidos ojos... Keith apretó la parte inferior de su cuerpo y le sostuvo la barbilla, para hacerle saber a Darling que no podría vencerlo.

-Por favor, aguanta la respiración. Lo estoy conteniendo ahora.

No sabía exactamente que estaba conteniendo, pero lo dijo de todos modos, esperando que entendiera lo que trataba de decir. Sólo entonces aquellos estúpidos ojos giran y captan su rendición.

-Lo siento, Sr. Keith... Ha venido hasta aquí...

Murmuró algo más, pero no pudo entenderlo. Increíblemente, Darling cerró lentamente sus ojos debajo de él. Parecía haberse dormido de un momento a otro.

-Haaa...

Keith se levantó y se sentó junto a la cama. Sólo entonces pareció recuperar un poco el sentido común. Pero el olor a fresas aún llenaba e impregnaba la habitación. Se obligó a sí mismo a apartar la mirada del hombre tumbado y recorrió con los ojos todo el estudio.

Unos pocos artículos para el hogar en un estudio reducido, incluso aquellos que son terriblemente viejos y económicos. Es decir, la limpieza es un poco... Aún así parecía estar viviendo limpiamente. Frotó la parte superior del escritorio con las yemas de los dedos para asegurarse de que no saliera nada y asintió.

-Umhhhh...

Miró hacia atrás ansioso, observando a Darling Storne que hablaba en sueños, tratando de descifrar sus murmullos. El olor se profundizó un poco. No tuvo más remedio que taparse la nariz. No, no era algo que pudiera resolverse solo cubriéndose la nariz solamente. Era un aroma fuerte además que el blanco cuello que sobresalía por esa barata camiseta, y las delicadas manos que quedaban fuera de la manta, le llamaban mucho la atención.

Es como... Si un deseo similar al apetito se elevara en su interior. A primera vista, no podía distinguir entre la ira y la frustración. Quería rasgar esa ropa de inmediato y pasar la nariz por todo su cuerpo para encontrar la fuente de la fragancia. Se sorprendió así mismo al imaginarlo. ¿No es eso un acto muy antihigiénico y salvaje?

'Si el primer día del ciclo de calor es así...'

El primer día es el día en que los síntomas son más débiles. Aún así, su olor es tan fuerte y denso. Si tuvieran relaciones sexuales, ¿qué tan profunda sería esa fragancia...?

Y fue entonces. Keith miró hacia abajo cuando sintió que algo lo tocaba. Darling Storne estaba sosteniendo su muñeca. Incluso pareciera que la estaba tirando, como si pidiera que lo toque.

-Mi cuerpo está... caliente...

Algo dentro de Keith despertó abruptamente. El siguiente acto no fue su intención.

Sus manos se liberaron. Su cuerpo se acercó a voluntad tanto como quiso. Fue impulsado por el instinto de un alfa de querer poseer a un omega.

Ese horrible aroma estimuló no sólo el sentido del olfato sino también su cabeza. Keith sólo podía pensar en una cosa. Quiero poner a este omega justo delante de mí, tomar a Darling Storne con mi boca y chuparlo, lamerlo y tragarlo.

Sus manos removieron un poco la ropa. Como Darling Storne dijo con su propia boca, su cuerpo estaba extremadamente caliente. Las manos de Keith estaban a punto de arder. Keith contuvo la respiración. Movió sus manos con lentitud, olvidando ahí que no debería hacerlo con un omega dormido, que estaba pasando por su ciclo de calor estando vulnerable e indefenso.

-Haaaa...

Darling Storne gimió en silencio. Incluso sus gemidos parecían terriblemente dulces en sus oídos. Su carne era muy suave. Dondequiera que tocaran las yemas de sus dedos, parecía estar tocando arena fina calentada por el sol.

Quería tocarlo un poco más, un poco más. Quería poner esta piel suave y fina en mi boca y chuparla fuertemente para probarla y saborearla. El deseo de profundizar más y más en él hizo que las yemas de sus dedos se sintieran más ásperas.

Darling Storne arrugó repetidamente su frente y frunció las cejas, mostrando una expresión misteriosa, que parecía ser de placer y angustia a la vez. Cuando vio esa cara, una sed terrible surgió de repente.

Se inclinó para verlo más de cerca y en detalle esa expresión. Su mano siguió subiendo gradualmente, más y más profundamente. El aliento de Darling Storne se estaba acercando peligrosamente.

-¡Ugh!

En el repentino estallido de aquel gemido, Keith se sobresaltó y estiró su espalda. Sólo entonces se dió cuenta de que su dedo índice estaba presionando su rosado pezón.

'¿Qué estoy haciendo?'

Sacó su mano abruptamente, pero el calor que sintió seguía presente. Afortunadamente, Darling Storne no se despertó, pero gimió con una pequeña y agradable arruga en la frente.

-Sí, más...

Dudaba de sus oídos ante las palabras mezcladas entre los gemidos. Ahora, ¿me estás pidiendo que te toque más? La expresión de Darling Storne con los ojos cerrados, era realmente indecente.

'¡Maldición.....!'

Se sintió como si hubiera sido alcanzado por un rayo. Keith se dio la vuelta y salió corriendo de la habitación.

Al llegar al coche, encendió el motor y resopló. Le llevó más de un minuto descubrir que no estaba en condiciones de conducir.

-¿Qué demonios es esto?

Mirando entre sus piernas, Keith sintió una atroz sensación de vergüenza cercana a la ira. Fue porque al frente estaba tan hinchado y duro, hasta el punto de poder estallar en cualquier momento.

            
            

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