La luz fue encendida y comenzó a iluminar cada rincón de la habitación. Connor estaba ahí con furia en su mirada aún y con los ojos oscurecidos mientras su lobo gruñía.
- ¿Qué sucedió?
Sentándose en la cama y soltando un ligero bostezo, el moreno lo observó algo preocupado, aún veía borroso ya que había estado durmiendo un poco y acababa de despertarse. Se estiró y después comenzó a pestañear rápido y repetidamente hasta poder aclarar su vista. Connor tenía sangre.
Sangre en sus puños y nudillos, sangre en el estómago, en el rostro, sangre por todos lados, sin excepción, se veía como si acabaran de arrojarle encima un balde con pintura roja, bueno, tampoco parecía bañado en sangre, pero definitivamente en algún problema se había metido.
-Cedric.
De los labios del castaño solo salió aquel despreciable apellido que a Ethan le costó digerir ya que aún detestaba oírlo como si nada, no era algo que le agradara demasiado, menos en aquel momento en el que no podía sacarse de la cabeza a ese idiota y a lo que le había hecho.
- ¿Qué pasó con él?
-Es un idiota.
- ¿Fuiste a buscarlo?
-Sí.
-Yo... no deberías haber ido, Connor.
La voz de Ethan salió algo firme pero el castaño no se inmutó en lo absoluto, solo se quedó parado frente al espejo de la habitación con la mirada seria y los puños apretados con molestia.
-Lo que no debería haber pasado fue lo que ese idiota te hizo a ti, Ethan.
-Pero ya pasó, no había forma de evitarlo, Connor.
-Sí la había, el no haberte mandado a aquella habitación podría haber ayudado o estar contigo, tenerte en la mira, podría haber evitado todo esto y ese idiota no estaría merodeando por mi casa después de haberte hecho eso.
-No es tu culpa, Connor.
-Sí, es mi culpa por no haberte protegido lo suficiente.
El moreno se paró de la cama algo dudoso sobre sus movimientos y miró al castaño a unos centímetros de él con curiosidad. Suspiró y comenzó a dar pasos lentos y no muy seguros hacia Connor. Su Omega se encontraba algo necesitado de atención y el único que le daba la atención que él quería en aquella casa era Connor.
-Ya pasó, Connor, ahora nada podemos hacer al respecto.
Estando a unos pocos metros de él estiró su brazo para poder alcanzarlo y poder enredar su propio brazo en el del castaño que se encontraba ahí frente a él. Se mordió el labio inferior algo nervioso ya que no sabía cómo iba a reaccionar Connor ante aquello, digamos que no estaba muy en sí mismo como para estar seguro de eso.
-Ya no puedes hacer nada.
-Oh, claro que sí puedo.
Su tono de voz había salido algo cínico de sus labios, Ethan no había podido evitar mirarlo algo aterrorizado, Connor no estaba muy cuerdo, definitivamente.
-Puedo matarlo sin que la rata se escurra hacia dónde está mi padre.
- ¿Hoy fuiste a buscarlo a él? ¿Le hiciste algo?
-Claro que sí. Lo golpeé fuerte y sin piedad hasta que llorando comenzó a rogarme que le perdonara la vida. En un momento de distracción se escurrió hacia el despacho de mi padre y ahí fue en donde comenzó a dramatizar y pudo librarse de mí.
- ¿Le hiciste mucho daño?
-No fue el suficiente como para hacerlo pagar por lo que te hizo.
-Pero tendrás problemas con tu padre, Connor.
- ¿Acaso luzco como el tipo de persona a la que le importa su relación con su padre? No, claro que no.
-Tienes razón.
El moreno suspiró y se acercó a C.M con una sonrisa. Se colocó de cuclillas delante de él y comenzó a acariciar su pelaje suavemente, sintiendo al lobo agonizar un poco ante su dulce tacto. Aquello se le había hecho extraño por lo que miró a Connor de reojo esperando alguna respuesta sobre ello.
- ¿Qué le sucede a C.M?
Por fin se atrevió a preguntar en vista de que Connor no estaba dispuesto a hablar por su cuenta. Se encontraba bastante concentrado en la sangre con la que había manchado su ropa que en lo que le sucedía a su lobo.
-Nada nuevo, Ethan, no es la primera vez que mi lobo se encuentra agonizante.
-Pero, ¿no sabes qué le sucede?
-Sí, obviamente lo sé.
- ¿Y qué es?
- ¿Tanta curiosidad tienes por saber eso?
-Bueno, si no fuera así, no te hubiera preguntado, sinceramente. Además, me preocupa, se ve bastante mal.
-Él hace rato que está mal, míralo, no ve, solo oye. Siente mi presencia a veces, pero debo silbarle para que me siga en algunas ocasiones, hace rato se está deteriorando.
- ¿Y cómo es que tú estás tan sano y tan bien? ¿C.M no es como parte de ti? ¿No se supone que si él está mal es porque también tú lo estás?
-No, no es mi caso.
Ethan se reincorporó y miró al castaño con el ceño fruncido. Connor no le estaba diciendo toda la verdad y aquello lo estaba desesperando a tal punto que sentía ganas de arrancarse el cabello de la cabeza, no entendía cómo hacía Connor para de repente ser la persona más misteriosa del mundo en solo dos segundos ocultando cierta información. Necesitaba que le dijera directamente qué había sucedido, no quería jugar a ese juego de te respondo lo que quiera responderte de lo que me estás preguntando, no, eso no iba con él.
- ¿Vas a continuar jugando a hacerte el misterioso?
- ¿De qué hablas?
- ¿Podrías responderme lo que te acabo de preguntar? Siempre terminas zafando de todas mis preguntas y termino dándome cuenta de que no sé absolutamente nada de ti y eso me desespera.
-No te molestes, algo debes saber de mí, Ethan.
-Solo sé lo de Allison.
Otra vez estaba ahí, metiendo la pata, él y su bocona. Bravo, Ethan, bravo, acabas de cagarla. No había pasado ni un segundo y ya se encontraba arruinando todo, absolutamente todo.
Connor paró en seco, quedándose algo estático, aquella respuesta lo tomó por sorpresa como nunca se imaginó que Ethan podría haberlo hecho. Giró la mirada algo lento y clavó sus enormes y brillantes ojos en los orbes de color ámbar. Buscó alguna señal en el rostro de Ethan, el moreno solía ser muy transparente y era por eso que se le resultaba fácil el hecho de descubrir cuando algo sucedía o le estaba mintiendo, pero esta vez no vio nada, era como si Ethan se encontrara bloqueándolo a propósito para que él no pudiera ver más allá de sus ojos y descubrir cómo es que el moreno sabía ese tipo de información.
- ¿Quién te dio esa información?
-Nadie.
Giró la mirada cual niño caprichoso mientras se cruzaba de brazos y evitaba tener algún tipo de contacto visual con el castaño que se encontraba a unos centímetros de distancia de él.
- ¿Quién te lo dijo, Ethan?
-Ya te he dicho que nadie y si sigues preguntando así, me iré de la habitación, dejándote solo como un perro abandonado.
-Ethan.
De repente se sintió intimidado, maldito Connor, siempre tenía que hacer lo mismo y dejarlo impotente ante él, ¿no sé daba cuenta de que su orgullo era dañado cuando lo obligaba a dejar de lado sus niñerías infantiles? Le molestaba que le hiciera aquello y lo manejara a su antojo, Ethan nunca había sido muy dócil, detestaba que Connor pudiera hacer lo que quisiera con él con el simple hecho de hablarle fuerte o nombrarlo con seriedad.
-Vas a decirme quién te dijo.
-No.
Sorprendentemente, su fuerza de voluntad era mucho más fuerte que Connor con su tono de voz y su mirada penetrante.
Ethan uno, Connor doscientos, pero no importa, Ethan consiguió una victoria y eso es más que satisfactorio para él.
- ¿No? ¿No piensas decirme? Eres un pequeño insolente.
-Lo sé, pero no puedo decirte quién fue la persona que me contó.
- ¿Qué fue lo que te dijo?
-Tú historia con ella, eso fue lo que me contó. Básicamente la explicación a por qué te has convertido en Connor Morris, ella influyó mucho al parecer.
-C.M se está deteriorando por mi culpa.
Connor buscó cambiar de tema notablemente para no tener que hablar de su difunta ex, no era un tema que le diera mucho entusiasmo, sinceramente, odiaba hablar de ello con cualquier persona que se encontrara en aquella casa, no se sentía para nada cómodo.
- ¿Se está deteriorando? ¿Por qué? ¿Cómo es que sucede eso?
-Hace un tiempo, en una pelea, C.M comenzó a lucir así, como lo ves ahora, estaba preocupado y no entendía qué era lo que sucedía con él, entonces fue cuando decidí llevarlo con un profesional. El doctor me dijo que mi intensidad y todo el odio y rencor que crecen en mi interior, están desgastando a C.M, no sé cómo ni por qué, pero extrañamente eso es lo que está sucediendo. Mi lobo está muriendo por mi culpa y cada vez que tengo ataques como los de hoy, sufre más que nunca. Por eso es que está así.
- ¿No hay nada que puedas hacer al respecto?
-Convertirme en jefe.
-Ahora entiendo, es por eso que deseas tanto heredar el puesto de tu padre.
-Así es, cuando me convierta en jefe, mi lobo será el más invencible de todos, directamente se convertirá en el más fuerte y resistente, sucede con cada persona que obtiene el puesto de jefe.
- ¿Y crees que podrá ganarle a quien quiera que sea para que tú puedas asegurar tu lugar como futuro jefe?
-No lo sé, solo sé que si algo malo le llegara a suceder a C.M, no sé si saldría vivo, ya sabes, los lobos son algo vital para nosotros, los híbridos, sin ellos podemos esperar una muerte inmediata.
-Vas a ganar.
- ¿Eso crees?
-Bueno, eres Connor Morris, tienes que ganar. Además, si no ganas no voy a perdonarte el hecho de que hayas golpeado a Cedric de tal forma.
- ¿Ahora se supone que debo rogar por tu perdón? ¿Quién te crees que eres, pequeño insolente?
-Ethan Clark, por quien babeas. Además, soy quien te tiene de la correa, Connor, acéptalo.
-Ya, lo que digas.
Connor comenzó a desvestirse con Ethan mirándolo desde su lugar. Connor era alguien realmente lindo, tanto por fuera como por debajo de su ropa y Ethan desde que lo había visto sin camiseta la noche de la reunión del consejo, deseaba verlo todas las veces posibles así, para poder apreciar la vista.
-Connor.
- ¿Qué sucede?
-Todo ha sido muy loco en estos días, tanto que no se me había cruzado por la cabeza el preguntarte algo sumamente importante, es más, presiento que tendría que haberlo preguntado antes.
- ¿Qué cosa?
-La noche que me trajeron aquí, vine con dos amigos, ¿qué fue lo que sucedió con ellos?
-Fueron enviados al calabozo.
- ¿Por qué ellos y yo no?
El castaño se colgó una toalla al hombro y miró al castaño fijamente buscando alguna excusa que dar, pero al no encontrar ninguna se limitó a decirle la verdad.
-Porque tú eras el humano que había cazado yo y no iba a permitir que te alejaran de mí, eras de mi propiedad, Ethan.
-O sea que es cierto lo que dice Henry.
Dirigió su mirada hacia otra zona de la habitación.
- ¿Qué cosa dice ese idiota?
-Soy tu maldito consentido.
Una sonrisa triunfante se asomó por sus labios a modo de burla. Se mordió el labio inferior y después se acercó a Connor a paso lento y decidido, se encontraba jugando con él, iba a pedirle algo y ahora que era más consciente que antes de ser su consentido, sabía más o menos que no debía esforzarse mucho a la hora de exigir cosas, Connor iba a dárselas, además, Ethan siempre obtenía lo que quería.
-Llámalo como quieras.
-Quiero ver a mis amigos.
-No puedes, Ethan, solo Alfas pueden entrar en los calabozos, a menos que vayas como prisionero.
-Entonces hazme entrar, Alfa.
Connor sonrió de lado con algo de malicia y se dio la vuelta para poder entrar en el baño oyendo los pasos algo indignados que daba el moreno hacia él.
-No te creas que por llamarme así vas a conseguir lo que quieres, pequeño.
-Oh, vamos, necesito verlos.
-No puedo, eso sí es algo que no está a mi alcance.
-Entonces quiero que hagas por ellos lo mismo que hiciste por mí, quiero que se unan a la manada, como yo.
- ¿Acaso eres consciente de lo que me costó que me permitieran hacer que te unieras a nosotros?
Se giró alzando una ceja mientras miraba en la dirección del moreno que se encontraba algo molesto ante su respuesta.
-Quiero a mis amigos, Connor.
-Lo siento, Ethan, no puedo hacer nada.
-Bien, entonces la única forma en la que puedo acercarme a ellos es como prisionero. Espero disfrutes de tu cama para ti solo.
-Mierda. Mañana hablaré con mi padre y el consejo al respecto, ¿de acuerdo?
-Gracias.
Ethan se dio la vuelta y volvió a la habitación con una sonrisa triunfante en su rostro. Sí, acababa de conseguir lo que quería de Connor.
Quizá era cierto, era su consentido.