Era fin de semana, la semana pasó muy rápido y lento a la vez, trataba de saber de Alec a través de Sofía y todos los días le pregunté por él, todo lo que ella me contaba me hacía querer conocerlo más, estaba en su último año de la ingeniería y por lo que ella me contaba era un chico muy dedicado al grado que era el mejor de su campus, era todo lo que buscaba, una persona responsable, inteligente y divertido.
Tssss, tsssss, tssss, el vibrador de mi celular aún estaba puesto ya que en clase no nos permitían atender llamadas y siempre lo silenciaba.
- ¿Hola?- Atendí a la llamada
- Que placer poder escuchar tu voz nuevamente y a primera hora de la mañana- reconocí su voz al instante, era él, mi corazón dió un brinco pero trate de mantener la calma
- ¿Alec?- Quería confirmar que no estaba escuchando mal, separé un momento el celular para ver el número, aún no me había atrevido a pedirle su contacto a Sofia, no quería parecer demasiado accesible o demasiado ansiosa
- ¿Esperabas la llamada de alguien más?
-No, no es eso, solo que no esperaba... Olvídalo ¿cómo conseguiste mi numero?
-¿No es eso obvio?
- ¿Sofía te lo dió?
- Algo así, en realidad yo me compartí tu contacto cuando me prestó su celular
No pude evitar soltar una risa ante su atrevimiento
- ¿Ya te había dicho que tienes una hermosa risa?
En ese momento me quedé sin palabras y una gruesa risa salió de la bocina de mi celular
- ¿Tienes planes para hoy?- continúo ajeno al desastre que causó en mi interior
- No- un susurro salió de entre mis labios aunque mi cerebro parecía haberse desconectado
- Excelente, te invito a dar un paseo
- Claro- contigo hasta el fin del mundo pensé para mí, mientras una leve sonrisa se dibujaba en mis labios
- Pasaré por ti, en una hora estoy en frente de tu departamento
- Aquí te esperaré- mi mente estaba en él, imaginándome como se vería, en su aroma y en su rostro, no me di cuenta cuánto tiempo estuve divagando en mis pensamientos hasta que ví la hora, él estaría pronto aquí, comencé a buscar frenéticamente la mejor ropa que tenía, pero no parecía ser la adecuada, al final me decidí por una un conjunto de una sudadera de crochet corta color vino, una falda negra tejida y unas botas con tacones de 7 cm, nada muy atrevido y tampoco muy casual, mi cabello iba suelto y aún me lo estaba arreglando cuando mi celular sonó avisándome que llegó un mensaje
"Estoy aquí" ~Alec
Un último vistazo en el espejo, un retoque de labial y sombras, inhala, exhala, ufff sentía frías mis manos por los nervios, un así me di valor diciéndome que me veía bonita mientras caminaba a la puerta principal
- Hola- saludé
-Hola- Me respondió mientras me mostraba una sonrisa ladeada y se acercaba a mi -woa te ves... Hermosa y diferente con el maquillaje y pelo suelto
Sus manos acompañaban sus palabras al recorrer con sus dedos mi cabello ondulado hasta las puntas
- No me había dado cuenta de lo largo que está, la última vez que te vi lo traías en una coleta si mal no recuerdo
- Si, normalmente lo llevo así a clases, me imagino que es la costumbre tras muchos años de hacerlo- dije mientras me encogía de hombros
- Eso para mí está bien, tu rostro se encuadra perfectamente cuando lo traes suelto, me conviene que nadie te vea así- su rostro estaba a pocos centímetros del mío y su aliento rozaba mi oreja, pude sentir el rose de sus labios en mi mejilla pero de pronto se alejo, mi corazón parecía caballo desbocado y temia que pudiera escucharlo - Caminaremos un poco, ¿no te importa?
- Para nada, me gusta caminar- Le contesté lo primero que se me vino a la mente
Vaya que caminamos ese día, lo hicimos por lo menos una hora hasta llegar a un parque que parecía vacío por ser muy temprano, los temas de conversación no faltaron, yo hacía preguntas y el respondía cada una de ellas, hablo por todo el trayecto de camino y mientras estábamos en el parque, me gustaba esa faceta de él, sabía escuchar por lo que recordaba del restaurant y también mantenía la conversación viva.
- Mira esas nubes, forman un ramo de flores- de repente sentí su cabeza en mi regazo, por un momento me sentí confundida y al siguiente mi mano estaba acariciando su cabello
- Tienes razón, mira esa parece un oso
- La de allá parece un corazón
- Jajaja se ve más como una manzana
- Entonces son mis ojos que ya ven corazones en todos lados- De repente su mirada estaba puesta en mí
- ¿Puede un chico como tú enamorarse?
- ¿Por qué no podría?
- Porque me imagino que tienes toda una fila detrás de ti
- La única que me interesa está frente a mí, en serio
- ¿Tienes hambre?... Ya me dió hambre, vamos a buscar algo de comer...- empecé a divagar pero entonces el se sentó y tomó mi mano
- ¿Acaso no me crees?¿Te ha dicho algo Sofía?
- ¿Acaso hay algo que ella deba decirme?
- No, solo pensé que te podría decir que dejara de ser tu amiga si sales conmigo
- En realidad ella no me dijo eso todo lo contrario, me dijo que si tiene que decidir entre tu y yo, me elegiría a mi, aún así ha hablado muy bien de ti
- ¿Entonces que te detiene?
- Nada en absoluto, solo me gustaría conocerte mejor
- ¿Qué tanto te gustaría conocer de mi?- Me dijo mientras se ponía de pie y a mi con él
- Todo... Ay pero no lo que imaginas, yo... Me refiero a ya sabes a ti como persona...
De repente sus labios estaban unidos a los míos y juro que fue el mejor beso de mi vida, no esos húmedos y que te succionan como si fuesen ventosas, este era cálido y suave, parecía pedir permiso pero a la vez era apasionado, movió cada parte de mi ser, mis piernas no parecían sostener más mi peso pero sus fuertes brazos estaban al rededor de mi cintura, todo el mundo parecía haberse detenido, éramos solo él y yo.
- Allison...- su voz salió entrecortada y su respiración sonaba agitada
- Si Alec...- me gustaba el sonido de su nombre en mi boca, era como música, se sentía tan bien decirlo
- ¿Quieres ser mi novia?
Mi mente empezó a trabajar a mil por segundo imaginando los posibles escenarios y pensando en que era demasiado pronto para empezar algo con él, pero el era todo lo que yo siempre busqué, estar a su lado me hacia sentir completa y en calma
- Sí, si quiero- le respondí con una sonrisa y en seguida sus labios se volvieron a posar en los míos, Dios, esto se sentía tan bien