¡Dios mío! ¿Y en qué momento acabé, casi encima de este italiano? Mi pierna está por encima de su cuerpo y la mitad del mio hacia arriba, está acurrucado en el abrazo que me está dando. Lo tomé como almohada en la noche.
¡Jesús!
Reacciono rápido tratando de liberarme, pero su brazo se tensa sin dejarme ir.
-Buongiorno Mia farfalla- su voz ronca me da escalofríos y hace que mi entrepierna se humedezca. ¿Que me pasa?
-¿Puedes soltarme?- hablo tímida con ganas de asearme y salir de sus brazos. No porque no sea cálido, sino porque me siento muy cómoda para mí gusto.
Además mi conciencia me recuerda que es el enemigo de mi familia. El que estemos casados no me dice que deba confiar en él, que deba entregarme por completo.
No fue que me casé por voluntad propia, sino que obligó a mi familia prácticamente. Obviamente tuve que decir que sí por el bienestar de mi padre y por los gemelos.
-No- su respuesta viene con un azote en mi trasero, dejándome por segundos en shock -duerme un poco más.
¿Que se cree este? Siento que mi cerebro hace corto circuito, pero mi cuerpo reacciona a él.
-No vuelvas a tocarme así- le advierto y su pecho vibra con una risa silenciosa.
Se remueve poniéndose de lado y ahora es él quien me Monta la pierna encima, enjaulándome a su cuerpo y pegándome a la gran erección matutina.
¡Oh no puede ser! ¿Cómo puede crecer tanto?
-¿O qué?- desafía poniendo su palma en dónde azotó y acariciando lentamente como si quisiera menguar el dolor, pero eso solo es brevemente antes de dar otro azote, que me hace avergonzar del sonido que me saca.
-Te cortaré las manos.
Aprovecho su risa profunda, para escabullirme de su cuerpo y correr al baño. Que odioso es, le encanta hacerme rabiar, no, corrijo, le excita hacerme molestar. ¡Este idiota! Busca provocarme.
¿Y lo peor? Mi cuerpo de forma inconsciente reacciona a él, ¡Lo odio!
Me ducho rápidamente lavando mi cabello rizado, como tengo ganas de ir a la playa un rato, me aplicaré crema para que no se enrede tanto. Cepillo mis dientes, Cuando estoy lista, me envuelvo en una toalla porque tengo la mala costumbre de dejar mi ropa en la habitación.
Cuando salgo, sus ojos están en mi, como cazador que quiere a su presa, intento ignorarlo para no mojarme más de lo que estoy, pero siento que su mirada me quema.
Me meto al gran closet que hay, para poder tener algo de privacidad. Ahora es que me vengo a dar cuenta que como no sabía para donde venía, no me traje conmigo un bañador. Tendré que comprar algunos en alguna tienda que pueda estar cerca.
-hermosa- su voz ronca detrás de mí, me hace saltar y abrir mucho los ojos al notar lo cerca que está de mi cuerpo -tienes bañadores en el último cajón del final, los mandé a traer de tu talla ayer antes de venir.
Se va dejándome tensa y con su perfume en el aire. Y ahora que lo pienso ¿Cómo carajos sabe mi talla? ¡Este pervertido!
Camino al cajón que me dijo y al abrirlo hay muchísimos bañadores en todos los colores y modelos, tienen la etiqueta y cuando tomo uno y reviso, ciertamente son de mi talla. Me deja sorprendida porque nadie más la sabe, ni siquiera mi padre, yo misma compraba mis cosas.
No lo pienso más y tomo uno color blanco de dos piezas que cuando lo abro, sé que no ocultará mucho. Abajo es tan pequeño, o al menos de lo que estoy acostumbrada a usar, y arriba doy gracias a Dios que mis senos no son tan grandes, porque estoy segura que se saldrian por uno de esos triángulos.
Cuando lo pruebo, confirmo todo, aunque me encanta como se ajusta a mi cuerpo y lo bonita que me hace sentir. A veces mi inseguridad viene al ver mis caderas y trasero al espejo, son muy voluminosos, pero ahora siento que me veo bien con esto.
Escucho que se apaga la ducha y me apresuro a tomar un vestido de los que están en el armario con etiqueta, imagino que este idiota quiere que me deshaga de mi ropa anterior, porque es imposible que cuando regresemos, me lleve tantas maletas con ropa.
Me gusta el verde que se asoma con tirantes finos arriba y suelto abajo con faralaos al final.
Al colocarmelo, me llega a los muslos, y me hace sentir bien porque no detalla tanto mi culo.
-Wow- me vuelve a sorprender, parece una pantera que no hace sonidos al moverse -te ves preciosa.
Mi sonrojo no ayuda cuando quiero ocultar mi vergüenza y el me da una sonrisa de lado que no ayuda mucho en mi entrepierna.
-Haré algo de comer- intento poner una excusa para salir de la habitación y dejar que se vista, pero no se mueve de la puerta del closet.
-No te preocupes preciosa, saldremos a comer fuera.
Trago cuando no se mueve y mis ojos recorren su pecho desnudo, aumentando mi sonrojo y calor cuando veo lo bueno que está.
El lo sabe porque su sonrisa se amplia, cuando no puedo quitar mis ojos de esos músculos que sé muy bien son trabajados con pesas.
¡Dios! ¿Siempre se ven así de bien? Anoche no los había notado con el shock de dormir con él y que estaba en boxers. ¿Ahora? Solo quiero pasar mi lengua por esas gotas que se resbalan por su cuerpo.
Aprieto mis piernas e intento salir rápido para no cometer alguna estupidez, pero el idiota no se quita, siento como mi cuerpo se tensa al verlo dar un paso y agarrarme detrás del cabello, para Acercar su rostro al mío.
-cuando quieras puedes pasar tu lengua por mi cuerpo preciosa- mis ojos casi se salen de mi cabeza de tanto abrirlos al darme cuenta que mis pensamientos los dije en voz alta, me arden las mejillas, pero no me da tiempo a pensar porque sus labios cubren los míos y el beso que me da, me quema y me derrite en sus brazos.
No me resisto y se lo devuelvo cerrando mis ojos y mis manos en su pecho que se siente duro, pero suave a la vez. No pienso y mi cuerpo se aproxima al suyo y recorro todos sus músculos con mis manos.
Cuando su lengua se introduce, mi gemido no puedo contenerlo, pero es lo que me hace reaccionar que no debo ir más allá. ¡Me dejé llevar! ¿Lo peor? Mi cuerpo quiere más.
Me separo de él como un tomate de la rabia y vergüenza y paso rápido por su lado, escuchando su gruñido de frustración atrás.
¡No Puedo volverme a dejar llevar!