Pequeña Pervertida
img img Pequeña Pervertida img Capítulo 6 no quiero ducharme solo
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Capítulo 7 desnuda y atada img
Capítulo 8 el castigo img
Capítulo 9 la ahorca mientras la folla img
Capítulo 10 bonito culo img
Capítulo 11 la castiga img
Capítulo 12 Aun no termino contigo img
Capítulo 13 un beso y se calma img
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Capítulo 6 no quiero ducharme solo

Por la cara de desconcierto de esa rubia Antonio se da cuenta de que nunca la habían besado, era curioso, al parecer esa chica era virgen de pies a cabeza. Baja la mirada hacia sus labios sintiendo ganas de besarla una vez más.

Se inclina hacia sus labios y es cuando ella gira el rostro hacia un lado, Antonio se percata de que lo estaba rechazando.

-No quiero que me toque -le dice con voz severa.

-¿Tú me estás diciendo que no te toque? ¿tú? -él se sonríe con burla, luego la toma por el mentón obligándola a mirarlo-. Tú no me das ningún tipo de orden, estas aquí solo para complacerme. Y si me da la gana de follarte, lo haré.

Bianca teme por ella, aquel hombre no parecía estar jugando con sus palabras. Era peligroso, de eso no tenía dudas.

-¿Me vas a violar? -Antonio frunce el ceño -. Es lo que suelen hacer ustedes con las mujeres, como ese amigo suyo del antro. Violan a las chicas.

Su ceño se frunce más debido a la altanería de esa chiquilla.

-¿Crees que necesito violarte? -se inclina hacia ella hasta llegar a rozar sus labios, baja la mirada a los mismos mostrando deseo, luego vuelve a verla a los ojos-. No voy a llegar a ese extremo ya que tu misma me darás todo lo que pido.

Por alguna extraña razón el cuerpo de Bianca se siente diferente ante la cercanía de ese sujeto, su respiración llenaba sus propios pulmones y aunque todo su peso estuviera encima del suyo no se sentía ahogada.

¿acaso estaba romantizando aquella porquería?

-¿Si vez? -Antonio desliza la mano por el costado de su cuerpo para sentir aquellas delicadas curvas, seguido de eso se queda en la parte baja de su cintura y rápidamente comienza a frotar su erección contra el vientre de ella -. No necesito violarte Bianca.

Musita aquellas palabras tan bajo de tono que ella cierra los ojos sin que pudiera evitarlo, luego siente como los labios de él golpean los suyos y aquello causa una especie de electricidad que recorre todo su cuerpo.

De la da los vellos de su cuerpo se erizan y ella no está entendiendo bien qué diablos está pasándole, ¿Por qué reaccionaba de esa manera con ese hombre que apenas conocía? Y no solo eso, él la había comprado.

Antonio desliza la mano por debajo de la camisa de Bianca hasta sentir la tibia piel de esa chica, pero cuando continua el camino por sus costados deja de besarla y abre los ojos inmediatamente. Se aleja de ella abruptamente con el ceño fruncido.

El pecho de Bianca sube y baja con rapidez mientras que lo observa.

El CEO enciende la luz y seguido de eso sube la blusa de ella.

-Nooo...-grita con desespero, pero él consigue levantar su blusa hasta el punto de sacársela completamente.

Pilla como ella cubre sus pequeñas tetas manteniendo los ojos cerrados, pero eso no era lo que él estaba viendo en realidad. Lo que sus ojos miraban eran todas esas marcas en el cuerpo de ella, Antonio parpadea varias veces al tratar de entender qué demonios le había pasado.

-¿Qué es todo eso? ¿Qué significan esas marcas?

Pero Bianca no le responde, se limita a quedarse callada y ni siquiera lo estaba mirando. Le avergonzaba que estuvieran viendo su cuerpo y más en el estado en el que se encontraba. Suelta lágrimas sin parar mientras que se abraza con fuerza.

Antonio pilla que ella no pensaba hablar, así que se baja de la cama para dejarla sola en la habitación.

Al cabo de unos segundos, Bianca abre los ojos debido al silencio. Se da cuenta de que estaba sola en el cuarto y siente alivio de saberlo. Suelta el aliento al mismo tiempo que baja la mirada, luego mira todo a su alrededor.

Ve una enorme puerta de cristal y corre hacia ella, pero estaba cerrada, no iba a poder escapar por allí. Luego camina hacia otra puerta dando con el baño, en este yacía un enorme espejo en el que pudo ver su cuerpo entero.

Todas esas marcas...

Las aborrecía, odiaba estar marcada de esa manera. Niega y sale del baño para volver a vestirse y pensar en la forma de escaparse.

[...]

Antonio se sirve un trago el cual se bebé de inmediato, luego enciende un cigarro para darle una gran calada, libera el humo por sus labios mientras que se reclina hacia atrás.

-Mierda... ¿Qué diablos le paso?

En eso piensa en Vittorio, se pregunta cuanto tiempo esa imbécil tenía secuestrada a Bianca, ¿él sería el causante de todas esas marcas? Era consciente de que ese hijo de puta le gustaba lastimar a las mujeres mientras que se las follaba.

Pero, Bianca era virgen. Y a juzgar por la forma en la que lo beso era evidente que nunca había sido tocada por nadie.

Pero, si no fue Vittorio, ¿Quién lo hizo?

El CEO se queda pensando mientras que fuma su cigarro, por otro lado, no le parecía desagradable esas marcas ¿Por qué? Era un hombre que le gustaba las mujeres finas, de clase, y Bianca era todo lo contrario a eso.

Bebe un poco más de su copa y es cuando gira el rostro hacia un lado debido a escuchar un ruido. Se pone en pie rápidamente y desenfunda su arma. Camina en silencio a la salida con la misma en la mano.

Afina la mirada al escuchar más insistente el ruido, se aproxima rápidamente a él y apunta el arma y es cuando observa que era Bianca la que intentaba escaparse. Ella se da la vuelta y al mirar el arma se paraliza.

Antonio le estaba apuntando directo a la cara. Ella solo lo miro con miedo mientras que no dejaba de llorar.

-¿Intentas escapar? -pregunta aun apuntando su arma a su cabeza.

-Si.

-¿No crees que eres muy cínica?

-¿Qué?

-¿Fuiste a buscar trabajo a la casa de Vittorio por tu propia cuenta? -ella niega.

-Me secuestraron.

Antonio baja el arma para ese momento.

-¿Hace cuánto?

-Poco tiempo...

Significaba que Vittorio no tenía nada que ver con esas heridas, y es que tampoco podía, se podían ver que eran cicatrices bastante viejas.

-Lamento decirte esto, pero de aquí no te iras.

-¿Qué es lo que quiere? -Antonio camina hacia ella con su arma en la mano que la obliga a retroceder hasta golpear la puerta con su espalda.

-Ya sabes lo que quiero -musita cuando ya está muy cerca de ella -. No creo que tenga que explicarte exactamente lo que deseo de ti.

Bianca comienza a negar, no podía acostarse con ese hombre. No quería hacerlo, pero sus abuelos...

-Si lo hago, si accedo a lo que me pide, ¿me dejara libre? -Antonio se queda callado ante esa pregunta, mira los labios de ella y luego sus cristalinos ojos azules.

-Depende -a Bianca se le escapan algunas lágrimas.

-¿De qué? -Antonio desliza el pulgar sobre los labios de Bianca mientras que sujeta su arma que la hace ponerse más nerviosa que antes.

-Si me gusta, entonces será muy complicado que te deje ir. Al menos por un largo tiempo -susurra entre tanto observa la boca húmeda de ella.

Bianca cierra los ojos justo para drenar las lágrimas acumuladas en sus ojos, ¿Qué era lo que iba hacer? ¿Entregarse y hacerlo mal para que la dejara libre? Pero, ¿y si la terminaba asesinando?

-Soy virgen, que me garantiza de que si lo hago mal no me asesinara.

-Soy un hombre de palabra, no te asesinare... te dejare libre Bianca -masculla casi junto a sus labios -. Pero debes entregarte a mí por voluntad propia, no pienso obligarte a nada.

Besa sus labios a lo que ella abre los ojos para verlo.

-¿Y si no? -Antonio también abre sus ojos.

-Permanecerás aquí por mucho tiempo.

Los labios de ella tiemblan, no podía quedarse tanto tiempo en esa casa, sus abuelos la necesitaban. Dejarlos solos significaba como dejarlos morir. Era imperioso que tomara una decisión, por el bien de su familia.

La joven la baja la mirada y Antonio observa como ella empieza a caer, tarde o temprano iba acceder y él no tendría que obligarla a nada.

Cuando hace amago de aceptar, Antonio la interrumpe.

-No quiero una respuesta ahora, tomate tu tiempo. No está en condiciones para decirme nada, será mejor que subas, saques de tu cabeza la estúpida idea de escaparte y te metas en la maldita cama. Sí tan solo vuelvo a oír que intentas escapar mi propuesta se ira a la mierda y terminaras siendo violada y con un puto disparo en la cabeza.

Bianca ensancha la mirada, ese hombre era peligroso y no podía confiar en él. Al principio parecía dócil, pero de la nada se convierte en un sujeto despiadado capas de cualquier cosa.

-Largo-mira esa oscuridad en sus ojos y se asusta, luego sale corriendo hacia las escaleras para refugiarse en la habitación.

Antonio mantiene la mirada sobre la puerta hasta que escucha como ella cierra la puerta de su habitación con fuerza, luego gira el rostro hacia las escaleras y afina la mirada. Guarda su arma en la funda y regresa a su despacho.

[...]

Al día siguiente el estruendo de la puerta despierta a Bianca de golpe, la joven se sienta en la cama abruptamente para ver a ese sujeto parado al lado de la cama. Ella recoge sus piernas cuando lo ve.

-¿Qué te parecido mi cama? -pero no responde, aunque la verdad era mucho mejor que el catre que ella tenía en casa -. Supongo que bien, veo que hablas cuando te viene en gana-añade caminando hacia el baño.

Ella lo observa y de la nada mira como empieza a desvestirse.

-¿Qué hace?

-¡Vaya! Hablas cuando te conviene -su voz de sarcasmo era bastante fuerte -. Me voy a dar una ducha.

Bianca hace amago de levantarse de la cama, pero Antonio la pilla por el rabillo del ojo y se da la vuelta rápidamente.

-Quédate allí... nadie te ha pedido que te levantes de la cama -ordena con voz seria mientras que se quita la camisa.

-No me quedare aquí.

-Lo harás, o me vere obligado a pensármelo bien sobre esa propuesta estúpida que te he hecho -ella se queda mirándolo y termina por quedarse sentada en la cama -. Buena chica.

Antonio se quita el pantalón y seguido de eso el bóxer, pero en ese instante ella gira el rostro hacia otra parte.

-Mírame, si te quedas allí es para mirarme.

-No lo haré...

-Bianca, se buena chica -la voz de ese hombre enfundaba tanto miedo. Ella traga saliva al mismo tiempo que comienza a girar el rostro.

Mantiene sus ojos puestos en los de él, pero la verdad es que le estaba costando muchísimo sostenerle la mirada sabiendo que estaba desnudo del cuello para abajo.

-Tomemos una ducha, juntos.

-¿Qué? -responde con aquella inocencia que acelera el corazón del italiano.

Él camina hacia la cama para descubrir el cuerpo de Bianca mientras que ella observa con los ojos bien abiertos. Luego toma su mano para obligarla prácticamente a ponerse en pie.

Con piernas temblorosas Bianca se pone en pie, muerde la carne interna de su boca mientras que camina hacia el baño. Su corazón no dejaba de latir, iba a toda prisa, la situación era muy incómoda, ese hombre la ponía nerviosa y bastante temerosa.

Al llegar al baño traga saliva cuando siente que él empieza a levantar su camisa, pero el instinto de ella se lo impide.

-No.

-No puedes darte un baño con la ropa puesta, además tienes las mismas prendas desde que llegaste al club de Vittorio, necesitas una ducha.

-Puedo dármela sola -musita contra su hombro.

-Eso no será posible, porque resulta que esta mañana he amanecido con ganas de ducharme acompañado.

Antonio posiciona sus manos sobre la desnuda cadera de ella que la hace tensarse. Vuelve la vista al frente y es cuando él le saca la camisa.

-Ayudare a limpiarte como se debe.

                         

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