Capítulo 5 Un Mundo de Palabras

El fin de semana llegó con un aire de anticipación. Clara se despertó con la emoción burbujeando en su interior mientras pensaba en el evento literario al que asistiría con Daniel. Se pasó la mañana preparándose, eligiendo un vestido que la hiciera sentir segura y cómoda, mientras su mente giraba en torno a la idea de conocer a sus amigos escritores.

Al llegar al lugar del evento, un acogedor café que también funcionaba como librería, Clara sintió una mezcla de nerviosismo y emoción.

Las paredes estaban decoradas con estanterías repletas de libros, y el ambiente estaba lleno de murmullos y risas. Cuando vio a Daniel al otro lado de la habitación, su corazón se aceleró. Él la vio y le sonrió, acercándose rápidamente.

-¡Hola! -dijo él-. Estoy tan feliz de que hayas venido.

La calidez de su saludo hizo que Clara se sintiera más relajada.

-Gracias por invitarme, parece un lugar genial.

Daniel la llevó a una mesa donde varios amigos estaban reunidos. Cada uno tenía su propio estilo y personalidad, pero Clara se sintió recibida con entusiasmo.

Daniel presentó a cada uno: escritores, poetas y soñadores que compartían su amor por las palabras.

-Clara es una artista increíble -dijo Daniel, lo que hizo que todos se volvieran hacia ella con interés.

Un poeta llamado Andrés sonrió y le preguntó:

-¿Qué tipo de arte haces?

Clara compartió sobre sus pinturas y cómo utilizaba las sombras para explorar sus emociones. A medida que hablaba, notó cómo sus palabras resonaban entre los presentes; había una conexión palpable en el aire.

La conversación fluyó fácilmente entre risas y anécdotas sobre el proceso creativo. Clara se dio cuenta de lo similar que era el mundo del arte y la literatura: ambos eran caminos para explorar el dolor, el amor y todo lo que hay en medio.

Mientras más se adentraban en las charlas, Daniel la miraba con admiración, lo que hacía que Clara se sintiera aún más segura. Se dio cuenta de que no solo había encontrado un amigo en él, sino también a alguien que comprendía su lucha por expresarse a través del arte.

Después de un rato, el evento comenzó oficialmente con lecturas de poesía y fragmentos de novelas. Clara escuchó atentamente mientras cada escritor compartía sus palabras; algunos hablaban sobre la pérdida, otros sobre la esperanza. Su corazón latía al compás de cada historia contada.

Cuando llegó el turno de Daniel, su rostro se iluminó con una mezcla de nerviosismo y determinación. Se levantó y comenzó a leer un fragmento de su novela en progreso; las palabras fluyeron como un río claro, llenando el espacio con emociones profundas. Clara no podía apartar la vista de él; había algo mágico en la forma en que daba vida a sus personajes.

Al terminar, los aplausos resonaron por todo el café. Daniel sonrió tímidamente mientras regresaba a su asiento junto a Clara.

-Eres increíble -le dijo ella-. Tienes una forma única de contar historias.

Daniel sonrió agradecido pero parecía un poco ansioso.

-Gracias... pero siento que aún tengo mucho camino por recorrer. Clara lo miró intensamente. -Todos estamos en ese viaje. Lo importante es seguir creando y compartiendo nuestras historias.

La noche continuó llena de conversaciones animadas y conexiones inesperadas. Mientras los amigos compartían palabras e ideas, Clara sentía que estaba encontrando su lugar entre ellos; las sombras del miedo e inseguridad empezaban a desvanecerse.

Cuando finalmente se despidieron y salieron del café bajo un cielo estrellado, Clara sintió una profunda gratitud por esa noche mágica. Daniel caminaba junto a ella, sus manos casi tocándose mientras hablaban sobre lo vivido.

-Me alegra haberte traído -dijo él-. Espero que te hayas sentido bien aquí.

-Fue maravilloso -respondió Clara-. Gracias por abrirme este mundo.

Ambos compartieron una mirada significativa; era como si esas horas juntas hubieran tejido aún más fuerte el vínculo entre ellos. Mientras caminaban hacia sus respectivos caminos, Clara no podía evitar sonreír al pensar en todo lo que había experimentado esa noche. Las sombras seguían ahí, pero ahora eran parte de una historia de luz y conexión genuina