Capítulo 5 La quiero en mi dormitorio

¿Cuándo fue la última vez que un hombre me miró así?

Demasiado tiempo, dice la pequeña voz en mi cabeza. Reprimiendo los impulsos que he estado ignorando durante meses, si no años, agrego-: No me gusta la idea de usar el sexo para nada, Silvia . Y ambos sabemos que él deja a las mujeres sueltas tan pronto como salen de su cama.

-Es cierto -concuerda ella-. Pero... nunca te ha conocido.

Arrugo la nariz y me río. -No soy tan especial.

-Hmm. Ese es tu problema. -La mirada de Silvia pasa de maliciosa a empática. Hace que algo dentro de mí se encoja y se esconda; odio la sensación de que me tengan lástima. -Entiendo por qué no confías en los hombres, nena, y no digo que tengas que confiar en él. Pero si te viera con esas piezas de encaje deshilachadas que llamas ropa interior, créeme, lo último en lo que estaría pensando es en dejarte libre.

-Se levanta, le da a Mason una caricia más en la cabeza y me deja sola con mi desánimo. Encorvo las rodillas hasta el pecho. Mason resopla y pone la barbilla sobre sus patas en una imagen reflejada-No me mires así.

-Si Mason supiera lo que está insinuando Silvia , estaría tan disgustado como yo.

No es solo la idea de acostarme con Mike Andrews , el hombre que ha sido mi enemigo desde el primer día.

Por mucho que no quiera pensar en ello, los recuerdos se derraman. Relaciones tóxicas de mi pasado, pocas y distantes entre sí, pero suficientes. Los gritos, la ira, las manos alzadas. Un ex en particular me viene a la mente, sus ojos pura maldad. Alejo los pensamientos sobre él, me levanto y me sacudo el pasado.

̶ De ninguna manera, le digo en voz alta a Mason y a mí misma. ̶ No me importa si me quiere. No voy a dejar que un hombre como Mike Andrews me tenga.

MIKE

Lunes: el día en que a Alexia le gusta recordarme exactamente lo que podría tener si tan solo me rindiera.

Todos los lunes a las 9 am, hago que los asociados se reúnan en una de las salas de conferencias para informarme sobre los casos en los que están trabajando. A Alexia le encanta hacer un espectáculo de eso, y hoy va a toda velocidad con una presentación que requiere que se ponga de puntillas para señalar la pantalla. Completamente innecesario, pero probablemente esté cumpliendo su propósito ya que su falda se sube hasta arriba, justo debajo de su trasero.

No me malinterpretes, Alexia es una mujer atractiva. Tiene una edad similar a la mía, pero su rostro juvenil solo se ve empañado por las arrugas del entrecejo y el exceso de lápiz labial. Lleva el pelo largo suelto, desafiando el estereotipo de género. Mucha gente piensa que las mujeres en el ámbito profesional deberían llevar el pelo recogido, ya que les da más autoridad.

No estoy de acuerdo. Lo que les da más autoridad es hacer bien su trabajo.

-¿Podemos ir al grano, Alexia ? La semana pasada sentaste las bases para este caso, así que puedes seguir adelante.

-Mis palabras son directas, pero no crueles. Tal vez deberían haberlo sido, porque Alexia me da una sonrisa coqueta y una mirada ardiente.

-Lo que sea por ti, señor Andrews .

Por dentro, me encojo. Es tan obvio lo que está haciendo, y cuando miro hacia la mesa, veo a Abril poner los ojos en blanco.

Entonces se me enciende la luz... ¿podría estar celosa de Alexia ?

Mis ojos se mueven de un lado a otro entre los dos mientras Alexia , el último asociado en presentar esta mañana, termina.

Son dos mujeres muy diferentes. Para empezar, la presentación de Abril fue breve y dulce. Me dijo solo lo que necesitaba saber y lo que tenía planeado para esta semana. Reconoció los logros de otros asociados y pasantes de su equipo. Luego se calló y se sentó.

Hoy lleva una camisa burdeos de cuello alto que desvía la atención de su amplio pecho. Una decisión inteligente, ya que dos de los pasantes masculinos de su equipo están claramente enamorados de ella.

La miran con ojos de cachorro, ignorando por completo a Alexia . Me recuesto en la silla y trato de reprimir una sonrisa burlona. No puedo culparlos. Tienen buen gusto.

̶ Gracias a todos. Pueden irse. Red , pásate por mi oficina más tarde y podemos repasar esa declaración juntos. Creo que tienes razón y hay algo más allí.

El grupo de unas treinta personas empieza a salir. Abril le lanza otra mirada fulminante a Alexia . Apoyo los talones en la silla de al lado y miro, divertida y curiosa.

Alexia no puede soltarme; es como un perro con un hueso.

Volviendo de la reunión financiera semanal, me encuentra en el piso principal. No es un buen lugar para situaciones como esta cuando se aprieta contra mí, nada más que una bolsa de comida para llevar separándonos.

̶ Sr. Andrews , le quité esto de las manos a Scott para usted .

Ronronea, arqueando la espalda para presionar sus pechos contra el top escotado que lleva puesto. Puedo sentir miradas sobre nosotros y empiezo a enojarme, una ira ardiente corre por mis venas.

Entonces es cuando miro hacia arriba y veo a Abril

Su rostro está vuelto hacia nosotros, pero está inclinada sobre un escritorio, explicando algo a un ansioso grupo de asistentes legales. Vuelve a poner los ojos en blanco antes de volver a concentrarse en la tarea en cuestión. La posición atrae la atención hacia su cintura y sus pantorrillas tensas, y mi cerebro evoca la imagen de ella en mi dormitorio en una posición similar...

̶ Esa no es mía , espeto, incapaz de apartar la mirada de Abril mientras empujo a Alexia para pasar. Ella se tambalea hacia atrás sorprendida.

La parte lógica de mi mente ha sido empujada hacia un rincón. El instinto ha tomado el control y estoy demasiado concentrada en lo que quiero.

A ella.

̶ Señorita Rolling .

Se endereza sorprendida, la seda de su blusa se acomoda hermosamente alrededor de sus curvas.

Sus ojos se mueven por encima de mi hombro hacia donde Alexia está inevitablemente observando. Todavía hay ojos sobre mí, sobre nosotros, pero no me importa. Dejaría que todos me vieran si eso significara estar cerca de ella.

̶ Um... ¿no era ese tu almuerzo?

El tono de Abril es seco, molesto. Una comisura de mi boca se levanta.

Así que está celosa.

̶ No , miento, sin sentir remordimiento por dejar el risotto en las manos de Alexia . Ella puede verterlo sobre su cuerpo desnudo por lo que a mí respecta; solo tengo ojos para Abril .

Sus ojos verdes se mueven rápidamente hacia un lado y los asistentes legales tosen, arrastran los pies y regresan a sus escritorios. Abril se cruza de brazos.

̶ ¿Puedo ayudarte con algo?

Es un eco de la pregunta que me hizo hace una semana, cuando la vi tentadoramente en la antigua oficina de Oliver ...

̶ Almuerza conmigo.

Algunas cabezas se giran, las conversaciones terminan en tartamudeos sorprendidos. Lo entiendo, esto no es algo que yo haga.

Nunca.

La confusión se refleja en el rostro de Abril , pero la disimula rápidamente. Un hábito que la convierte en una buena abogada. Mi sonrisa se amplía hasta convertirse en una mueca lobuna.