Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo
img img Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo img Capítulo 3 Capítulo 3
3
Capítulo 10 Capítulo 10 img
Capítulo 11 Capítulo 11 img
Capítulo 12 Capítulo 12 img
Capítulo 13 Capítulo 13 img
Capítulo 14 Capítulo 14 img
Capítulo 15 Capítulo 15 img
Capítulo 16 Capítulo 16 img
Capítulo 17 Capítulo 17 img
Capítulo 18 Capítulo 18 img
Capítulo 19 Capítulo 19 img
Capítulo 20 Capítulo 20 img
Capítulo 21 Capítulo 21 img
Capítulo 22 Capítulo 22 img
Capítulo 23 Capítulo 23 img
Capítulo 24 Capítulo 24 img
Capítulo 25 Capítulo 25 img
Capítulo 26 Capítulo 26 img
Capítulo 27 Capítulo 27 img
Capítulo 28 Capítulo 28 img
Capítulo 29 Capítulo 29 img
Capítulo 30 Capítulo 30 img
Capítulo 31 Capítulo 31 img
Capítulo 32 Capítulo 32 img
Capítulo 33 Capítulo 33 img
Capítulo 34 Capítulo 34 img
Capítulo 35 Capítulo 35 img
Capítulo 36 Capítulo 36 img
Capítulo 37 Capítulo 37 img
Capítulo 38 Capítulo 38 img
Capítulo 39 Capítulo 39 img
Capítulo 40 Capítulo 40 img
Capítulo 41 Capítulo 41 img
Capítulo 42 Capítulo 42 img
Capítulo 43 Capítulo 43 img
Capítulo 44 Capítulo 44 img
Capítulo 45 Capítulo 45 img
Capítulo 46 Capítulo 46 img
Capítulo 47 Capítulo 47 img
Capítulo 48 Capítulo 48 img
Capítulo 49 Capítulo 49 img
Capítulo 50 Capítulo 50 img
Capítulo 51 Capítulo 51 img
Capítulo 52 Capítulo 52 img
Capítulo 53 Capítulo 53 img
Capítulo 54 Capítulo 54 img
Capítulo 55 Capítulo 55 img
Capítulo 56 Capítulo 56 img
Capítulo 57 Capítulo 57 img
Capítulo 58 Capítulo 58 img
Capítulo 59 Capítulo 59 img
Capítulo 60 Capítulo 60 img
Capítulo 61 Capítulo 61 img
Capítulo 62 Capítulo 62 img
Capítulo 63 Capítulo 63 img
Capítulo 64 Capítulo 64 img
Capítulo 65 Capítulo 65 img
Capítulo 66 Capítulo 66 img
Capítulo 67 Capítulo 67 img
Capítulo 68 Capítulo 68 img
Capítulo 69 Capítulo 69 img
Capítulo 70 Capítulo 70 img
Capítulo 71 Capítulo 71 img
Capítulo 72 Capítulo 72 img
Capítulo 73 Capítulo 73 img
Capítulo 74 Capítulo 74 img
Capítulo 75 Capítulo 75 img
Capítulo 76 Capítulo 76 img
Capítulo 77 Capítulo 77 img
Capítulo 78 Capítulo 78 img
Capítulo 79 Capítulo 79 img
Capítulo 80 Capítulo 80 img
Capítulo 81 Capítulo 81 img
Capítulo 82 Capítulo 82 img
Capítulo 83 Capítulo 83 img
Capítulo 84 Capítulo 84 img
Capítulo 85 Capítulo 85 img
Capítulo 86 Capítulo 86 img
Capítulo 87 Capítulo 87 img
Capítulo 88 Capítulo 88 img
Capítulo 89 Capítulo 89 img
Capítulo 90 Capítulo 90 img
Capítulo 91 Capítulo 91 img
Capítulo 92 Capítulo 92 img
Capítulo 93 Capítulo 93 img
Capítulo 94 Capítulo 94 img
Capítulo 95 Capítulo 95 img
Capítulo 96 Capítulo 96 img
Capítulo 97 Capítulo 97 img
Capítulo 98 Capítulo 98 img
Capítulo 99 Capítulo 99 img
Capítulo 100 Capítulo 100 img
img
  /  3
img

Capítulo 3 Capítulo 3

El punto de vista de Amelia.

Me quedé boquiabierta. Era increíble que Ernesto le hiciera esto a su propia compañera.

Luché contra los guardias que me llevaban hacia la puerta. Una vez fuera, me empujaron por los hombros. Como una futura Alfa, mi fuerza no era ordinaria. Resistí sus empujones y me mantuve en pie.

Sin decir nada, Ernesto me miraba con frialdad. Al ver que los guardias no podían obligarme a arrodillarme, se acercó a nosotros y me dio una patada en la parte posterior de las rodillas.

Quedé sorprendida, ya que no me lo esperaba. Mis rodillas cedieron y caí al suelo, él logró que me arrodillara con su patada.

"Quédate aquí y recapacita sobre lo que has hecho", dijo con severidad antes de ordenarle a los guardias que se aseguraran de que yo siguiera de rodillas. Luego se dio la vuelta y volvió a entrar a la casa, cerrando la puerta tras de sí.

Los guardias siguieron sujetándome por los hombros, presionándome e impidiendo que me levantara.

Era la primera vez en mi vida que me sentía tan humillada, y quien lo hacía era mi propio compañero.

La ira recorrió cada fibra de mi cuerpo. No podía creer que mi pareja fuera tan despiadada.

'M*ldito d*sgraciado', lo insultó Alexa.

Coincidí con ella. Ernesto era un m*ldito d*sgraciado.

El fuerte viento que soplaba a mi alrededor no ayudaba. Sentía tanto frío que mi cuerpo temblaba hasta hacerme rechinar los dientes. Aún no me había cambiado la ropa mojada ni me habían limpiado y vendado las heridas.

Al cabo de no sé cuántas horas de estar arrodillada, mi compañero por fin salió.

"Ernesto, yo...", seguía teniendo esperanzas de que me escuchara, pero lo que dijo a continuación borró todo mi optimismo.

"¿Has reflexionado sobre lo que hiciste? ¿Estás lista para disculparte con Maia?", me interrumpió tajantemente.

"¿Así es como tratas a tu compañera?", pregunté mientras apretaba los dientes.

"¿Compañera?", se echó a reír. "¿Crees que me importa que seas mi pareja? Para mí, una compañera es solo un peldaño para hacerme más fuerte. Un Alfa necesita una Luna para fortalecerse a sí mismo y a su manada", dijo con frialdad.

Jadeé y empecé a sentirme molesta. "Tú... ¿Jamás te preocupaste por mí? ¿Nunca me amaste?"

"¿Amar?", preguntó y me miró de forma burlona. "Te elegí como compañera y me casé contigo fue para que mi manada tuviera una Luna".

Lo miré y sentí que mi corazón se quebraba. Tres años. Fueron tres años de ser su compañera y su Luna. Había intentado con todas mis fuerzas ser una Luna perfecta para él. ¿Y eso era todo lo que significaba para él? ¿Un medio para evitar disgustos y un peldaño para ser más fuerte?

"¿Estás preparada para reconocer tu error?", preguntó impaciente.

Alcé el mentón con terquedad. "¡JAMÁS!"

"Entonces arrodíllate hasta que reconozcas tu error", espetó y se dio la vuelta para entrar de nuevo a la casa.

"Alfa", de repente apareció Beta Hugo. "Maia se ha despertado, y no para de llorar".

"¿Qué? ¿Ya la ha examinado el doctor?", preguntó Ernesto con preocupación.

"Está histérica y no ha permitido que nadie se le acercara", informó Beta Hugo.

"De acuerdo, ahora iré al hospital", dijo mi compañero.

Después se dirigió a mí y me dijo: "No causes más problemas o te atendrás a las consecuencias".

Luego de advertirme, se fue a toda prisa con su Beta. Los dos guardias los siguieron ya que eran la escolta personal de mi compañero.

Solté una risa amarga. Qué est*pida fui al pensar que las parejas debían enamorarse la una de la otra.

Tras oír sus palabras, dejé de tener esperanzas en él. Lo único que sentí fue decepción.

Intenté ponerme de pie a pesar de tener las piernas entumecidas por estar arrodillada tanto tiempo. Me apoyé en las paredes y caminé despacio hacia nuestro dormitorio.

'¿Dejarás a ese b*stardo?', me preguntó mi loba mientras me cambiaba de ropa.

'Sí. ¿Te parece bien?', le pregunté. Sabía que romper el vínculo de pareja sería muy doloroso para mí, pero sobre todo para Alexa. No sabía cómo le afectaría.

'Prefiero que lo dejes a que sigas unida a él', gruñó mi loba.

'¿No te afectará?', pregunté.

'Me dolerá. Sufriré por un tiempo, pero lo superaré. Quiero que seas feliz, Amelia', dijo.

Su comentario casi me hace llorar. Alexa fue la única que se preocupó por mí en los tres años que estuve casada con Ernesto.

'Bueno, no llores ahora', intentó consolarme. '¿Qué plan tienes en mente?'

'Irme de aquí y regresar a la Manada Plenilunio', le dije mientras empezaba a empacar mis cosas.

'Muy bien', me dijo, y pude sentir lo orgullosa que estaba de mí por haber tomado esta audaz medida.

Cuando terminé de hacer la maleta, la arrastré y salí sin que nadie se diera cuenta. Todos andaban ocupados haciendo comidas nutritivas para Maia en la cocina o yendo al hospital a cuidarla.

«Qué irónico», pensé. Él permitía que todos cuidaran de alguien que no era su pareja, mientras que nadie atendía a su compañera herida.

Al mirar el cielo de la noche sin estrellas, sentí que las lágrimas volvían a caer. Había intentado ser su pareja perfecta durante tres años, pero todo se fue al traste por culpa de otra mujer.

Comencé a caminar hacia la frontera de la manada mientras jalaba mi maleta.

El viento empezó a soplar y temblé de nuevo a causa del frío.

'Amelia, ¿no quieres que vayamos primero al hospital para que te curen las heridas?', preguntó mi loba con preocupación.

'¿Y ver a esas z*rras? No, gracias', le contesté, y Alexa no dijo nada más.

Mientras más caminaba, más débil me sentía. Mi respiración se hizo más pesada, mis heridas empezaron a palpitar y sentí que mi visión empezaba a nublarse.

'Amelia, vamos primero al hospital', la voz angustiada de Alexa sonó en mi mente.

Mi cuerpo se balanceó y caí al suelo, presintiendo que toda mi energía se había agotado. No podía mover ni un centímetro de mi cuerpo. Noté que la oscuridad se apoderaba de mí.

«¿Qué debería hacer?»

Se me vino una imagen a la mente y tuve que esforzarme mucho para abrir un enlace mental que no había utilizado en los últimos tres años.

'¿Amelia?', preguntó un hombre con desconcierto cuando se abrió nuestro enlace mental.

'Sam... Ayúdame... Recógeme... en... la... frontera... de... la Manada... Garra... Roja', dije con mucha dificultad antes de desmayarme.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022