Una hija para el CEO solitario
img img Una hija para el CEO solitario img Capítulo 1 Prefacio: ¿Futuro o... pasado
1
Capítulo 16 Alguien se la llevó img
Capítulo 17 La señal del airtag img
Capítulo 18 Conexión visual img
Capítulo 19 Un mechón rebelde img
Capítulo 20 Se atrevieron a desafiarlo img
Capítulo 21 Tomar la responsabilidad img
Capítulo 22 Demasiado mordaz img
Capítulo 23 Pretextos img
Capítulo 24 Cookie img
Capítulo 25 Una bonita pareja img
Capítulo 26 Dos adultos img
Capítulo 27 Dilo en mi cara img
Capítulo 28 Provocar al cuervo img
Capítulo 29 No tengo idea img
Capítulo 30 Mi culpa img
Capítulo 31 Mentira piadosa img
Capítulo 32 Entregados img
Capítulo 33 ¿Qué sientes por él img
Capítulo 34 La verdadera img
Capítulo 35 El club nocturno img
Capítulo 36 Fotos familiares img
Capítulo 37 La semilla de la duda img
Capítulo 38 Jugarreta infantil img
Capítulo 39 Ositos img
Capítulo 40 Invitado inesperado img
Capítulo 41 Un perro como tú img
Capítulo 42 Regularse img
Capítulo 43 O negativo img
Capítulo 44 No es el fin del mundo img
Capítulo 45 La señora bonita img
Capítulo 46 Lo siento img
Capítulo 47 Cuida de papi img
Capítulo 48 Malicia img
Capítulo 49 Encuentro casual img
Capítulo 50 Nerviosismo img
Capítulo 51 Lazos de sangre img
Capítulo 52 No es él img
Capítulo 53 Visita al Centro img
Capítulo 54 Juntos por siempre img
Capítulo 55 Tropezón img
Capítulo 56 Conspiración img
img
  /  1
img
img

Una hija para el CEO solitario

SHI.
img img

Capítulo 1 Prefacio: ¿Futuro o... pasado

-¡Andrew, escúchame, esto no puede seguir así! ¿De verdad crees que es normal? ¿No te has puesto a pensar cómo han cambiado las cosas estos meses entre nosotros?

Andrew, al volante de su auto, resopló frustrado y le restó importancia al asunto. A su lado, en el asiento del acompañante, la mujer que habló chascó con la lengua. Ella tenía la cara enrojecida y los ojos vidriosos, parecía consternada.

-No es nada del otro mundo, cariño, quizá solo se comporta así porque piensa que será desplazada de alguna manera. ¿No te has puesto a pensar en eso, en sus sentimientos? No todo gira en torno a ti, ¿recuerdas? Ni tú ni yo somos el centro del mundo.

Iban por una carretera rápida a las afueras, conocida porque muchos vehículos de carga traían mercancía a la ciudad o la llevaban a distintos lugares del país y de otros países, por lo que Andrew intentó mantenerse concentrado en el camino.

Pero aquella mujer no estaba de acuerdo.

-¡No, maldición! ¡¿Por qué nunca me escuchas?! ¡¿Qué te pasa?! ¡Tú no eras así! ¿Por qué últimamente parece que no te importo?

El varón frunció el ceño y la miró. Un atisbo de ira chispeaba en la profundidad de sus ojos, lo que alertó a la mujer, indicándole que quizá había ido demasiado lejos con sus palabras.

-¿De qué demonios hablas? ¿Qué no me importas? ¡¿Acaso te volviste loca?!

Por primera vez, él alzó la voz, y ella se sobresaltó tanto que lo vio con los ojos bien abiertos; pero no estaba dispuesta a ceder, no una vez llegados a este punto.

-¡Pues sí, maldita sea, quizá me volví loca! ¡Estoy cansada de esto! ¡Todo lo que haces es trabajar, actúas con indiferencia e ignoras lo que te digo! ¡Mírate! ¡Hoy es el primer día en mucho tiempo que podemos salir, y te comportas como si yo no te importara! ¡¿Qué demonios te pasa a ti, Andrew?!

El corazón de la mujer latía desbocado, en tanto la furia de su sentir reprimido por semanas bullía desde dentro como una aplanadora. Ella jadeaba y tenía los ojos inyectados en sangre, pero no hizo más que provocar a la bestia.

-¡Ya cállate, maldición! ¡¿Crees que está siendo fácil para mí?! -Él quitó su vista del camino y se fijó en ella-. ¡He pasado todos estos días partiéndome el lomo porque la empresa lo está pasando mal, así que perdón, pero no quiero que envejezcamos en la miseria!

-¡No me importa el dinero, Andrew! ¿No soy yo más importante que eso?

En ese momento, los ojos de aquella muchacha se llenaron de ardientes lágrimas, un retrato compungido de miles de emociones que llevaban semanas retenidas en su interior por mera consideración a su amado.

Andrew quiso decir algo; sin embargo, cuando apenas abría la boca, vio un vehículo grande aparecer a un costado a toda velocidad, y apenas tuvo tiempo de abrir de más los ojos cuando un golpazo sacudió el auto, enviándolo hacia el guardarriel, y de ahí a dar vueltas por el aire hasta estrellarse al otro lado de la carretera.

Lo siguiente solo fue miedo, terror, y una pregunta que flotó en su mente.

«¿Otra vez?».

¿Otra vez?

            
            

COPYRIGHT(©) 2022