Hamburgo, Alemania.
Mi padre aún seguía con la estúpida idea de querer casarme con esa mujer. No sé quién es, no sé de dónde viene al igual que su familia.
No puedo dejar que mi reputación se vaya a la mierda, quiera o no, tengo que casarme con ella, es eso, o perder por completo mi trono.
Mis padres siempre me criaron con lo mejor y así seguirá siendo. Fui un niño al que le dieron todo y así seguirá siendo hasta el día de muerte.
Trabajé para obtener el puesto de Rey, mi padre así me lo enseñó, que siempre debía ir por lo grande y siempre ganar, su crianza fue de mano dura y exigencias para que jamás cometiese algún error. Pero al crecer y ser un adolescente ya mis intereses se fueron a las fiestas y las chicas, siempre fui así, un hombre de mala reputación como dice la Maldita prensa de este país. No tengo la culpa de querer un poco de libertad detrás de estos muros que me tienen loco.
Cuando al fin me centre en mi objetivo, dejé las fiestas atrás y me concentré en perfeccionar mis habilidades, siempre fui el primero en mi clase y el más destacado en todos los deportes y actividades extracurriculares. Se hablar cinco idiomas a la perfección, se equitación, esgrima, defensa personal y armamento entre otras cualidades, no hay nada que yo no sepa hacer a la perfección.
-Alteza, su caballo está listo.
Me anuncio Polio, el entrenador de mi hermoso caballo negro pura sangre, fue un regalo de mi padre cuando era adolescente y mi buen amigo aún era todo un semental.
-Hola amigo -acaricié el largo cabello de Maximus, mi hermoso caballo-, hoy iremos de paseo.
Me subí a Maximus para empezar a cabalgar por todo el palacio, me gustaba hacerlo ya que siempre me imaginé yo mandando sobre todo esto, teniendo muchas personas a mi disposición, algo digno de un Fischer.
A lo lejos ví muchos camiones, estaban bajando muchos muebles, mi madre estaba dando órdenes junto a otra mujer y un hombre, me acerqué a ella y dejé a Maximus amarrado a la fuente.
-Madre ¿Qué sucede aquí?
-Querido -besó mi mejilla-, vamos a decorar este pequeño palacio -sonrió-, aquí vivirás con tu esposa.
-¡¿Qué?! -exclame, estaba sin poder creerlo.
La tomé de la mano y la aleje de esas personas.
-¿Qué dices mamá?
-Lo que escuchaste Leon, ésta área del palacio será para ti y tu esposa, estamos redecorando todo para hacerlo un poco más moderno.
-Yo no pienso convivir con nadie mamá, yo quiero mi espacio para mí solo...
-Ya basta de comportarte como un niño -me miró seria-, ya no tienes ocho años, aquí vas a vivir con tu esposa y esa es la última palabra, hay suficientes habitaciones para que duermas si no quieres compartir habitación con ella.
-Por supuesto que lo haré... No pienso cruzarme con esa mujer, seguramente debe ser detestable.
-No hijo, créeme, es todo lo contrario.
-Mamá... Tu sabes quién es esa chica ¿Porqué no quieren decirme quién es? O lo más importante ¿Por qué debo casarme con ella?
-Ya hemos hablado sobre esto Leon, la vas a conocer en su momento y sobre lo otro... Es algo que no puedo decirte, es algo que solo le compete a tu padre, solo confórmate con saber que hizo una promesa hace años y ahora se debe cumplir.
-¡Pero no quiero casarme con ella! -exclamé molesto-, madre yo amo a Giselle a ella es la que quiero hacer mi esposa.
-Pues vete haciendo la idea de que no será así... Hijo -acarició mi mejilla-, eres mi hijo y te amo, nosotros hemos cometido muchos errores contigo -sus ojos estaban tristes-, pero es hora que te centres en mejorar como persona, eres frío, arrogante y malhumorado... Tu jamás fuiste así, pero ahora que te harás Rey debes tener a tu lado a alguien que sea centrada, trabajadora y sobre todo que derrita ese hielo que tienes por corazón.
Me aleje de ella, jamás me ha gustado que alguien se me acerque y se que eso le duele porque puedo verlo en su mirada, la única persona que me ha tocado ha sido Giselle, a ella es la que amo, a nadie más.
-Créanme que obligando a casarme, no cambiará nada madre -dije serio-, soy libre y puedo decidir por mi vida, si me caso con ella es por que deseo el trono, punto final.
-Se que lo haces por el trono, no tienes que recordarlo.
Escuché detrás de mi a mi padre.
Saber qué Kai podría ser Rey, se me revolvía el estómago, el es sucesor de la corona si yo no me corono como Rey, Kai es un ser despreciable y se cree mucho mejor que yo.
-Padre, no tengo opción, me guste o no, tengo que casarme con esa mujer, cuando sabes perfectamente que a la persona que amo es a Giselle, con la que llevaba una relación.
-Relación que jamás hemos aprobado, se que eres mayor Leon -mi padre lucia tranquilo-, pero debes saber que tienes una reputación que cuidar, siempre hablas y te engrandeces de que mereces lo mejor de lo mejor, pero Giselle no lo es... Todo el mundo lo sabe, en todas las revistas de país hablan de lo inestable que es su relación y de como ella se aprovecha de ti.. Tu eres el único ser en el planeta que no lo ve.
-Lo que hablen de mi relación con Giselle me tiene sin cuidado padre, lo que me importa a mí, es que la amo y la quiero hacer mi Reina ¿Por qué no lo pueden entender? Además de que está esa estúpida promesa que hiciste... No es justo para mí.
-Entiendo tu punto sobre la promesa, es verdad, la hice yo hace años, pero debo cumplirla por esa persona quien me apoyó por años hijo... No puedo romper eso -negó-, sabes que la tradición de éste país implica que debes casarte con la mujer adecuada antes de coronarte cómo Rey y yo Lyan Fischer, hijo de Markus Fischer Rey décimo quinto de esta nación y actual Rey de Alemania así lo decreté, tu sabes muy bien que mi palabra se hace hasta el día de muerte.
Pasó por mi lado y tomó la mano de mi madre para darle un beso en la mejilla y llevarla de nuevo a la casa que estaban decorando.
Rendido, fui hasta Maximus y lo monte para regresar al palacio principal, lo llevé al establo y entre furioso a mi habitación, mi padre jamás dará el brazo a torcer, no me queda de otra que casarme con esa mujer, Kai está comprometido desde hace un año con esa mujer, que es una plebeya, si no me caso como lo dicta mi padre, Kai tomará el mando como Rey y eso no lo puedo permitir, sobre mi cadáver Kai Fischer es Rey de esta nación.
-Tengo que soportar a esa mujer por dos años, solo dos malditos años para después divorciarme y casarme con Giselle, solo dos años Leon.
-¿Por qué hablas solo? -escuché a Abel reír.
Abel es mi mejor amigo desde siempre y es mi persona de confianza, el está encargado de mi seguridad.
-Estaba pensando en voz alta solamente.
Me desabotone la camisa y me la quité, fui a mi closet por un traje, hoy tenía que ir a Italia a verme con el presidente de ese país para comprarle la casa que estaba vendiendo, desde hace dos años deseo tener esa casa y joder, era la más hermosa de toda Italia y se la iba a regalar a mi amada Giselle.
-¿Todo está listo?
-Si señor, todo está listo, el Jet lo espera en el hangar.
-Perfecto, llama a Nathan para que ordene un ramo de rosas para Giselle, el sabe cuáles son sus favoritas.
Nathan es mi asistente desde hace cinco años, se encarga de agendar mis citas y viajes cuando salgo del país, a veces es muy eficiente y otras quisiera quitarle la cabeza por no hacer bien su maldito trabajo para eso es que le pago, para hacer todo a la perfección.
-Leon, sabes que soy tu amigo ¿No?
-Pues si... Eres el único que tengo -le dije mientras metía ropa en mi maleta.
-El único el que soporta tu carácter de mierda al igual que tú ego ¿Cierto?
Este maldito quiere algo, siempre dice esas cosas cuando me quiere pedir algo. Abel jamás ha tenido miedo de decirme ciertas cosas a la cara, es el único que lo ha hecho y al que se lo he permitido.
-Al grano Abel.
-Necesito un aumento.
-¿Otro? -alcé una ceja y negué-, te subí el sueldo hace un año, ganas más dinero que cualquier policía en este país.
-¿Y? Mi trabajo es arriesgar mi vida por ti -me señaló-, pero no pienso arriesgarme así a la ligera, mi vida vale también, además... Últimamente estás insoportable -empezó a contar con los dedos-, gruñón, con el maldito ego por el cielo, gritas a toda hora, no me dejas hablar a veces, dices chistes muy malos y eso me da cringe, por solo soportar eso ¿No crees que merezco un aumento?
-Eres un idiota, tu trabajo es ser mi guardaespaldas, además.... Espera ¿Qué dijiste sobre los chistes? -me acerqué a él-, tu, hijo de... ¡Tu te reías!
-Tenía que hacerlo, eres el próximo Rey, no quisiera ser despedido... Entonces ¿Hay aumento o neh? -sonrió.
-No -seguí en mi maleta-, por mentirme no hay aumento, es más, te voy a descontar un día de vacaciones.
-Eres un ser muy cruel... Mejor me voy a preparar el auto, no tarde su alteza -lo dijo en tono sarcástico y salió de mi habitación.
Negué varias veces, a veces Abel me sacaba de quicio, pero era el único amigo que tenía, ambos éramos un equipo aunque a veces discutamos sobre Giselle, a él jamás le ha agradado.
Ahora debía pensar un plan para que esa mujer no soporte ni siquiera un año, tengo que deshacerme de ella para poder casarme con Giselle, a la mujer a la cual realmente amo. Pero pensaba en las palabras de mi madre, estaba siendo un poco caprichoso con negarme a casarme.
Ahora que tuve que terminar mi relación con Giselle, debía ser mas cuidadoso, tenia que dejar de verla para poder darle el lugar a la que sera mi esposa. Por más que no me guste la idea de casarme con aquella desconocida, debía comportarme con ella por que sera la Reina.
Quizá pueda llegar a un acuerdo con ella en llevar la fiesta en paz y divorciarnos. Espero que si acepte, por que no puedo estar atado a una mujer que no amo.