SE BUSCA NOVIA FALSA. REQUISITO: SER MI MEJOR AMIGA
img img SE BUSCA NOVIA FALSA. REQUISITO: SER MI MEJOR AMIGA img Capítulo 5 Requisito 4: Mi familia no se debe enterar
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Capítulo 6 Requisito 5: ¿Existe la posibilidad de un beso img
Capítulo 7 Requisito 6: Los amigos no se besan en la boca img
Capítulo 8 Requisito 7 No seremos amigos con derecho img
Capítulo 9 Requisito 8: Un cura falso, un baile, vestidos de novia y algo más img
Capítulo 10 Requisito 9 Una ola de paparazzi no estaba entre los planes img
Capítulo 11 Requisito 10: Nunca te confesaré que estoy enamorada de ti img
Capítulo 12 Requisito 11: Todo inicia en la Gran Manzana img
Capítulo 13 Requisito 12 Ella no debe ser nombrada img
Capítulo 14 Requisito 13 Welcome to New York img
Capítulo 15 Requisito 14: Solita me metí en esto, solita me quemo con fuego img
Capítulo 16 Requisito 15: No esperes que sea como ella img
Capítulo 17 Requisito 16: Siempre sé única, siempre se tú, nena img
Capítulo 18 Requisito 17: Un reto es un reto img
Capítulo 19 Requisito 18 Los amigos no deberían dormir en la misma cama img
Capítulo 20 Requisito 19: En las buenas y en las malas img
Capítulo 21 Requisito 20: No debe importar la opinión de los demás img
Capítulo 22 Requisito 21: ¿Solo es un matrimonio falso o hay más img
Capítulo 23 Requisito 22: Quiero que me expliques qué significa todo esto img
Capítulo 24 Requisito 23: En la salud y en la enfermedad img
Capítulo 25 Requisito 24: ¿Serás mi enfermero a domicilio para siempre img
Capítulo 26 Requisito 25: Una vez cumplido el pacto se acaba todo img
Capítulo 27 Requisito 26: Eres mía, nena img
Capítulo 28 Requisito 27 No eres mi novia falsa img
Capítulo 29 Requisito 28: ¿Estás casado img
Capítulo 30 Requisito 29: No dejes pasar a los fantasmas img
Capítulo 31 Requisito 30: No lloraré más por ti img
Capítulo 32 Requisito 31: Si tengo que irme... lo haré img
Capítulo 33 Requisito 32: Te dije que nadie se debe enterar img
Capítulo 34 Requisito 33: Déjame reiniciar img
Capítulo 35 Requisito 34: Lucharé por ti img
Capítulo 36 Requisito 35: La cigüeña llegó justo a tiempo img
Capítulo 37 Requisito 36: Déjame en paz img
Capítulo 38 Requisito 37 No me tiene que afectar img
Capítulo 39 Requisito 38 Escucha este mensaje img
Capítulo 40 Requisito 39: Te dejo todo mi dinero img
Capítulo 41 Requisito 40: Regresa a mí img
Capítulo 42 Requisito 41: Déjame amarte img
Capítulo 43 Requisito 42: No me dejes otra vez... img
Capítulo 44 Requisito 43: Siempre estaré ahí para ti img
Capítulo 45 Requisito 44: ¿Desde hoy se escribe un nuevo trato img
Capítulo 46 Requisito 45: Esta será la última vez img
Capítulo 47 Requisito final: ¿Serás mi novia para toda la vida img
Capítulo 48 Epílogo: Donde quiera que estés img
Capítulo 49 Requisito Principal: UN RECUERDO DE HALLOWEEN img
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Capítulo 5 Requisito 4: Mi familia no se debe enterar

El café me sabía a mierda, clara señal de que el fin de semana no sería algo excitante para

nada. Me había despertado muy temprano para mi gusto, además de tener una jaqueca

del demonio, lo más seguro que por haberme subiendo a las atracciones mecánicas de la

feria, lo cual no mejoró después de llegar al lavabo del baño y dejar que se me cayera el

cepillo de dientes en el inodoro. Las señales de que todo iría de mal en peor estaban

puestas sobre la mesa, agregando que no me pude dar un baño decente por los

problemas que presentaba el grifo de agua caliente. El destino se estaba ensañando

conmigo por ser una mentirosa, eso era definitivo.

Resignada a la derrota, bajé a la cocina y me tomé una taza de café negro, el cual

tampoco terminé. Me recosté sobre uno de mis muebles favoritos de la sala, una especie

de puff con tela de gamuza, y encendí mi celular para husmear un poco las redes sociales.

La casa estaba sola desde tempranas horas de la mañana, ya que mis adorables padres

habían ido en coche a buscar a mis hermanos al terminal para el habitual fin de semana de

una vez al mes.

Sí, de hecho, no soy hija única.

El suspiro que dejé sacar de mi cuerpo fue el momento de relajación total. En las redes

sociales solo tenía unos cuantos amigos cercanos, creo que la única persona famosa en mi

celular era Killiam con sus miles de seguidores y, a decir verdad, con eso me bastaba y

sobraba para toda una vida. No era una admiradora particular de andar alardeando sobre

mi vida privada cada cinco minutos y dudo mucho de que alguien esté interesado en mis

terribles mañanas; lo que me hizo pensar en ese objeto que había guardado a propósito

en mi habitación más temprano.

El anillo de compromiso.

Ahora que lo pensaba con detenimiento, yo era la única que no estaba emocionada por

el compromiso, porque si allá afuera en el mundo existía alguna chica que quisiera ser

parte de la vida del jugador estrella del momento, estarían encantadas de publicar la

noticia. Sin embargo, yo no quería ese lujo, no cuando ni siquiera sabía cómo comentarles

la situación a mis padres.

Además, que mi parte soñadora se imaginaba mi compromiso de bodas como algo

sacado de otra dimensión, no como una propuesta que sonaba más bien a un

agradecimiento.

¡Pero, vamos! Eso solo era algo que yo quería.

«En esta vida no se puede tener todo, Teira». Pensé, rodando los ojos un poco,

hastiada de tener que hablar de estas cosas conmigo misma.

Me levanté del sofá y dejé el celular a un lado, dejé de tener lástima por mí y empecé a

idear una manera correcta y clara de hacerle comprender a mis familiares que me iba a

casar con mi mejor amigo, que supuestamente no sabe que yo gusto de él.

Mientras maquinaba todo esto en silencio, escuché la puerta principal de la casa

abrirse de par en par, mostrando a mis tres singulares hermanos y a mis padres más atrás

de ellos. Me quedé muy quieta al ver su cara de felicidad y asombró, siendo yo la

sorprendida al escuchar lo que gritaron a continuación:

―¡¿Te vas a casar?!

De acuerdo, eso sí que no me lo esperaba.

En la sala de mi casa se había realizado una junta de la cual no estaba enterada, cinco

pares de ojos me observaban desde posiciones diferentes; mis hermanos gemelos,

sentados en un mueble a mi derecha, mi hermanita menor en una silla a mi izquierda y

mis padres en todo el frente, apoyados sobre la mesa de la sala, muy cerca estaba yo,

mordiéndome las uñas de la mortificación.

Buscar la manera simple de explicarles no era para nada mi solución inmediata y, dicho

sea de paso, no me salía ni una sola palabra de la boca. Estaba hecha un lío, así que me

dediqué a ver a cada uno de mis hermanos, en conjunto y por separado. En total, la

familia estaba compuesta por cuatro hermanos y dos padres maravillosos; mi mamá

siempre contó la historia de amor de ella y papá como algo que solo sucedía una vez cada

dos siglos.

Ambos se conocieron en un momento particular, justo en medio de una guerra en

Afganistán. Mi padre era un militar herido y mi madre una enfermera que se ocupaba de

todos aquellos pobres soldados que llegaban maltrechos a la carpa de resguardo. En ese

instante, sus miradas se cruzaron y el universo les dio la oportunidad justa y necesaria

para ser tan felices, como lo eran hasta el día de hoy. Después llegaron sus hijos mayores,

mis hermanos, los gemelos idénticos, pero al mismo tiempo son completamente

diferentes, Terrence y Troy.

La idea principal de mis padres siempre fue tener una familia grande, pero no

satisfechos con tener dos calcomanías iguales, me trajeron a mí, luego a mi hermanita

menor, Tammy.

La diferencia entre las dos es que ella es la extrovertida de la familia, una fashionista de

pies a cabeza, yo solo soy la hermana del medio, a la que nada le resalta mucho, hasta el

día de hoy, porque a alguien se le ocurrió la gran idea de contarles que me casaré con mi

vecino y mejor amigo de la infancia.

―Teira, creo que no te das cuenta de que estamos a la espera del cuento famoso en

donde Killiam te pide matrimonio, cual príncipe de telenovela mexicana ―pronuncia mi

hermanita Tammy con todo el glamour que le corresponde a su tono de voz.

Dejé de verlos en busca de mi propia explicación y sonreí con un solo propósito en mi

mente: aniquilar a Killiam antes de siquiera prometerle estar juntos hasta que la muerte

nos separe.

―Bueno, creo que ya él les fue con el chisme, ¿cierto? ―murmuré, manteniendo la

sonrisa fingida.

―¡Oh, por Dios! ―gritaron los gemelos―. Nuestra hermanita se va a casar primero

que nosotros.

«¡Ahora sí que lo mataré!»

La risa que emergió desde mi centro sonó demasiado nerviosa como para ser una risa

normal, obviamente, quería salir corriendo de aquella sala, pero al detener mi vista en la

de mis dos hermosos padres dejé de reírme para preocuparme.

―¡Bueno, tropa, vayan todos a cambiarse, la familia Hasting nos espera para un

almuerzo! ―exclamó mamá al ver mi cara de circunstancias.

Automáticamente, cuatro pares de ojos dejaron de verme para largarse a sus

respectivas habitaciones, dejándome con el único par de ojos al que le debía una muy

buena explicación. Caminamos hasta la mesa del comedor y nos sentamos uno frente al

otro, al ver la cara del señor Templeton de repente me sentí como cuando estaba

pequeña, porque en más de una oportunidad se tomó el tiempo de explicarme sobre la

clase de cretinos con los que me cruzaría en la vida.

―Siento que no estás muy feliz por la propuesta, o simplemente son ideas mías

―hablé primero, entrecerrando los ojos un poco, a la espera de una buena regañina que

nunca llegó.

―Pues, me hubiese gustado enterarme por ti al lado de Killiam, pero él se adelantó

anoche cuando te vino a dejar ―comentó de lo más tranquilo.

Abrí los ojos un poco asombrada por el atrevimiento de mi amigo, a quien todavía tenía

ganas de asesinar.

―¿Qué te dijo exactamente? ―pregunté alarmada porque a Killiam seguro se le fue la

lengua con todo lo referente al pacto de amigos.

―Solo me contó sobre tu mudanza a Nueva York luego de realizar la ceremonia, me

pidió tu mano de forma muy seria.

Aquello solo me dejó más intranquila de lo que ya estaba. Kill pidiéndole la mano a mi

padre era algo irónico y solo me hacía enojar, meter a mi familia en este embrollo no

estaba dentro de las cláusulas.

―Entonces, ¿estás de acuerdo? ―Lo puse a prueba.

―Pequeña mía, lo único que me importa es tu felicidad, has postergado mucho tu vida

al regresar al pueblo para ayudar a los viejos de tus padres con sus problemas económicos

―me recordó con pesar la realidad del asunto―. Es hora de que hagas tu propio mundo

con la persona que sé que va a acompañarte el resto de tus días, lo veo en sus ojos.

No me quedó de otra que asentir con la misma sonrisa nerviosa, las afirmaciones de mi

papito estaban basadas en un cuento de hadas inexistente. Me odié por décima vez en la

semana, le estaba mintiendo a las personas más importantes en mi existencia.

Killiam debió haberse buscado su muerte natural.

                         

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