Capítulo 4 ¿Cómo te trata la vida de casada

Ellie no había visto a Kaiden en días, tal vez debido a su reciente y acalorada discusión.

Una mañana temprano, recibió una llamada. Era Baylee Curtis, su amiga más cercana.

"Ellie, hay problemas. Demi saboteó los proyectos en los que estabas trabajando y han traído un nuevo estilista".

Como estilista, Ellie solía trabajar en los mismos círculos que Demi, una estrella en ascenso de un popular grupo de chicas.

Si bien una artista no se entrometería en los asuntos de Ellie, el respaldo a Demi gracias a la influyente familia Gordon la convertía en un caso diferente.

Tras una pausa, Ellie respondió con calma: "Está bien, lo investigaré".

"¿Todavía estás en cama?", bromeó Baylee. "¿Cómo te trata la vida de casada? ¿Tienes noches largas?".

¡Malditas noches largas!

Ellie suspiró para sus adentros. Su cansancio se debía a un resfriado y a las pastillas para dormir, no a tener que trasnochar.

Mientras seguía hablando por teléfono, se levantó de la cama con la esperanza de encontrar algo para beber abajo.

"Estás exagerando. Ese tipo es un completo bas...".

Pero ni siquiera pudo terminar de decir "bastardo".

Congelada en las escaleras, sus ojos se posaron en Kaiden. Estaba en la sala de estar, vistiendo un impecable traje.

La miró con expresión distante.

Ellie se quedó desconcertada.

Kaiden no mostraba ninguna reacción. ¿La había escuchado?

¿O no sabía que estaba hablando de él?

"Tengo que irme, Baylee. Ha surgido una emergencia", dijo a toda prisa y finalizó la llamada.

Quiso explicarse, pero vio que Kaiden ya se había ido, sin darse cuenta de su presencia.

Aliviada, Ellie pensó que no había escuchado sus comentarios anteriores.

Al revisar sus correos electrónicos, descubrió que los siete proyectos de colaboración que había estado cerca de conseguir se habían retirado para elegir a un estilista "más adecuado".

El celular de Ellie se iluminó con una alerta de noticias. "¡Demi Gordon se ve hermosa en una gala con un vestido de alta costura de ocho millones de dólares, confirmando su linaje Gordon!".

Ellie sintió curiosidad, así que abrió el enlace. El vestido le llamó la atención y frunció el ceño.

Era suyo.

¿Demi le estaba causando problemas y usando su vestido al mismo tiempo?

¡En sus sueños!

Se cambió a toda prisa y fue a la villa de la familia Gordon en Glostin.

Cuando nadie respondió a la puerta, utilizó el código de acceso para entrar.

Arriba escuchó un ruido desde el vestuario, por lo que subió a investigar.

Adentro de la habitación, se encontraba una mujer de unos veinte años, envuelta en un opulento vestido color champán que tenía una falda adornada con diamantes.

Era el vestido de alta costura de Ellie, Venus, de una marca reconocida. Ni siquiera lo había usado todavía.

"Tomar las cosas de otra persona sin permiso es robar", afirmó con molestia.

"¡Oh, por Dios!", jadeó Demi con sorpresa.

Al ver a Ellie, su sorpresa se convirtió en rabia. "¿Cómo entraste aquí?".

"Es mi vestido, quítatelo".

Ese vestido era de Ellie, lo había adquirido por su cuenta sin recibir un solo centavo de los Gordon.

Demi no tenía derecho a ponérselo.

"¡Cuida tu tono, Ellie! Soy una Gordon. Tú no eres más que una pueblerina que trajo una niñera para vengarse. Si no me hubieras robado la vida, habría vivido con lujos, tal vez incluso sería admirada como una mujer de la alta sociedad. ¡Tienes suerte de que no te pida más que el vestido!", resopló Demi.

Venus había sido diseñado para la figura de Ellie, así que no era el adecuado para ella. Como tenía una cintura ligeramente más grande, no podía hacerle justicia al vestido, por lo que su glamour disminuía una vez usado.

Ellie lanzó una risa sarcástica.

¿Demi pensaba que se convertiría en una socialité importante solo porque era una Gordon?

¡Qué gracioso!

"Ellie, déjame decirte algo", agregó ella con arrogancia y señaló el armario lleno de vestidos. "Todo lo que llevo puesto y lo que hay en ese armario es mío. No deberías tocar nada de esto".

Ellie respondió con firmeza: "Dejemos algo claro, Demi. Desde que me casé con Kaiden y cumplí el contrato matrimonial con los Thorpe, no tengo ninguna obligación contigo. Y sobre ese vestido que te niegas a quitarte...".

Su tono se escuchaba casi despectivo.

Demi arqueó las cejas con presunción, como si quisiera desafiarla. "¿Qué harás?".

De repente, se escuchó la tela rasgarse.

¡Zas!

Ellie agarró las tijeras... y cortó metódicamente cada lujoso vestido.

"¡Dios mío! ¡Mis vestidos de alta costura! Eran de edición limitada... Los hizo el antiguo diseñador jefe de Chanel... ¡Ellie! ¿Te volviste loca?", bramó Demi, al borde de la desesperación. Quiso detenerla, pero ya era demasiado tarde.

Los vestidos, algunos irreemplazables, ahora no eran más que fragmentos.

"Ups, mi mano no pudo evitarlo", comentó Ellie mientras dejaba a un lado las tijeras. Con el rostro desprovisto de emoción, se acercó a Demi.

"¿Qué... qué estás haciendo?". Todavía conmocionada por la destrucción, ella la vio acercarse y quiso hacerse a un lado.

¡Zas!

Ellie agarró el dobladillo de Venus y lo desgarró hasta reducir el exquisito vestido a simples harapos.

Con las manos abiertas en un gesto de impotencia, explicó: "Te pedí que te lo quitaras".

Demi estaba tan furiosa que le costaba mantener la compostura.

No podía darse el lujo de verse débil delante de Ellie.

¡No podía perder los estribos!

"Ellie, ¿haces esto para que estemos a mano con el regalo de bodas que te preparé?", preguntó con una sonrisa maliciosa. "Dadas las circunstancias de Kaiden... pensé que lo apreciarías".

Ellie le dio una mirada gélida.

Hinchándose de orgullo, Demi siguió burlándose: "¿O me tienes envidia? Ahora Erick está conmigo".

Era el soltero más codiciado de Critport, antes vinculado con Ellie.

Ahora Demi disfrutaba teniéndolo bajo su hechizo.

"Felicidades", respondió Ellie.

En su mente, se estaba despidiendo de esa basura.

"Y si vuelves a meterte en mi carrera... te arrepentirás".

-

Días después, Ellie necesitaba un nuevo atuendo para un evento de moda, así que entró a un centro comercial.

De repente, se oyeron varias voces masculinas.

"¡Miren! ¿No es Ellie la que está ahí?".

"Sí, es ella. Tal vez su estatus social sea cuestionable, pero su belleza es innegable".

Dirigiéndose a Erick, un joven admitió su antiguo deseo por Ellie. "Antes era tu prometida. Ahora puedo cortejarla, ¿verdad?".

Siendo el centro de atención de sus amigos ricos, Erick miró a Ellie.

"¡Adelante!", respondió. "Ya no es mía. Tienes la libertad de hacer lo que quieras".

"Claro, Erick".

Ellie sintió repulsión ante las miradas lujuriosas de los jóvenes.

"¿Te importa si voy después?", preguntó otro con entusiasmo. "¡Esa mujer impresionante!".

Trataban a Ellie como si fuera un objeto, un simple juguete para su diversión.

Había sabido que eso podría suceder después de que los Gordon expusieran su pasado, pero era degradante experimentarlo de primera mano. Sentía su dignidad pisoteada, aplastada y destrozada.

Cualquier persona menos resistente podría haberse derrumbado ante semejante abuso verbal.

Enmascarando su furia, Ellie pasó junto a ellos y fingió no escucharlos.

No pensaba rebajarse a su nivel.

Pero Erick le bloqueó el paso y la recorrió con la mirada descaradamente.

"Ellie, como escuchaste, solo tengo que dar mi aprobación para que te conviertas en un juguete a sus ojos. Deberías estar rogándome que...".

¡Pum!

Sin previo aviso, Ellie lo golpeó en la cara.

"¿Me golpeaste?". Con la mano en la mejilla, Erick la miró conmocionado.

"Señor Thorpe, no fue para hacerte daño, sino para sacarte de tu ilusión", replicó Ellie mientras se frotaba la mano dolorida. "¿De verdad me crees tan desesperada como para rogarte? ¿De dónde sacas ese atrevimiento?".

Una sonrisa burlona se dibujó en los labios de la mujer mientras pensaba en Kaiden. "Mi esposo es mucho mejor que tú. ¿No es así, querido sobrino?".

Le parecía apropiado utilizar a Kaiden para perturbarlo.

"¡Estás loca, Ellie!", bramó Erick. "¡Kaiden es un lisiado, y también es impotente!".

Había muchos rumores sobre la supuesta discapacidad e incapacidad de Kaiden en el dormitorio, ya que rara vez se le veía con mujeres.

Los Gordon habían decidido casarlo con Ellie porque creían que él desdeñaría sus antecedentes y permanecería indiferente hacia ella.

Erick estaba convencido de que, como Ellie no tenía una familia propia poderosa, era un simple juguete que eventualmente regresaría con él.

Pero ahora ella estaba diciendo que Kaiden era mejor que él.

"Para mí, mi esposo no tiene rival", afirmó Ellie, aunque no estaba siendo muy sincera.

La discapacidad de Kaiden era solo una fachada.

¡Esos tontos habían sido engañados durante todos esos años!

Ellie se alisó el cabello. Su aplomo y belleza contrastaban sorprendentemente en medio del caos.

"Y en cuanto a su impotencia, yo he compartido su cama, así que sé la verdad", agregó con confianza. "¿O estás hablando desde la experiencia, señor Thorpe?".

"¿Qué demonios? ¡Mierda!". Erick estaba más que sorprendido.

No era la recatada Ellie que él conocía.

Su audacia era inusual, pero innegablemente auténtica.

De repente, miró más allá de Ellie.

"Kaiden, ¿qué haces aquí?", preguntó fríamente.

Ellie sintió su corazón acelerarse cuando se dio la vuelta.

A varios metros de distancia, Kaiden estaba en su silla de ruedas. A pesar de su condición, se veía muy imponente.

Su guardaespaldas, Bruce Harper, también estaba presente.

Kaiden tenía una expresión ilegible mientras observaba a Ellie. Su gélida mirada transmitía un mensaje escalofriante: "Parece que quieres morir, ¿no?".

Ese encuentro inesperado con Kaiden, tras varios días de ausencia, la dejó anonadada.