/0/15903/coverbig.jpg?v=d120edfc595220e29f599bab7a546f88)
Ethan sostuvo la mirada de Selene, intentando descifrar sus intenciones. Había algo en ella que lo inquietaba. Su confianza, su postura relajada, como si supiera mucho más de lo que estaba dispuesta a revelar.
-¿Qué sabes sobre mí? -preguntó con tono áspero.
Selene sonrió levemente y tomó un sorbo de su trago antes de responder.
-Sé que eres nuevo en esto. Que nunca te prepararon. Que probablemente ni siquiera creíste que era real hasta hace unas horas.
Ethan apretó la mandíbula.
-¿Cómo lo sabes?
Selene dejó el vaso sobre la barra y se inclinó un poco hacia él.
-Porque yo pasé por lo mismo. Aunque, en mi caso, no tuve el lujo de ignorarlo durante años.
Ethan sintió una punzada de duda.
-¿Cuánto tiempo llevas...?
-Toda mi vida -respondió Selene, encogiéndose de hombros-. Crecí en un clan. Aprendí lo que significaba ser uno de los nuestros desde que pude caminar.
Ethan sintió que su estómago se hundía.
-¿Un clan? León mencionó algo sobre ellos.
-Por supuesto que sí -Selene sonrió con ironía-. Los clanes gobiernan nuestra especie. Hay reglas, alianzas, enemigos. Y tú... -lo miró con intensidad-. Tú eres un problema para todos.
Ethan sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
-¿Por qué?
Selene suspiró, como si la respuesta fuera obvia.
-Porque eres un alfa sin manada. Sin entrenamiento. Sin control. Eso te hace un blanco fácil... y un trofeo valioso.
Ethan sintió su pulso acelerarse.
-¿Qué demonios significa eso?
Selene tomó otro sorbo de su trago antes de responder.
-Los clanes no toleran lobos solitarios, especialmente a los alfas. Tienes poder sin restricciones, sin nadie que te guíe. Y eso te convierte en una amenaza.
Ethan sintió una presión en el pecho.
-No pedí esto -murmuró con frustración.
Selene soltó una carcajada baja.
-Nadie lo hace.
Hubo un breve silencio entre ellos. Ethan procesaba cada palabra, cada implicación. Su vida nunca había sido sencilla, pero esto... esto era algo completamente distinto.
-Entonces, ¿qué se supone que haga? -preguntó finalmente.
Selene lo miró con seriedad.
-Tienes dos opciones. La primera: correr. Pero créeme, te encontrarán.
Ethan sintió su mandíbula tensarse.
-¿Y la segunda?
Selene esbozó una sonrisa peligrosa.
-Aprender. Luchar. Sobrevivir.
Ethan desvió la mirada hacia su vaso vacío.
-¿Y si no quiero ser parte de esto?
Selene suspiró y se apartó un poco, como si estuviera considerando sus palabras con cuidado.
-No tienes elección, Varela. Ya te marcaron. Ya saben quién eres.
Ethan sintió un escalofrío recorrerle la columna.
-¿Quién?
Selene lo miró con dureza.
-Los cazadores.
◆◆◆
El nombre quedó suspendido en el aire.
Ethan sintió que el ambiente en el bar se volvía más denso, como si las palabras hubieran invocado una presencia invisible.
-¿Cazadores? -repitió, con el ceño fruncido.
Selene asintió lentamente.
-No somos los únicos que caminamos en la oscuridad. Los cazadores han existido durante siglos. Son humanos... pero no cualquier humano. Se entrenan para matarnos. Para erradicar lo que somos.
Ethan sintió una punzada de incredulidad.
-Esto suena como un maldito cuento de terror.
Selene se inclinó hacia él, su expresión grave.
-Es la realidad. Y si sigues actuando como si esto no fuera real, te matarán antes de que puedas entenderlo.
Ethan sintió una mezcla de ira y miedo. No quería aceptar todo esto. No quería aceptar que su vida había cambiado tan drásticamente.
Pero algo dentro de él sabía que era cierto.
-¿Qué quieren de mí?
Selene se encogió de hombros.
-Algunos solo querrán matarte. Otros... -hizo una pausa-. Otros podrían verte como un recurso valioso.
Ethan sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
-¿Un recurso?
Selene jugueteó con su vaso vacío antes de responder.
-Hay rumores. Dicen que los cazadores han encontrado formas de usar nuestra sangre para volverse más fuertes. Para ser más rápidos. Más letales.
Ethan sintió náuseas.
-¿Quieres decir que nos... cosechan?
Selene asintió lentamente.
-No a todos. Solo a los que tienen una sangre especial.
Ethan tragó saliva.
-¿Como la mía?
Selene lo miró fijamente.
-Exactamente.
Un silencio pesado cayó entre ellos.
Finalmente, Ethan exhaló con frustración y se pasó una mano por el cabello.
-Esto es una locura.
Selene sonrió con ironía.
-Bienvenido a tu nueva vida.
Ethan apoyó los codos en la barra, sintiendo su cuerpo más cansado de lo que jamás había estado.
-Entonces... si no puedo huir, y si hay gente que me quiere muerto o... "cosechado" -dijo con amargura-, ¿qué se supone que haga?
Selene lo miró con intensidad.
-Aprender a pelear.
Ethan soltó una risa sin humor.
-¿Y quién demonios va a enseñarme?
Selene se inclinó hacia él, sus ojos brillando con un destello dorado bajo la tenue luz del bar.
-Yo.
Ethan parpadeó, sorprendido.
-¿Por qué?
Selene sonrió, pero había algo afilado en su expresión.
-Porque si no aprendes rápido, Varela, no vivirás lo suficiente para preguntártelo.
◆◆◆
Esa noche, cuando Ethan salió del bar con Selene a su lado, el aire se sentía diferente. Más denso. Más pesado.
Algo en su interior le decía que no volvería a ser el mismo.
Y que la cacería apenas estaba comenzando.