Por otro lado, Felicity parecía haber tenido un largo y apacible sueño. No obstante, lo único que recordaba claramente era a un hombre con la mirada herida. Ella ansiaba quedarse a su lado para siempre y nunca dejarlo ir.
Felicity abrió los ojos al amanecer, y vislumbró a dos personas frente a ella.
La primera era su madre, Rebecca Zhang; y cuando vio a la segunda persona, Felicity no pudo ocultar su decepción.
Era Fernando Lin, un hombre que había intentado conquistarla desde hacía mucho tiempo.
No era la persona que ella quería ver. No era él...
Rebecca exhaló un suspiro de alivio cuando notó que su hija se despertaba.
-Felicity, finalmente estás despierta. ¿Sabías que anoche tuviste un ataque al corazón? ¡Estuviste a punto de morir!
Ella asintió; pero en medio de su aturdimiento, recordó que un hombre la había salvado...
Tenía manos muy calientes, pero el corazón frío...
- ¿Quién fue?
De repente, Rebecca señaló a Fernando.
-¡Si no hubiéramos tenido algo que discutir contigo, no nos habríamos dado cuenta de que estabas teniendo un infarto! Él te salvó la vida haciendo acupuntura con sus agujas de plata, ¡así que será mejor que le agradezcas como es debido!
"¿Fernando? ¿Fue Fernando quien me salvó anoche?", se preguntó Felicity. "Entonces, el hombre de mi sueño...".
En ese momento, su rostro se tornó pálido.
Después de todo, había sido solo un sueño; y cuando se despertó, aquella persona ya se había marchado.
Fernando contempló a la delicada joven con los ojos ardientes de deseo.
-Felicity, ¿sabes que estás gravemente enferma? Si tu madre y yo no hubiéramos entrado, las consecuencias habrían sido inimaginables...
-Gracias - respondió ella con una sonrisa.
Rebecca aprovechó la oportunidad para hablar.
-¿Acaso no entiendes lo que Fernando siente por ti, Felicity? Ahora él es tu salvador...
-Más adelante se lo retribuiré, mamá -interrumpió ella, un poco malhumorada.
Sin embargo, Rebecca se negó a ceder.
-Bueno, no hablemos de eso por ahora. Por cierto, ¿no iremos hoy al Hospital Cuidado Sincero para conversar sobre el contrato? Ayer hablé con Fernando, y él inmediatamente prometió ayudarnos.
Felicity no pudo evitar mirarlo, y Fernando esbozó una sonrisa.
-Tengo buenos contactos en ese hospital. Melissa Wang, la directora, es amiga de un amigo mío. Ya programé una reunión con ellos, así que podremos firmar el contrato por la tarde.
-¿De verdad? -preguntó Felicity con los ojos brillantes.
La familia Bai trabajaba en la industria farmacéutica. Durante los primeros años, muchos hospitales y centros médicos importantes de Ciudad Qena solían colaborar con ellos únicamente para acercarse a una de las hermosas mujeres de la familia durante las negociaciones.
Sin embargo, desde que Felicity y William se casaron, habían caído en desgracia. Su negocio farmacéutico ya no era próspero y no tenían tratos con hospitales ni clínicas. Felicity había pedido favores a mucha gente para colaborar con el Hospital Cuidado Sincero; sin embargo, Melissa Wang no mostró signos de conmoverse en lo más mínimo.
Felicity no había imaginado que Fernando tuviera conexiones tan poderosas. Si esa negociación resultaba ser exitosa, realmente le estaría debiendo un gran favor.
-Gracias, Fernando. Gracias por tu arduo trabajo de esta tarde -le dijo ella sinceramente.
Él no pudo evitar alegrarse aún más al notar que su actitud se había suavizado.
"¡No hay mujer que yo no pueda conseguir!", pensó arrogantemente.
Felicity intentó levantarse con dificultad, pero de repente soltó un grito, y se sacó una aguja plateada de las axilas. Estaba teñida de color escarlata hasta la mitad...
-¿Qué? -murmuró ella, sin poder evitar sorprenderse.
Fernando entrecerró los ojos y se rio inmediatamente.
-¡Ja, ja, ja! Fue un descuido mío. Anoche estuve tan ocupado curándote que debí haberme olvidado de sacar una aguja.
De inmediato, él agarró la aguja plateada y la arrojó a la basura indiferentemente.
Felicitó notó sus movimientos descuidados y, de repente, un matiz de duda surgió en su corazón.
Luego, despidió a Fernando y acordó encontrarse con él en la entrada del Hospital Cuidado Sincero a las tres de la tarde. Una vez que estuvo sola en la habitación, ella se levantó con dificultad, se asomó misteriosamente al bote de basura y sacó la aguja plateada que Fernando había tirado. Tenía la sensación de que había algo extraño en ella.
-¿Por qué tenía esas agujas plateadas teñidas de escarlata?
En ese momento, no se le ocurría nada, pero aun así la guardó cuidadosamente en su bolsa.
A las tres de la tarde, William llegó al Hospital Cuidado Sincero, se paró frente a la entrada y llamó a Melissa. Ella le contestó para decirle que llegaría pronto y que la esperara unos minutos.
William acababa de perder a su amado abuelo, además de que su divorcio con Felicity lo había golpeado bastante duro. Parecía haber experimentado muchas desgracias durante la noche pasada, al tal punto que su barba no estaba afeitada, haciéndolo verse completamente desaliñado. Por lo tanto, decidió entrar al baño para arreglarse.
De repente, escuchó unos pasos que provenían del exterior, y luego una voz triunfante.
-Ja, ja, ja. Sí, hermano, ya tengo la medicina. Gracias, ahora depende de mí acabar con Felicity esta noche.
¿Felicity?
William frunció el ceño; y cuando volvió a oír la voz, se dio cuenta de que era Fernando.
Durante todos esos años, ese hombre había estado persiguiendo a Felicity, como si no le importara en absoluto la existencia de William.
Él conocía las intenciones de Fernando.
"¿Qué quiere hacerle ese tipo a Felicity?", se preguntó mientras entraba a un cubículo.
-¡Ja, ja! Escuché que Felicity ya se divorció del inútil de su esposo -comentó Fernando orgullosamente mientras entraba al baño-. Anoche inexplicablemente, me convertí en su salvador, y hoy la ayudaré a hacerse cargo de las negociaciones con el Hospital Cuidado Sincero. Le haré un gran favor, ¡y entonces se arrojará a mis brazos! Cuando llegue el momento adecuado, solo tendré que invitarla a una cena a la luz de las velas, y poner esto en su vino tinto. Estoy seguro de que se entregará a mí. Los rumores dicen que, a pesar de que ha estado casada con ese bueno para nada durante tres años, sigue siendo virgen. ¡Ja, ja, ja!
William no pudo evitar enfurecerse ante esas palabras.
"¡Es un desgraciado!", pensó. "¿Cómo se atreve a utilizar un truco tan sucio contra Felicity?".
De repente, la puerta del cubículo se abrió con un estruendo.
Fernando se dio la vuelta y vio a William parado detrás de él.
-William Lu... -murmuró perplejo.
Con el rostro tan frío como el hielo, William se abalanzó hacia Fernando y le dio un puñetazo en la cara.
Este último se había entregado al alcohol y a las mujeres durante muchos años, por lo que su desenfrenado estilo de vida lo había vuelto débil y enfermizo. ¿Cómo podría él enfrentarse a William?
-¡Joder! ¿Cómo te atreves a pegarme? -espetó Fernando, enfurecido.
Luego, dejó caer su teléfono y le devolvió el golpe. Sin embargo, fue extremadamente astuto, ya que deslizó discretamente el frasco de medicina líquida en el bolsillo de William mientras este lo golpeaba con tanta furia que no lo notó en absoluto.
De repente, reuniendo todas sus fuerzas, Fernando lo empujó y salió corriendo. William lo persiguió inmediatamente. Sin embargo, apenas llegaron al pasillo, se escuchó una voz sorprendida a sus espaldas.
-¡William! ¿Qué estás haciendo aquí?
Cuando él se dio la vuelta, sus ojos se encontraron con la pura y hermosa Felicity. También Rebecca estaba presente.
Fernando corrió hacia Felicity.
-Felicity, ¿qué tan bien conoces a esta basura? No sé cómo se enteró este tipo que vendríamos aquí, ¡pero estaba escondido en un cubículo y luego empezó a atacarme!
Ella observó el rostro hinchado de Fernando, y una sensación extraña se apoderó de su corazón. Luego, se volvió hacia William, quien tenía un aspecto desaliñado y andrajoso, pero sus ojos estaban llenos de arrogancia y osadía.
Rebecca se enfureció de inmediato.
-¡Eres peor que una bestia, William! ¿Acaso viniste para vengarte de Felicity después de que se divorciara de ti? ¿O quieres avergonzar a nuestra familia para que el hospital nos desprecie y cancele el contrato? ¡Eres realmente malvado!
Felicity se molestó aún más al escuchar esas palabras.
-William, ¿de verdad eres esa clase de persona? ¡Me has decepcionado tanto! Es una pena porque anoche pensé... -espetó ella con la mente hecha un lío.
De repente, ignorando a Rebecca, William corrió directamente hacia Fernando. Sin embargo, alguien lo apartó. Era Felicity, quien observó al irracional hombre que tenía al frente con una expresión cada vez más decepcionada. Luego, levantó una mano y lo abofeteó.
Todos se sorprendieron ante ese acto tan repentino. William se cubrió el rostro y le dirigió a Felicity una mirada incrédula, sintiendo que su corazón se rompía en ese momento.
Por su parte, ella adquirió una expresión desesperada mientras hablaba con la voz ahogada.
-¡William! ¿Te das cuenta de lo que estás haciendo? ¿Acaso te volviste loco? ¡Bueno, soy yo quien acaba de lastimarte! ¡Golpéame a mí si eres un hombre! ¿Por qué golpeas a Fernando? -espetó con vehemencia-. ¡Él es mi salvador! ¿Dónde estabas anoche cuando estuve a punto de morir? ¡Mientras tú te encontrabas lejos, él me salvó la vida! Pensé que eras una persona llena de pasión y coraje, ¡pero parece que no! Has cambiado. ¡Has cambiado tanto que no puedo creerlo! Eres horrible...
William se sumergió en el dolor ante esas palabras tan hirientes.
-Felicity, ¿acaso sabes lo que estás diciendo? ¿Tienes idea de por qué le pegué a Fernando? ¿Sabes quién te salvó anoche? ¡No sabes nada! ¡No entiendes nada, y aun así me golpeas! -respondió él con el corazón roto.
"¿A quién he estado cuidando y protegiendo durante los últimos diez años?", se preguntó. "¡No es una mujer, sino una serpiente venenosa que devuelve mi bondad con ingratitud!".
Mientras tanto, el corazón de Felicity se ablandó repentinamente al notar la mirada herida de William.
"¿Acaso fui demasiado lejos? Sí, todo el mundo sabe que me ama", pensó ella. "Es entendible que fuera capaz de algo tan extremo, ya que terminé nuestra relación de una manera bastante despiadada. Sin embargo, no me gusta verlo de esa forma...".
Por su parte, Fernando estaba observando el espectáculo con orgullo, y sintió que su ambicioso plan merecía el máximo puntaje. No obstante, cuando vio los ojos tristes de Felicity, inmediatamente se dio cuenta de que algo andaba mal.
"¡Esos desgraciados se siguen amando! ¿Qué carajos?", se preguntó enfurecido. "En ese caso, ¡no me culpen por lo que estoy a punto de hacer!".
- ¡Felicity, ahora te demostraré que durante los últimos diez años has tenido a un desalmado lobo a tu lado! ¡Mira lo que quiere hacerte! -exclamó él corriendo hacia William y sacó algo de su bolsillo.
Cuando Felicity observó el objeto, sintió como si la hubieran pateado en el estómago. Su familia trabajaba en la industria farmacéutica. ¿Cómo podía no saber lo que era?
-¡Eres un bastardo, William! ¡No puedo creer que hayas llegado a tal nivel!
"Quería hacerme algo...", se dijo a sí misma, desilusionada ante esa revelación.
Nunca habían dormido en la misma habitación en los tres años de su matrimonio; y para su sorpresa, esto había hecho que él albergara mucho odio en su corazón.
En ese momento, Felicity miró a William de una forma completamente distinta, convirtiéndose en una mujer cruel y malvada. Entonces, agarró el frasco y lo tiró hacia la puerta; luego, se volvió hacia él y volvió a abofetearlo.
-¡De ahora en adelante, no quiero verte nunca más, William! ¡Lárgate!
Ella lo abofeteó una vez más, haciendo que él despertara de su trance.
De repente, William se rio con frialdad y adoptó una expresión indiferente.
-¡Si eso es lo que quieres, Felicity, está bien! ¡Pero no lo olvides! ¡Fui yo quien decidió divorciarse de ti primero! ¡Nosotros ya no tenemos nada que ver! -exclamó y se retiró inmediatamente.
No obstante, apenas dio dos pasos, una hermosa mujer de grácil figura entró corriendo a la clínica. Fernando se emocionó en cuanto la vio.
-Miren, esa es la directora del lugar. ¡Acerquémonos ahora!
Rebecca arrastró a Felicity, quien la siguió aturdida, como si acabara de despertar de un sueño.
Cuando la mujer pasó junto a William, lo empujó a un lado con su cuerpo.
-¡Fuera de aquí! ¡Los perros obedientes no bloquean el paso!
Sin embargo, este se detuvo y se quedó en el mismo lugar.
-Es una suerte que la directora Wang no haya sido testigo de ese escándalo, porque habría sido realmente vergonzoso -le susurró Rebecca a su hija-. ¡Ese bastardo tiene toda la culpa! ¡Más tarde, mandaré a algunas personas para que lo maten!
En un abrir y cerrar de ojos, los tres ya se encontraban frente a Melissa. Fernando sonrió humildemente y extendió una mano.
-Directora Wang, mi nombre es Fernando. Un conocido nos presentó. Hoy día vengo con alguien de la familia Bai para que firme un contrato con usted. ¡Muchas gracias! Soy consciente de que está bastante ocupada, pero...
Sin embargo, antes de que pudiera terminar de hablar, Melissa pasó junto a él sin detenerse y caminó hacia otra persona. Entonces, se detuvo frente a un hombre de aspecto afligido y le dirigió una sonrisa encantadora, como una flor en todo su esplendor.
-¡Buenos días, señor William!