Kalila eclipse de luna.
img img Kalila eclipse de luna. img Capítulo 8 Ella está aquí.
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Capítulo 6 Morí. img
Capítulo 7 Ikigaí. img
Capítulo 8 Ella está aquí. img
Capítulo 9 Sentencia. img
Capítulo 10 Una quimera. img
Capítulo 11 Hogar img
Capítulo 12 Habitaciones. img
Capítulo 13 ¿Futuro muy lejano img
Capítulo 14 14 Cena. img
Capítulo 15 Jugar con fuego. img
Capítulo 16 ¿Por qué img
Capítulo 17 Él Esta aquí. img
Capítulo 18 Reclamo. img
Capítulo 19 Culpa y perdón. img
Capítulo 20 Unidos. img
Capítulo 21 A ti dentro de mí. img
Capítulo 22 Sentir. img
Capítulo 23 Soportar. img
Capítulo 24 Vinieron por mí. img
Capítulo 25 Kiriko. img
Capítulo 26 El primer eclipse. img
Capítulo 27 ¿Qué pesa más img
Capítulo 28 Demuéstrame cuánto. img
Capítulo 29 Mucho que pensar. img
Capítulo 30 Buen día. img
Capítulo 31 Maldita niebla. img
Capítulo 32 Mismo lugar, diferente tiempo. img
Capítulo 33 ¿Qué demonio img
Capítulo 34 Un vistazo más de cerca. img
Capítulo 35 No estamos solos. img
Capítulo 36 Que yo no exista. img
Capítulo 37 Demonios. img
Capítulo 38 Cuiden de ella. img
Capítulo 39 unidas img
Capítulo 40 Aire. img
Capítulo 41 Viatan. img
Capítulo 42 Un sola alma. img
Capítulo 43 Eclipse. img
Capítulo 44 Estrellas. img
Capítulo 45 ¿Qué hacer img
Capítulo 46 Ming y Zhao. img
Capítulo 47 Jade img
Capítulo 48 Depende de ti. img
Capítulo 49 Como debió de ser. img
Capítulo 50 Ayuda. img
Capítulo 51 Sentirse bien. img
Capítulo 52 El principio del fin. img
Capítulo 53 Acaben con todo. img
Capítulo 54 Injusto. img
Capítulo 55 Justicia. img
Capítulo 56 Hija. img
Capítulo 57 ¿Amor img
Capítulo 58 Sacrificio por amor. img
Capítulo 59 Peligro de muerte. img
Capítulo 60 Sálvala. img
Capítulo 61 Unidos. img
Capítulo 62 Sorpresa. img
Capítulo 63 ¿Qué esperar img
Capítulo 64 La razón de ser. img
Capítulo 65 Futuro y esperanza. img
Capítulo 66 Necesidades. img
Capítulo 67 Noticia. img
Capítulo 68 Para siempre. img
Capítulo 69 Calantha. img
Capítulo 70 Rowan. img
Capítulo 71 Kalinda. img
Capítulo 72 El mar y el cielo. img
Capítulo 73 Destino. img
Capítulo 74 Por siempre felices img
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Capítulo 8 Ella está aquí.

Así fue como un día nuevo llego, Kalila caminaba por el bosque, estaba solo a unos metros de la casa de sus padres, por lo que sabía que estaría a salvo, aunque dudaba que Declan y sus amigos quisieran hacerle algo más, ya la habían destruido por completo, solo les quedaba matarla.

- Hola. - la voz suave de Ikigaí la hizo sonreír, casi de manera inconsciente.

- Hola. - respondió al tiempo de girarse, para encontrar a ese joven, con cara de niña y cuerpo de alambre, Iki tenía una belleza única, rara, exótica, Kalila había crecido rodeada de hombres musculosos, los únicos cuerpos "normales" eran los de los pocos humanos que habitaban el pueblo que sus padres dirigían, aun así, nunca había visto a nadie como Ikigaí.

- No debes vagar sola, es peligroso. - el flacucho barrió el bosque con sus ojos que se tornaron violetas, él veía mucho más allá que Kalila, como también los podía oler, ellos estaban cerca, tanto como para verlos y olerlo.

- No creo que puedan hacerme más daño, además estoy cerca de mis padres. - respondió con una sonrisa al tiempo que se sentaba en un tronco caído, Iki, prefirió no decir que aquellos tres hombres estaban allí, después de todo, él los podía matar con solo un movimiento si intentaban algo.

- Estas a mi lado mi hermoso lago de vida, nadie podrá herirte nunca más. - Kalila levanto su mano y quito un mechón de cabello azul, que cubría un ojo del joven.

- Gracias por no decirle a mis padres lo que sucedió.

- No debes agradecerme, pero... no lo comprendo, ¿por qué te preocupas por ellos? Yo vi tu cuerpo mi hermosa Lila, curé tus heridas, no merecen vivir. - Declan, Ukara y Tahiel estaban aún más cerca, creyendo que aún no los habían descubierto, después de todo, estos "jóvenes" no sabían nada de los hijos del sol, mucho menos de su decendencia, por lo que podían escuchar todo sin esfuerzo alguno.

- No los protejo a ellos, sino a ellas, Jana rompió su lazo, Maia también, pero aún no hablan con Aysel para pedir una nueva pareja, siguen atadas a ellos y De... el vampiro. - se obligó a decir, ya que era casi imposible que pronunciara el nombre de uno de sus verdugos. - Que los guía en todo lo que me hacen, aún tiene a su vida, no sería justo para ellas morir por su culpa.

- Pero dos de ellas los rechazaron, no morirán ya que no las marcaron. - Kalila se removió incomoda en su lugar, e Iki movió sus manos, de las cuales salieron cientos de burbujas, que la hicieron sonreír. - Prefiero que me digas que no quieres hablar, a que me mientas, ya te lo dije Lila, soy lo que tu necesites, fui creado con el solo propósito de encontrarte. - Kalila vio con arrepentimiento a Iki, se veía... no era de este mundo, era demasiado lindo, incluso cuando se enojaba.

- Lo lamento, pero... no quiero que mis padres sufran. Se que se culparan, y por más que los maten... tu curaste mi cuerpo Ikigaí, pero mi alma, mi corazón... tengo miedo, esa es la verdad.

- ¿A que le temes cariño? - Kalila sentía que teniendo a Iki a su lado podía respirar con normalidad.

- Nuriel, él espero tanto por mí y ahora... - las lágrimas de Kalila caían una vez más e Iki las limpio con suavidad.

- Él no te culpará, y su amor por ti no disminuirá, pero...

- ¿Pero?

- Es el fénix, el querrá vengarse, y no solo de esos tres, Fénix abrirá sus alas y borrará a este pueblo junto con todos sus habitantes, comenzara la guerra, al fin los hijos de la luna tendrán que combatir contra los hijos del sol.

- No, ¿Por qué harían eso? solo soy....

- Eres quien escogió Nuriel, él es el primogénito, el favorito del dios sol, su mejor guerrero, y alguien lastimo a su mujer. - Ikigaí, se guardó para sí mismo los pensamientos homicidas que tenía contra esos tres hombres, él sería lo que Kalila necesitara y ahora precisaba paz y tranquilidad, después podría arreglar cuentas con esos tres seres que se atrevieron a lastimar a su compañera, después de todo él era Ikigaí, el hijo de Eru, el primer elfo y Nayáde, la primera hada.

- No lo acepto, Aysel es la abuela de mis padres, es como mi abuela, en ella viven Levana y Yunuen, y Xylon siempre fue alguien especial para mí y Soyano, su lobo renació en el abuelo de mis padres, decir que Nuriel los matara, o destruirá a todo el pueblo, no lo dejare antes...

- Tranquila, perdóname, no debí decir eso, estoy seguro de que Nuriel no se dará cuenta de nada, el amor te ciega y terminas creyendo lo que dice quien amas, quien quieres, sino ve a tus padres.

- ¿Qué sucede con ellos?

- Kek está nervioso, no cree tu explicación. Vito sabe que tienes menos sangre, que estas débil, y Dante... sabe que proteges a alguien, pero no sabe por qué, ni quienes. Sin embargo, creyeron en lo que tu dijiste.

- ¿Por qué me salvaste Iki? Estaba mejor...

- ¿Muerta? No, claro que no... - Iki se puso de pie a una velocidad increíble y vio hacia el horizonte, la noche ya estaba cayendo una vez más.

- ¿Que sucede? - de forma inconsciente Kalila se aferró a la manga de su amplia camisa.

- Aysel está aquí.

- ¿Qué? No, ella vendrá en dos meses.

- Tu no llegaste como dijiste, y tus padres le informaron de mi presencia. - eso no era nada bueno, no cuando ser hijos del sol y la luna los hacia enemigos naturales.

- ¿Crees que ella me descubra?

- No lo sé, solo...

- ¿Qué?

- Soy descendiente del dios sol, no te alejes de mi o pudiese ser que no logre controlarme.

- Ikigaí, ¿atacarías a mi familia? - el pánico se reflejaba en su rostro y Declan cubrió su boca ya que casi se le sale una carcajada al imaginar a ese escuálido niño tratando de atacar a Aysel.

- Todos tenemos nuestros instintos, no lo haría apropósito, pero es algo que hay en mí, somos enemigos mi hermoso lago.

- ¡Ay no! ¿qué voy a hacer? aun no terminan de aceptar a Nuriel, ni siquiera se han visto ni una sola vez.

- Tranquila, solo debes darme un beso. - Kalila lo vio con asombro, tratando de saber si mentía. - No te estoy engañando, si me besas estaré pensando solo en eso, por días. - las mejillas de Kalila brillaron de rojo, Nuriel era muy distinto a Ikigaí, mientras uno era fuego, el otro era agua tranquila.... O eso creía Kalila.

Kalila asintió con la cabeza, incapaz de pronunciar palabra, entonces Ikigaí, tomo su rostro con delicadeza, la vio a los ojos, y Kalila se creía capaz de poder nadar o volar en ellos, eran iguales a un cielo despejado, a un lago en calma en pleno verano, poco a poco se acercaron y entonces sus labios se unieron, la joven no podía creer que un gemido saliera de sus labios, su corazón latía con fuerza, y de pronto una pequeña llovizna comenzó a caer.

- Iki. - susurro sorprendida al tiempo que sus pezones se endurecían.

- Lo siento, disculpa. - el flacucho se alejó y movió su cabeza, provocando que su larguísima cabellera revoloteara por todos lados, Kalila se perdió un segundo en ese gesto, ella tenía el cabello casi debajo de sus glúteos, pero Ikigaí le ganaba por mucho.

- ¿Qué fue eso? - indago aturdida al ver como la llovizna se detenía, y su cuerpo volvía a estar en calma y no deseoso de ser tocado por Ikigaí.

- Eso mi hermoso lago de vida es lo que despiertas en mí, quise tocarte, pero me obligue a dejar mis manos quietas, pero manejo el agua, es mi elemento. - explico con ojos brillantes y Kalila lo comprendió de inmediato.

- Me tocaste a través del agua de la llovizna, te sentí, tu energía. - dijo con asombro.

- Perdona mi atrevimiento. - el joven milenario, bajo la cabeza apenado y Kalila comenzó a reír a carcajadas, dejando sorprendido no solo a Iki, también a los otros tres que aún estaban espiando a la joven, nunca la habían oído reír de esa forma, tan natural y verídica.

- Me gusto Iki, pero, aun así, trata de que mis padres no sepan que puedes sentir mi cuerpo a través del agua.

- Comprendo amor. - La palabra se le escapo, llevaba dos días reteniéndola, sabía que su destino era humano, no quería apurar las cosas y Kalila no estaba lista para oírla, o eso creyó.

- ¿Lo sientes? - dijo la joven e Iki asintió con la cabeza mientras dibujaba una sonrisa.

- Adoro la pimienta, pero también siento toques de lavanda en ti, deliciosa. - Dijo en un susurro y una vez más la piel de Kalila ardió, pero ahora era porque Iki la había atrapado con su cabello y la había pegado a su cuerpo. - Tú lo sientes. - no estaba preguntando, lo estaba afirmando.

- Hueles a romero y a helado de fresa, me gustas, demasiado. - las manos de Kalila acariciaron el pecho de Iki, y entonces un rugido que cimbro los árboles los hizo separar.

- Es Anuk, el mate de Aysel, la gran luna cambiante llego y esta enojada. - informo Kalila que aun sin ser una hija de la luna podía distinguir los gruñidos del rey Alpha.

- Así parece.

- Debemos ir a la plaza principal, o quizás quieras quedarte...

- No, yo te seguiré a cualquier lado, conmigo estarás segura. - Ikigaí no mentía, él la seguiría siempre, pero ahora solo quería evitar que esos tres se acercaran a su lago de vida.

La gran plaza estaba llena, todo el pueblo estaba allí, Dante había hechizado las paredes de las casas que había alrededor y ahora en ellas se reflejaba a la gran luna cambiante, que en este momento estaba mostrando el rostro de Levana, la vampiro, dejando en claro que, si, estaba furiosa y mucho, ya que estaba mostrando su lado más oscuro.

Aysel era una simple humana o eso creyó, hasta que las almas con las que compartía cuerpo despertaron, Levana la primer vampiro, Yunuen la primer bruja, Luna, la loba blanca, todas compartiendo el cuerpo de la joven humana, fue así que se le otorgó el nombre de la luna cambiante, ya que su rostro y cuerpo cambiaban como las fases de la luna, de ella habían nacido los reyes de las razas, Nisha el rey de los lobos, Kali, la reina de los vampiro, Novalie, la suprema de las brujas, Kiyomi una ninfa e incluso había dado a luz a Pol, el único de sus hijos que era humano. Los reyes también tenían su decendencia, cientos de hijos que habían tenido en los últimos mil años, entre ellos Kek, hijo de Nisha, Vito hijo de Kali y Dante hijo de Novalie y para todos ellos Kalila era parte de su familia, sin importar que fuera hija de un cazador.

- A mis tierras ha llegado el rumor que algunos están disconformes con mis leyes o las que mis hijos imponen, por lo que se han atrevido a romper algunas de ellas, y no solo en este pueblo... - aquella información asombro a más de uno, entre ellos a Chloe. - Es por ello por lo que les digo que todo aquel que no está de acuerdo con nuestra forma de gobernar, es libre de marcharse, pero... antes de que alguien tome una decisión, voy a refrescar la memoria de los más antiguos y a mostrar el pasado a los más jóvenes. - y fue en ese momento que Yunuen, la bruja, tomo el cuerpo de Aysel, su cabello gris y ojos verdes brillaban con enfado, no estaba más calmada que Levana. Ella a diferencia de Dante su nieto, solo hizo un movimiento con la mano y el mismo cielo se convirtió en una pantalla gigante donde todo el pueblo podía ver el pasado, más de mil años atrás.

- Hace mil seiscientos años atrás, nuestra gente vivía separada, los lobos tenían manadas dirigidas por Alphas, los brujos tenían aquelarres gobernados por una suprema y los vampiros tenían clanes, liderados por quien tenía el don más fuerte, si tenían suerte, tenían buenos lideres, en otros casos, eran tratados peor que esclavos, nuestras razas se odiaban entre ellos, sin razón aparente, pequeñas enemistades que existieron desde que fuimos creados, nosotros, los cuatro originales, Soyano el lobo, Levana la vampiro, Xylon la ninfa y yo Yunuen la bruja, se creía que era natural nuestra enemistad, hasta que nació Aysel, la humana, que es nieta de un lobo y una bruja, de un vampiro y una ninfa, ella fue la elegida para que Levana, Luna la loba, y yo vivamos en ella y aun así no perder su esencia humana, Aysel la humana con sangre de ninfa que se convirtió en la luna cambiante, mate de Anuk quien posee el lobo de Soyano, al fin la razón de la enemistad entre las razas salió a la luz, amores no correspondido, un lobo rechazado, una bruja confundida, una vampiro con deseos de libertad y una ninfa desinteresada, el amor puede causar el mayor daño y criar el más grande resentimiento cuando no es correspondido, pero gracias a Aysel todo volvió a su curso, ese para el que la diosa luna nos creó, convivir, amar y procrear sin importar nuestras razas, Aysel tuvo descendencia, Nisha el rey de los lobos, Novalie la gran suprema de todas, Kali la reina de los vampiro, Kiyomi una ninfa y Pol, un humano, así de un solo ser, nacieron los lideres, sus referentes, y de ellos nacieron quienes se encargan de los pueblos de los hijos de la luna, uno de cada especie es enviado a gobernar cada pueblo, para proporcionar igualdad, esos que solo quieren lo mejor para ustedes, pero aun así están disconformes. - dijo con lastima de aquellos que se habían olvidado del infierno en el que vivían miles de años atrás. - Hace dos noches en este pueblo se rompió una ley, nadie debe ser marcado hasta la fecha pactada, si piensan que es un capricho están equivocados, es por su protección, este pueblo sufre de ataques, ya sea de cazadores o seres que han perdido su pareja y han enloquecido de dolor y solo quieren matar, el rey del tiempo, Dante, no puede retroceder el tiempo si hay un reclamo de pareja de por medio, hace 18 años perdimos a muchos en un ataque, hombres, y mujeres leales, que no pudimos traer de regreso, se dice que aquellos que mueren en batalla, quedan en el limbo, hasta que un eclipse de luna los cubra, es por eso que se pactó esperar a que yo venga una vez al año para que se realicen los reclamos, para poder proteger el pueblo y que nadie muera en vano, pero como ya lo dije, hace dos noches alguien rompió esa ley y el precio a pagar es alto, no para ustedes, pero si para mí y mi descendencia. ¡Kalila deberá pagar por sus errores! - la joven pego un brinco al escuchar a Yunuen, no sabía a qué se refería, sin embargo, continúo caminando hasta estar en frente de Aysel, quien la veía afligida. - Mi hermosa bisnieta. - dijo con un rostro cubierto de pena y Kalila comenzó a sudar. - Ella tuvo que unir su existencia con un descendiente del dios sol, para salvar a quienes habían muerto. - Kalila tenía ganas de reír y llorar, no era nada malo estar unida a Ikigaí, menos de la forma en la que Yunuen lo hacía parecer.

- ¡Hija de luna! - la voz de Ikigaí no sonaba suave, mucho menos melodiosa, él sentía el desprecio de la bruja hacia su raza.

- Descendiente del sol. - respondió en tono amenazante Yunuen y Kalila salto en medio de los dos que estaban avanzando sin ser conscientes de ello.

            
            

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