La puerta del salón se abrió y entró un enorme lobo color blanco. El tipo que me estaba apuntando con la espada se apartó de inmediato.
- ¡Pero qué haces! Has algo con esa cosa, o nos va a matar - le grité al vikingo estúpido.
El lobo, frente a mí, empezó a hacer movimientos raros, hasta que un hombre quedó a la vista. Yo miré a mi alrededor, tal vez, estaba alucinando, definitivamente estaba en coma por la caída y mi cerebro estaba construyendo una realidad alterna. Nada de esto podía ser verdad. empecé a gritar como loca, ¡esto era una jodida locura! La espada de uno de ellos presionó mi cuello y yo me quedé en silencio de inmediato.
-Es una bruja, señor, y creo que es la que estábamos esperando - dijo el vikingo que me había traído.
Él se acercó al hombre muy desnudo frente a mí y le entregó el amuleto. Yo entonces entendí que ellos creían que era una bruja por ese estúpido amuleto. Esa anciana me las iba a pagar, todo era su culpa. ¡el que yo esté a punto de morir era su jodida culpa!
- Eso no es mío, sé que sonara extraño, pero yo no pertenezco a este mundo, estoy aquí por culpa de ese amuleto, así que por favor déjeme libre, se puede quedar con el amuleto si quieren - le dije al tipo frente a mí.
Él me quedó mirando, sus ojos parecían dos témpanos de hielo, este hombre se veía tan peligroso, su cabello largo y rubio caía por sus muy formados brazos. mi mirada se fue hasta su ente pierna, yo tuve que apartar la vista para no pasar por una pervertida.
- Al calabozo - ordenó él.
Yo negué con la cabeza, ellos tenían que entender que yo no me podía quedar aquí, ¡necesitaba que comprendieran que yo no pertenecía a este lugar!
- déjame libre por favor, yo no pertenezco aquí, por favor te lo ruego, yo quiero volver con mi familia - le dije entre lagrimas.
Uno de esos tipos se acercó a mí, me tiró sobre su hombro y empezó a andar conmigo.
- ¿ Adónde me llevas? Tengo que volver, por favor déjame ir - le suplique..
Él siguió caminando conmigo hasta que entramos a un lugar donde la peste era aún peor. Él siguió caminando hasta un lugar oscuro y frío, me lanzó dentro de lo que parecía una celda y cerró la puerta. ¡Espera! ¿Lo de ir al calabozo era verdad?
- ¡Sácame de aquí! - le grité con todas mis fuerzas, pero el horrible hombre ya se había ido.
-Las ratas te comerán poco a poco - dijo una voz.
Yo empecé a gritar. Volteé a ver de dónde provenía la voz, y allí, casi en los huesos, estaba un hombre encadenado a la pared.
Mis gritos de terror eran más y más fuertes, había varias ratas tratando de devorar los pies del hombre atado frente a mí. la puerta se abrió y entró el tipo peligroso yo le quede mirando, tal vez el comprendió que yo no pertenecía aquí, y me dejara libre.
- Gracias por venir por mí, pensé que me iba a quedar aquí para siempre - le dije lloriqueando.
Una rata corrió a mí y yo corrí al vikingo, me lancé sobre él y me abracé a su cuerpo con fuerza.
- Hay ratas - le dije lloriqueando.
El hedor de este lugar era insoportable, y ni hablar de lo aterrador que era. Yo no me iba a quedar un momento más aquí.
- Bájate de mí - me ordenó con su voz gruesa.
Yo negué con fuerza. Y me pegué mucho más a su cuerpo, si era necesario viviría sobre él, pero yo no iba a poner un pie en este lugar, esas asquerosas ratas podrían devorarme.
Me lanzó al suelo, yo me incorporé de inmediato y lo quedé mirando, apuñalé su muy duro pectoral con mi uña mientras lo miraba mal.
- ¡Te ordeno que me saques de aquí! - le grité con prepotencia.
Él se rio y me empujo lejos. Yo quería golpearlo, pero siendo sincera, yo no sobrevivía con un golpe de él, y menos con lo que vi. El tipo era un hombre lobo, él podría transformarse aquí y devorarme por completo.
- Tú no me ordenas nada - me respondió.
Yo lo miré de arriba abajo.
- Eres producto de mi imaginación, y si yo quiero que desaparezcas, lo harás de inmediato - le dije con mucha seguridad.
Cerré los ojos con fuerza por un momento y después los abrí.
- ¿Por qué aún no desapareces? - le pregunté con algo de preocupación.
- Te voy a quemar en la hoguera - me dijo.
Yo intenté correr, pero fui atrapada por él de inmediato.
- ¡Suéltame! - le ordené.
Mi espalda quedó pegada a su pecho, sus brazos estaban apretandome con fuerza. el miedo atraezo mi cuerpo, el dolor que sentia era real, como todo lo que estaba suediendo aqui.
- No quiero morir otra vez - le dije.
Él me dio la vuelta, me miró a los ojos, se veía emocionado, o algo por el estilo.
- ¿Cómo así? - me preguntó.
Yo respiré profundamente.
- He muerto, o eso creo, caí de un balcón, y terminé aquí, aun esto intentando averiguar de qué se trata esto, pero se que todo es culpa de esa anciana - le contesté.
Él arrugó el entrecejo, era obvio que pensaba que estaba loca, pero me daba igual, yo le estaba diciendo la verdad.
- Y yo soy una frágil princesa - me respondió.
Yo lo miré de arriba abajo, estaba segura de que este tipo era un idiota, pero no me podía quedar aquí a averiguarlo, yo necesitaba salir de este lugar, ¡necesitaba hacerlo ya! Salí corriendo del lugar, estaba segura de que iba a lograrlo, lo podía sentir.