Yo me dejé llevar, pero siempre alerta. Si él trataba de hacerme algo, yo me defendería, no me importaba si en el proceso moría. Llegamos al riachuelo y él me soltó.
- Báñate rápido, hoy tenemos que llegar a los barcos - me dijo.
Yo me volví para verle inmediatamente.
- ¿Barcos? - pregunté.
Él asintió con la cabeza.
- Pensé que tu casa quedaba aquí - le dije.
Él sonrió y negó con la cabeza.
- Mi casa jamás será esta tierra, aunque espero gobernarla - me respondió.
Yo no estaba entendiendo nada.
- ¿Dónde estamos? - le pregunté.
Él frunció el ceño.
- Inglaterra, pero pronto nos iremos a tierras danesas, te va a gustar, ya que no pareces un sajon; tienes las agallas que le faltan a muchos de ellos - me dijo.
- ¿Tu hermano por qué está aquí? ¿Eso que me dijiste es verdad? - le pregunté.
Había muchas cosas que no entendía y quería averiguarlas.
- ¡Él es un traidor! Mató a nuestro padre por no apoyarlo a venir a estas tierras, y ahora quiere unirse con ellos para extinguirnos; él quiere ser el más poderoso, pero no lo dejaré - me contó.
Este hijo de puta era un puto mentiroso, todo lo que me había dicho era una vil mentira, y ahora yo estaba entre esta guerra estúpida.
- No soy lo que buscas. Solo soy una simple mujer - le dejé en claro.
Él se acercó a mí, agarró mi barbilla y me hizo mirarlo.
- ¿Si no eras lo que buscamos, por qué Ivar te quiere? - me preguntó.
Yo lo empujé, ya que no sabía de lo que estaba hablando.
- Cuando los hombres de mi hermano te capturaron, tú decidiste lanzarte del barco. Deja de fingir demencia, sé lo que eres y voy a conseguir lo que quiero. Y mataré a todos los que nos han traicionado. Y pronto seré rey de todas estas tierras, y obtendré mi venganza - me dijo.
- Me dijiste que muchos de los tuyos están con él, ¿eso es mentira también? - le pregunté.
Él negó con la cabeza.
- Muchos están aquí con él, creo que los has visto. Ivar quiere extinguir a todos los daneses para ser el único con la fuerza suficiente para derrotar a todos los demás. Por eso necesita el amuleto, por eso te necesita a ti - me dijo.
Yo me di la vuelta, me saqué el vestido y me metí al agua. Ahora que sabía un poco de la verdad, tenía que irme con cuidado, yo no estaba en el bando bueno, por lo visto, y este hombre parecía ser un hombre cruel.
- - - -
Mire con atención la espalda de Tiana; ella tenía unos símbolos extraños en ella. Me saqué la ropa y me metí al agua. Ella volteó y me miró con sus enormes ojos azules.
- Vete - me ordenó.
Yo le sonreí y la acerqué a mí, pegando su pecho desnudo al mío. Ella me quedó mirando desafiante.
- Dame lo que quiero - le pedí.
El olor de su cuerpo me llamaba, quería poseerla aquí mismo, abrir sus piernas y hundirme en su calor.
- Aléjate de mí - me pidió.
Agarré un puñado de su cabello rubio e hice que levantara más su cabeza. Yo bajé lentamente la mía hasta que mi nariz estuvo pegada a la suya.
- ¿Qué significa lo que tienes tatuado en la espalda? - le pregunté.
Ella me empujó un poco y entonces pude ver mucho mejor sus suaves y llenos pechos coronados por unos pezones rozados que gritaban por ser besados.
- No lo sé, ni siquiera sabía que tenía algo tatuado allí - me dijo.
Ella se acercó a mí y con su dedo índice empezó a trazar el contorno del enorme tatuaje que atravesaba mi pecho. Agarré su mano y la llevé hasta mi boca y le di un dulce beso.
- Si me ayudas a conseguir lo que deseo, te juro que te daré lo que me pidas - le dije.
Ella me quedó mirando.
- ¿Morirán personas? - preguntó.
Yo volví a pegarla a mí. Me curvé un poco y empecé a besar su cuello.
- Los mataré a todos hasta conseguir lo que quiero, prenderé fuego a todo lo que esté a mi paso - le contesté.
Sentí su cuerpo temblar. Yo abracé su cintura, pegándola aún más a mí. Estaba muriendo por poseerla, pero aún no era el momento; cuando la tuviera por primera vez, sería sobre mi cama, entre mis pieles.
- No te ayudaré - me dijo.
Yo me separé de ella y la miré a los ojos.
- Lo harás. Tú me perteneces - le dije.
Ella me empujó lejos y salió del agua. Su piel era hermosa, pero mi mirada se iba a ese lugar entre sus piernas que gritaba por ser tocado por mí.
- Eres un asesino, y yo no voy a ayudarte. Prefiero morir - me dijo.
Yo negué con la cabeza. Estaba dispuesto a ir hasta el Valhala en su búsqueda.
- Morirás cuando yo te permita hacerlo - le dejé claro.
Ella empezó a reír.
- No eres mi dueño. Y si una vez traté de suicidarme lanzándome al mar, créeme que volveré a intentarlo - me advirtió.
Yo salí del agua, dispuesto a darle un buen golpe por lo que había dicho, pero algo me detuvo. Alguien o algo nos estaba observando. Me convertí en lobo, y así mis sentidos se agudizaron mucho más. Habían varias personas, de hecho nos estaban rodeando.
- Pero qué carajo - dijo ella viéndome.
Yo me acerqué, y ella retrocedió. Podía ver en su mirada el terror que sentía al verme convertido en una bestia.
Escuché el crujir de algunas ramas; lo que sea que nos estuviera observando, estaba huyendo. Volví a mi forma humana, agarré a Tiana y la cargué; necesitaba llegar a donde estaban mis hombres rápidamente. Tal vez Ivar nos estaba vigilando.
- Alguien nos está vigilando - le dije.
Ella solo asintió. Yo caminé rápidamente con ella en brazos, tenía que ponerla en un lugar seguro. Ella no solo era la persona que me ayudaría a conseguir lo que quería, ella era mi luna, y yo la iba a mantener a salvo cueste lo que cueste. Ella era mía, y solo yo tenia el derecho a tocarla.