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Al verlo tan afligido y triste, Valentina sintió que su corazón se encogía. Se acercó, su voz suave pero firme, y le dijo: "Sal de aquí, Alejandro. Olvidemos todo por esta noche, al menos por un rato". Su propuesta fue un intento de romper las cadenas que parecían atarlo a su dolor.
Con una expresión titubeante, Alejandro dudó. La tristeza en sus ojos era palpable, como si cada lágrima no derramada pesara sobre sus hombros. Sin embargo, la chispa de esperanza que Valentina ofrecía era difícil de ignorar. Después de un breve instante que pareció eterno, asintió lentamente, como si la idea de escapar de su tormento le diera un respiro que tanto necesitaba.
Al entrar en la discoteca, el bullicio y la música vibrante parecían desvanecerse ante la intensidad de su mirada. La multitud giraba a su alrededor como un torbellino de luces y risas, pero para Valentina y Alejandro, todo se volvió borroso. Cuando sus ojos se encontraron, Valentina sintió una chispa que la electrificó; era como si el resto del mundo hubiera desaparecido.
Alejandro no solo era atractivo; había una tristeza en su mirada que la intrigaba, una profundidad que invitaba a explorar lo desconocido. Al acercarse más a él, la atmósfera cambió drásticamente; las risas se convirtieron en susurros apagados, y el mundo exterior dejó de existir. Era como si ambos estuvieran atrapados en una burbuja donde solo contaban ellos dos.
Valentina tomó su mano con firmeza, guiándolo hacia el centro de la pista. La música pulsaba con fuerza y energía, pero ella podía sentir cómo el dolor aún lo seguía. "Baila conmigo", le pidió con una sonrisa desafiante. Él vaciló al principio, pero luego se dejó llevar por el ritmo. Con cada movimiento, ella podía ver cómo la tensión en sus hombros comenzaba a desvanecerse.
Sin embargo, había algo en el aire; una sensación inquietante que hacía que su piel se erizara. En medio del bullicio y la alegría aparente, Valentina no podía sacudirse la sensación de que algo estaba por suceder. Miró a su alrededor y vio sombras en las esquinas de la sala; miradas curiosas que parecían seguir cada paso que daban.
De repente, un grupo de chicos entró al lugar con una energía explosiva. Sus risas eran estruendosas y llenas de arrogancia. Valentina sintió cómo su corazón se aceleraba al ver a uno de ellos fijar la vista en Alejandro. Reconocía esa mirada; era una mezcla de desafío y agresión.
"¿Quién es ese?", preguntó uno de los chicos mientras se acercaba a ellos con paso decidido. La tensión en el ambiente se hizo palpable. Valentina apretó suavemente la mano de Alejandro mientras él miraba a los recién llegados con una expresión sombría.
"Olvídalo", murmuró Valentina tratando de mantener la calma. Pero Alejandro ya estaba perdido en sus propios pensamientos, recordando viejas rivalidades y heridas abiertas. La música sonaba más fuerte ahora, pero para ellos solo existía un silencio cargado de amenaza.
Valentina sabía que este podría ser el momento decisivo: ¿podría proteger a Alejandro o su intento por olvidarse del dolor terminaría desencadenando algo mucho más oscuro? Las posibilidades danzaban ante ella como las luces parpadeante del lugar: un desenlace feliz lleno de risas o un enfrentamiento que podría cambiarlo todo.
Mientras Valentina sostenía la mirada de Alejandro, una ola de ansiedad la invadió. No solo estaba en juego su relación con él, sino también su futuro. Su sueño de una vida mejor, algo que había deseado por tanto tiempo, se tambaleaba al borde del abismo. Los rumores sobre la madre del hijo de Alejandro se esparcían como fuego, y ella sabía que cualquier conexión con su pasado podría poner en riesgo su vida.
"Valentina", dijo Alejandro, rompiendo el silencio que se había formado entre ellos. "¿Estás bien?"
Ella sonrió, pero era una sonrisa forzada. "Sí, solo... hay muchas cosas en juego aquí", admitió mientras miraba a su alrededor, sintiendo el peso de las miradas curiosas que los rodeaban. "No quiero que esto te afecte a ti... ni a mí".
"¿A qué te refieres?", preguntó él, confundido.
"Los rumores sobre ti y tu situación familiar... eso podría perjudicar te", respondió Valentina con sinceridad. "Si la gente empieza a hablar y a hacer conexiones, tu futuro podría estar en riesgo. Y eso es lo último que deseo".
Alejandro frunció el ceño, su preocupación era evidente. "No quiero ser una carga para ti. Nunca quise arrastrarte a esto".
"Pero no puedo dejarte solo", replicó ella rápidamente. "Prefiero ser quien salga perdiendo antes que verte sufrir por culpa de lo que otros digan".
Esa declaración resonó en el aire entre ellos, y Valentina sintió cómo su corazón latía con fuerza. Era un dilema desgarrador: arriesgar su sueño o proteger a Alejandro de las consecuencias que provocaría las acciones pasadas de su ex mujer .
La música seguía sonando, pero ahora parecía distante. Valentina se dio cuenta de que cada nota era un recordatorio del tiempo limitado que tenían para resolver esta situación antes de que los rumores se volvieran incontrolables.
"Si esto sigue así", continuó Valentina con voz firme, "tendremos que enfrentar lo que viene juntos. No puedo permitir que los rumores y las acciones del pasado de tu ex te arrastren y te quiten lo que has trabajado tan duro por conseguir".
Alejandro asintió lentamente, comprendiendo la gravedad de sus palabras. "Entiendo lo que dices", respondió él, su voz cargada de emoción. "Pero no quiero perderte en el proceso".
Valentina sintió un nudo en el estómago; la idea de perderlo era aterradora. Aún no eran pareja, pero había algo entre ellos que no podía ignorar. Sin embargo, sabía que debía ser fuerte por ambos. "No podemos permitir que los demás decidan nuestro destino", dijo ella con determinación.
En ese momento, Lucas reapareció en la escena, acompañado de varios amigos más. La tensión aumentó instantáneamente al verlos acercarse nuevamente. "¿Siguen hablando sobre sueños imposibles?", se burló Lucas con una sonrisa arrogante.
Valentina sintió cómo la adrenalina corría por sus venas mientras enfrentaba nuevamente a Lucas. "No estamos aquí para escuchar tus comentarios", respondió con firmeza.
"¿Y qué harás al respecto?", retó Lucas, cruzando los brazos como si estuviera disfrutando del espectáculo.
"Lo que sea necesario para proteger lo que es importante", contestó Valentina sin vacilar.
La mirada desafiante entre ellos era evidente; Valentina podía sentir el peso del futuro sobre sus hombros mientras defendía a Alejandro y su propia ambición por una vida mejor. Sabía que cada decisión contaba y cada elección podía llevarlos a un camino oscuro o iluminado.
Alejandro tomó la mano de Valentina suavemente y le dio un apretón reconfortante; ese gesto le dio fuerzas para seguir adelante, aunque el miedo seguía acechando en su mente.
"Vamos a salir de esto", murmuró él con confianza renovada.
Valentina sonrió genuinamente esta vez; juntos podrían enfrentar cualquier desafío, incluso si eso significaba luchar contra los ecos del pasado y proteger sus sueños futuros.