Venganza de La Heredera Locura
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Capítulo 1

La noche de la gala de la vendimia, el aire en Viñedos Valbuena olía a tierra húmeda y a éxito.

Mañana, mi padre, Don Fernando, me nombraría directora general.

Mi hermano Javier me dio una palmada en la espalda, su sonrisa era tan ancha y brillante como siempre.

"Por Isabela, la futura reina de Valbuena."

Levantó su copa. Todos en el salón privado lo imitaron.

Elena, mi asistente y amiga desde que éramos niñas, me acercó un vaso de agua.

"Estás tensa, Isa. Bebe un poco."

Su voz era suave, preocupada. Confiaba en ella más que en nadie. Tomé el vaso y bebí un largo trago, el agua tenía un sabor extraño, amargo, pero lo ignoré.

Estaba demasiado nerviosa.

Javier se sentó a mi lado, su novia Lucía se pegó a su otro brazo. Ella me sonrió, una sonrisa dulce que nunca llegaba a sus ojos.

"Felicidades, Isabela. Te lo mereces todo."

Asentí, mi cabeza de repente se sentía pesada. Las luces del salón comenzaron a girar.

"Creo que necesito aire," dije, intentando levantarme.

Mis piernas no respondieron.

Javier y Elena me sujetaron, uno a cada lado.

"Tranquila, hermanita. Te llevamos a descansar," susurró Javier en mi oído.

Su voz ya no sonaba festiva, era fría.

Lo siguiente que recuerdo son fragmentos borrosos. El olor a perfume barato y a tabaco rancio de un hotel de carretera. Un flash de cámara en mi cara. Manos desconocidas sobre mi cuerpo.

Luego, la oscuridad.

Desperté con el sonido de mi propio grito. Estaba en mi coche, pero no al volante. El vehículo se precipitaba sin control por el barranco que bordeaba nuestros viñedos más antiguos.

Giré la cabeza. Nadie conducía.

El impacto fue brutal. Metal retorciéndose, cristales estallando. Mi mundo se redujo a un dolor agudo y cegador en mis manos.

Las miré. Estaban destrozadas, atrapadas entre el volante y el salpicadero.

Antes de desmayarme, un pensamiento claro y helado atravesó la niebla del dolor.

El agua que me dio Elena. La sonrisa de Javier.

Habían sido ellos.

            
            

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