Venganza de La Heredera Locura
img img Venganza de La Heredera Locura img Capítulo 2
3
Capítulo 4 img
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
img
  /  1
img

Capítulo 2

Cuando volví a abrir los ojos, el rostro preocupado de Javier estaba sobre mí.

"Isabela, gracias a Dios. Te encontré."

Estaba de vuelta en mi cama, en la hacienda familiar. Mis manos estaban cubiertas por vendajes gruesos y torpes. Un dolor sordo y constante latía en ellas.

"Mis manos," susurré. "Necesito un especialista."

Javier me acarició la frente. Su tacto me dio escalofríos.

"Ya hemos traído al mejor médico del pueblo, hermanita. Dijo que lo más importante es que descanses. No podemos arriesgarnos a un escándalo moviéndote a la ciudad."

"El mejor del pueblo no es suficiente," insistí, intentando incorporarme. El dolor me tumbó de nuevo. "Javier, mi carrera..."

"Tu carrera ya no importa," dijo, su voz perdiendo la falsa dulzura. "Lo que importa es el nombre de la familia. Hay fotos tuyas, Isa. En un hotel, con un hombre. Parecía una sobredosis."

Mi sangre se heló.

"Eso es mentira."

"La prensa no lo cree así. Pero no te preocupes, yo me encargaré. Protegeré el legado de Valbuena."

Los días siguientes fueron una tortura. Mi padre, Don Fernando, venía a verme. Su mirada estaba llena de decepción.

"¿Cómo pudiste, hija? ¿La noche antes de tu gran día?"

Javier le había contado la historia, adornada con detalles de mi supuesta "irresponsabilidad" y "decadencia". Mi padre, de salud frágil, se lo creyó todo.

Lucía también vino a visitarme, trayendo flores que olían a funeral.

"Pobre Isabela," decía, apretando mi hombro con demasiada fuerza. "Si necesitas algo, cualquier cosa. Es una pena que tus manos, con lo que valían..."

Dejaba la frase en el aire, una daga verbal.

Una semana después, me obligaron a vestirme. Elena me ayudó, evitando mi mirada. Sus manos temblaban.

"¿A dónde vamos?" pregunté.

"Javier va a dar una rueda de prensa," respondió en voz baja. "Quiere que estés allí, para mostrar un frente unido."

Me sentaron en una silla de ruedas en la primera fila. Los flashes de las cámaras eran como explosiones. Javier subió al podio, con aspecto de héroe.

Anunció que, debido a mi "trágico accidente" y mi "inestabilidad mental", él asumiría el cargo de director general.

Luego, soltó la bomba.

"Y para fortalecer aún más a Viñedos Valbuena en estos tiempos difíciles, me complace anunciar nuestra fusión con las bodegas de la familia de mi prometida, Lucía."

Lucía se unió a él en el escenario, sonriendo. Javier me señaló.

"Mi hermana, como ven, apoya completamente esta decisión. Es por el bien de la familia."

Todas las cámaras se giraron hacia mí. Estaba atrapada, rota, expuesta. Una marioneta en su espectáculo. En ese momento, bajo el peso de cientos de miradas, el dolor de mis manos destrozadas no fue nada comparado con el odio que nació en mi corazón.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022