Renacida A Elegir A Persona Correcta
img img Renacida A Elegir A Persona Correcta img Capítulo 2
3
Capítulo 3 img
Capítulo 4 img
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
img
  /  1
img

Capítulo 2

Justo en ese momento, Isabel se acercó cojeando, con el rostro contraído en una mueca de dolor.

"¡Ay, mi tobillo! Creo que me lo he torcido."

Se apoyó pesadamente en Alejandro, que inmediatamente la rodeó con sus brazos.

"¿Estás bien, Isa? Con cuidado."

Se giró hacia mí, su furia regresando. "¡Mira lo que provocas con tus dramas, Sofía! Siempre tienes que ser el centro de atención, sin importar a quién lastimes."

Miré la escena con una calma que los descolocó. La misma actuación de siempre. La víctima inocente y su ciego defensor.

No dije nada. Simplemente me di la vuelta y volví al lado de Mateo, quien me observaba con una expresión indescifrable.

Las semanas siguientes, Alejandro e Isabel no perdieron el tiempo.

Empezaron a exhibir su "romance" por toda la alta sociedad de Madrid y Marbella. Fotos de ellos en fiestas exclusivas, riendo, abrazados, aparecían constantemente en las revistas del corazón.

Estaba seguro de que era su forma de castigarme, de provocarme. Creía que yo me derrumbaría de celos y volvería a él suplicando.

Qué poco me conocía ahora.

Una noche, en una gala benéfica en Madrid, me los encontré de frente. Isabel iba del brazo de Alejandro, sonriendo a los fotógrafos.

Me acerqué a ellos, con una copa de vino en la mano.

"Qué pareja tan encantadora," dije, mi voz sonando aburrida. "Pero deberías tener cuidado, Alejandro."

Él me miró con arrogancia. "¿Cuidado de qué, Sofía? ¿De tu envidia?"

"No," respondí, tomando un sorbo de vino. "De tu reputación. Las acciones de Castillo Hoteles son muy sensibles a la imagen pública de su heredero. Y la tuya, últimamente, se está volviendo... vulgar."

Su sonrisa se tensó. Le había tocado donde más le dolía: su negocio, su imperio.

Él se rió, pero sonó forzado. "Bodegas Vega nos necesita más de lo que nosotros os necesitamos a vosotros. Tu abuelo nunca permitiría que arruinaras esta alianza por un capricho."

"¿Un capricho?", repetí. "Llamas capricho a no querer casarme con el hombre que conspiró con mi prima para robarme y asesinarme."

Lo dije en voz baja, pero mis palabras lo golpearon como una bofetada.

"Tú eras fría, distante," siseó, intentando justificar lo injustificable. "Isabel siempre me entendió. Ella me dio el calor que tú me negabas."

Era delirante. Culpándome a mí por su propia traición. Su arrogancia no tenía límites.

Me reí en su cara. Una risa corta y sin alegría.

"Sigue contándote esa historia, Alejandro. Quizás algún día hasta te la creas."

Me di la vuelta para irme, pero Isabel me detuvo.

                         

COPYRIGHT(©) 2022