El Heredero de Hierro del Sol: Mi Regreso Triunfal
img img El Heredero de Hierro del Sol: Mi Regreso Triunfal img Capítulo 1
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Capítulo 1

Mi relación con Sofía, que duró diez años, terminó el día de nuestra boda.

O, para ser más precisos, el día que se suponía que sería nuestra boda.

Ella me dejó plantado en el altar.

Se fugó a Ibiza con Mateo, su amor platónico de la juventud.

Cuando regresó una semana después, yo ya no era el mismo. Me encontré con ella en el cortijo que habíamos comprado juntos en Sevilla.

Ella me observó con atención, como si evaluara el resultado de un experimento.

"¿Ves, Javier? Te dije que tu amor era demasiado pesado, demasiado posesivo. Te di un poco de espacio y mira ahora, estás mucho más tranquilo. ¿No es mejor así?"

Asentí dócilmente. "Sí, Sofía. Tenías razón."

Ella sonrió, satisfecha con mi sumisión.

"Bien. Me alegro de que lo entiendas. Mateo dice que a esto se le llama el 'efecto del gato abandonado'. Si lo dejas solo por un tiempo, se vuelve obediente."

Me quedé en silencio.

El 'efecto del gato abandonado'. Así que eso era yo para ella. Una mascota a la que entrenar.

Ella se acercó y me arregló el cuello de la camisa, un gesto que antes habría sido de cariño, pero que ahora se sentía como el de un dueño revisando a su animal.

"He estado pensando," dijo, su voz ahora con un tono empresarial. "Mateo tiene mucho potencial, pero necesita un empujón. Las corridas de la Feria de Abril son la plataforma perfecta. Tú ya eres una figura, no las necesitas. Cédelas a Mateo este año."

Sentí un nudo en el estómago. La Feria de Abril era el sueño de todo torero. Pero asentí.

"Como tú digas, Sofía."

Su sonrisa se ensanchó. "Perfecto. Sabía que entenderías."

No entendía nada. O más bien, lo entendía todo demasiado bien.

Durante diez años, mi vida había girado en torno a ella. Fui el torero estrella que llevó su ganadería, "La Giralda", a la cima. Ella gestionó mi carrera, mi vida, mi todo.

Pero en algún punto, su ambición se desvió. Se obsesionó con Mateo, un influencer de Madrid, un rostro bonito sin talento ni valor. Y yo me convertí en un obstáculo.

Lo que ella no sabía era que mi sumisión no era el resultado de su cruel experimento.

Era una decisión.

Mi contrato de exclusividad con su ganadería expiraba en tres días.

En tres días, yo desaparecería de su vida para siempre.

En tres días, volvería a casa.

Y en tres días, cumpliría con el matrimonio concertado con Isabella Montalvo, uniendo mi verdadero legado familiar con el imperio vinícola de La Rioja.

Mi calma no era derrota.

Era la cuenta atrás para mi liberación.

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