Te pido la Mano En Mi Boda
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Capítulo 1

Mi vida pasada terminó con una broma.

Javier, mi esposo durante treinta años, yacía en su lecho de muerte.

Su último deseo no fue para mí, la mujer que lo acompañó toda la vida.

Fue para mi hermana, Sofía.

"Isabela", dijo con su último aliento, "quiero ser enterrado junto a Sofía".

Sofía llevaba muerta treinta años.

Se suicidó el día de nuestra boda, convirtiéndose en una herida eterna en el corazón de Javier y en una sombra sobre nuestro matrimonio.

Los parientes a mi alrededor me miraban con una mezcla de lástima y burla.

La esposa fiel, al final, no era más que una sustituta.

Asentí con calma.

"Está bien".

Cerré los ojos, sintiendo un agotamiento profundo. Si pudiera volver atrás, nunca me casaría con Javier. Preferiría morir sola.

Cuando volví a abrir los ojos, el sol brillante me cegó.

El sonido de la música y las risas llenaba el aire.

Estaba de pie en el altar, vestida con un vestido de novia blanco.

Era el día de mi boda.

He renacido.

Miré a mi alrededor y vi a los invitados susurrando.

"¿Dónde está Javier? ¿Por qué no ha llegado el novio?"

"He oído que Sofía, la hermana de la novia, intentó suicidarse. Javier ha ido a verla".

Las voces confirmaron mis recuerdos.

En mi vida pasada, esperé en este altar durante tres horas, convirtiéndome en el hazmerreír de toda la ciudad.

Esta vez, no esperaré.

Me levanté el velo, me quité los tacones y caminé descalza por el pasillo.

Los invitados se quedaron en silencio, observándome.

Pasé junto a mi padre, que me miraba con furia, y junto a la madre de Javier, cuyo rostro estaba pálido por la vergüenza.

Me detuve en una esquina oscura del salón.

Allí estaba sentado un hombre, bebiendo solo.

Mateo.

El heredero de la famosa familia de toreros, conocido por sus escándalos y su vida disoluta.

También era mi amigo de la infancia y el hombre que, en mi vida pasada, me salvó en secreto una y otra vez.

Levanté la barbilla y lo miré directamente a los ojos.

"Mateo", dije, mi voz clara y firme resonando en el silencio.

"¿Te casarías conmigo?"

            
            

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