Cuando el Monstruo Era Mi Salvador
img img Cuando el Monstruo Era Mi Salvador img Capítulo 1
2
Capítulo 3 img
Capítulo 4 img
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
img
  /  1
img

Capítulo 1

La noticia cayó sobre La Rioja como una helada en primavera, quemando toda esperanza.

León "El Cicatriz" Vargas, el líder del cartel más temido, quería una esposa. Su octava esposa.

Los rumores lo pintaban como un monstruo desfigurado por ácido, confinado a una silla de ruedas y con los días contados. Siete mujeres antes que ella habían desaparecido o muerto en menos de un año.

Y ahora, había elegido a la hija de Don Ricardo Montoya, mi padre.

La región entera contuvo el aliento. Casarse con él era una sentencia de muerte, y los federales ya habían anunciado que investigarían a cualquiera que se aliara con el cartel.

Esa noche, el aire en la finca Montoya era denso, pesado. Mi prometido, Javier de la Vega, llegó con el rostro pálido y los ojos llenos de una urgencia que me conmovió.

"Isa, tenemos que casarnos. Ahora mismo."

Su voz era un susurro apremiante.

"Una ceremonia privada, solo nosotros. Si estás casada conmigo, no podrá tocarte. Te protegeré."

Mi corazón, atenazado por el miedo, se llenó de gratitud. Javier, mi amigo de la infancia, el hombre con el que se suponía que iba a unir nuestras bodegas, estaba arriesgando todo por mí.

"Sí," acepté sin dudar.

La ceremonia fue un borrón. Un sacerdote amigo de la familia, las palabras apresuradas, nuestras manos unidas. Después, Javier me ofreció una copa de nuestro mejor vino para brindar.

"Por nosotros. Por nuestro futuro."

Bebí, sintiendo el líquido familiar recorrer mi garganta. Luego, todo se volvió negro.

Desperté en la cabaña de caza, en el rincón más alejado de la finca. La puerta estaba cerrada con llave. El pánico comenzó a subir por mi garganta.

Horas después, la puerta se abrió. Mi padre, Don Ricardo, y Javier entraron. Sus rostros ya no mostraban preocupación, sino una fría determinación.

"Isabela, tienes que escucharnos," comenzó mi padre.

"El Cicatriz no te eligió a ti."

Javier tomó la palabra, su voz desprovista de toda la calidez que me había mostrado antes.

"Eligió a Sofía."

Mi hermanastra. La dulce, frágil y desvalida Sofía. La hija ilegítima que mi padre trajo a casa y que mi madre tuvo que soportar.

"No podíamos permitir que ella sufriera ese destino," continuó mi padre, sin mirarme a los ojos. "Es demasiado delicada. No sobreviviría."

El plan que me revelaron era tan cruel que me robó el aliento. Querían que yo, usando el nombre de Sofía, me presentara ante el cartel.

"Le dirás que ya estás casada conmigo," explicó Javier, como si hablara del tiempo. "Le dirás que ya no eres virgen. Su código de honor le impedirá aceptarte. Te darán una paliza, sí, pero sobrevivirás. Es un precio pequeño a pagar."

El aire se escapó de mis pulmones.

"¿Y después?", logré preguntar, con la voz rota.

Javier sonrió, una mueca horrible en su rostro perfecto.

"Después, Sofía, bajo tu nombre, se casará conmigo. Heredará todo. Y tú... bueno, si te portas bien, podrás ser mi amante. Te cuidaré."

La traición me golpeó con la fuerza de un huracán, arrasando todo lo que creía conocer. Mi padre, mi prometido... mi vida entera era una mentira.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022