Ya han pasado cuatro meses desde la llegada al orfanato, los hábitos han cambiado mucho ahora hay horarios, para comer, horarios para llorar y reír la vida, empieza a tener sentido y a veces huele hasta mal, pero empezaba hacer más buena, que mala. El pequeño John se desarrollaba lo más rápido que podía, porque el tiempo era su mayor enemigo, en ocasiones a veces sólo, comió una vez muy desafortunadamente.
El orfanato no contaba con todos los recursos, para poder ayudarlo pero no era malo, al final de cuenta viéndolo desde una perspectiva era algo positivo, al menos comía y alguien lo cuidaba así pasaron los años y ya empezaba a tener un carácter fuerte, dejó de llorar, ya tenía cinco años, veía sus amigos que crecían con él y veía las personas encargadas del orfanato, como seres protectores que en ocasiones, por muy difícil que apareciera también que eran como carceleros, de vez en cuando un golpe tal vez para aprender, algo nuevo o para no hacer nada, aún así John sentía que la vida era buena, hasta que. El orfanato perdió a su mayor benefactor empezaron a ver escasez de todo, incluso hubo gente que visitaba. El orfanato comentando que el inmueble se tenía que vender, el pequeño John sólo miraba en silencio, no es que deseara nada sólo se preguntaba qué pasaba en la mente de esas personas, algunas llegaba muy molestas otras se iban llorando, era cosa de todos los días, pero también un día en el que el pequeño, John se le baño, se le puso la mejor ropa, que hubiera y le dijeron en donde tenían que pararse, le comentaron que no tenía que hablar, sólo tenía que estar ahí parado mientras, a él y a sus amigos los llamaban, para ver a unas personas, desafortunadamente eso duró muy poco, lo único que pudo recordar fue que escuchó a alguien decir que no era lo que esperaban, que ellos tenían deseos de tener a alguien, pero no como ellos, no es que, no fuera el indicado tal vez, será cuestión de gustos y estilo así pasaron 4 meses, más hasta que un día las puertas se quedaron abiertas, parecía que las personas encargadas, no estaban y las pocas que se quedaron se quedaban calladas, esa vez el hambre empezó a hacer de las suyas, pero John no sabía dónde estaba la comida, él sólo sabía que había una señora que siempre se acercaba a ellos, con un platito de comida, ese día la mujer estaba en el pasillo llorando, John no sabía que le había causado eso, es dolor se dijo a sí mismo ( tal vez es hambre, tal vez usa el mismo sistema, que uso yo, para pedir comida ) pero la mujer estaba sobre una silla, muy vieja y parecía que no deseaba ver a nadien algunos niños empezaban a salir por la puerta, John podía ver que aquellos niños cruzaban la puerta caminando sin que nadie los pudiera detener, todo parecía nuevo, todo parecía interesante, se miraba un mundo lleno de sonidos y colores, se podría decir que era mágico mientras la mujer, lloraba inconsolablemente, alzó la mirada y pudo ver qué algunas personas estaban paradas viendo, como salían los niños, pero esta vez nadien, los detenía, después de mucho pensarlo. El pequeño John avanzó hacia la puerta, caminó lo más tranquilo posible mirando a todos lados, porque todo se veía increíble, todo era nuevo, paso a paso pasaron las horas, hasta que los pies empezaron a cansarse, ya era hora de comer y estaba muy lejos, de donde generalmente comía, pudo escuchar a alguien atrás de él decir ( qué haces aquí no deberías estar por aquí, es un lugar terrible para una persona como tú ), qué voz tan, más fuerte tenía esta persona, John se lo quedó viendo, de pies a cabeza y pudo ver qué le costaba mucho trabajo caminar, se veía algo mal vestido y con un olor desagradable, era la primera vez que sentía, que una persona no olía bien, pero esa persona metía, su mano temblorosa en una de sus bolsas, de su abrigo ( toma le dijo, es un caramelo quítale lo que lo cubre y podrás disfrutar de él, es lo único que te puedo dar por el momento, come despacio no hay más ) aquello era la cosa más extraordinaria que John pudo haber probado su sabor era inigualable, pero se terminó tan rápido, que apenas pudo sentir el sabor, el hombre se quedó mirando, al pequeño y le dijo hoy podrás dormir aquí, mañana vete si tú quieres, la noche empezaba a mostrarse y sí parecía una noche diferente.