Amor Prohibido, Venganza Dulce
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Capítulo 4

Adrián no volvió en dos días. Yo me quedé en la casa, ahora un mausoleo de mi matrimonio fallido. Con una calma extraña, descolgué nuestro retrato de bodas de la pared y lo dejé caer en el bote de la basura. El sonido sordo del marco al golpear el fondo fue extrañamente satisfactorio.

Mi teléfono vibró. Era un mensaje de Adrián.

"Necesito que vayas a mi estudio y saques la caja de terciopelo azul del cajón derecho. Dásela a mi asistente, pasará por ella" .

Fui al estudio. Allí, en el cajón, estaba la caja. Dentro, un collar de esmeraldas deslumbrante, 'La Lágrima de la Noche' . Recordaba perfectamente cuando Adrián me lo enseñó. "Es una reliquia familiar" , me había dicho. "Solo la llevará la mujer más importante de mi vida" .

Y ahora se lo enviaba a Liliana para su fiesta de cumpleaños.

Una sonrisa amarga se dibujó en mi rostro. Saqué el collar y se lo entregué al asistente, que esperaba en la puerta.

"Un momento" , le dije, sacando el sobre con los papeles del divorcio. "Yo misma se lo entregaré" .

El asistente dudó, pero finalmente asintió y me llevó a la remota hacienda de la familia Maroto, donde la fiesta estaba en pleno apogeo.

Las luces, la música de orquesta, las risas... todo parecía de otro mundo. Entré y todas las miradas se posaron en mí. Los susurros me siguieron como avispas.

"¿Qué hace ella aquí? Qué descaro" .

"Dicen que Adrián por fin la va a dejar. Ya era hora" .

"Escuché que lo engañó y por eso tuvieron que inventar lo del vídeo para taparlo" .

Ignoré a todos y caminé directamente hacia Adrián y Liliana, que eran el centro de atención.

Adrián frunció el ceño al verme. "Isabela, ¿qué demonios haces aquí?"

Sonreí. "Feliz cumpleaños, Liliana. Adrián me pidió que te trajera tu regalo" .

Le entregué la caja. Los ojos de Liliana brillaron de codicia al ver el collar.

"Ay, Adrián, ¿es para mí?" , dijo, con voz melosa, ignorándome por completo. Adrián no dijo nada, pero su mirada sobre mí era compleja, casi culpable.

Liliana se puso el collar y luego, deliberadamente, se puso de puntillas y le dio a Adrián un beso sonoro en la mejilla, mirándome con puro desafío.

Justo en ese momento, fingió tropezar de nuevo. "¡Ay!"

Adrián, como siempre, corrió a sujetarla. Se volvió hacia mí, furioso. "¿Ves lo que provocas? ¡Siempre tienes que arruinarlo todo!"

En silencio, le entregué el sobre. "Firma esto" .

Antes de que pudiera abrirlo, Liliana se quejó de un dolor en el vientre. "¡Adrián, me duele! ¡El bebé!"

Adrián entró en pánico. Sin siquiera mirar el papel, garabateó su firma, me lo arrojó y levantó a Liliana en brazos para llevarla al hospital.

Guardé los papeles, mi misión cumplida. Cuando me di la vuelta para irme, sentí un pie que se interponía en mi camino. Tropecé y caí de bruces al suelo. Mi frente golpeó el borde metálico de una mesa.

Sentí un líquido caliente corriendo por mi cara. Sangre.

Adrián se detuvo y se giró. Por un instante, vi un destello de preocupación en sus ojos y dio un paso hacia mí. Pero Liliana lo sujetó del brazo, lloriqueando.

"Adrián, vámonos... me duele mucho..."

Él dudó solo un segundo. Luego, sin mirar atrás, salió corriendo con ella.

Me quedé en el suelo, con la vista borrosa por la sangre. A mi alrededor, solo había miradas de desprecio y burla. Nadie me ofreció una mano.

Apreté los dientes y me levanté sola. Al hacerlo, noté que mi anillo de bodas, que llevaba tiempo quedándome grande por el estrés, se había caído. No me molesté en buscarlo.

Salí de la hacienda cojeando, paré un taxi y le di la dirección de la clínica. El conductor me miró por el retrovisor.

"Señora, tiene la cabeza sangrando" .

Me toqué la frente. Tenía la mano cubierta de sangre.

Sonreí, una sonrisa vacía y rota. "No es nada" .

            
            

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