Los arrepentimientos del Alfa dominante
img img Los arrepentimientos del Alfa dominante img Capítulo 7 Embarazo
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Capítulo 8 Ruiseñor img
Capítulo 9 La sombra que persiste img
Capítulo 10 Quiero verla img
Capítulo 11 : Una propuesta indecente img
Capítulo 12 Una oferta repugnante img
Capítulo 13 No nos vendemos img
Capítulo 14 La sucesora img
Capítulo 15 El Contrato img
Capítulo 16 La cantante del antifaz img
Capítulo 17 Ceder el escenario img
Capítulo 18 : El rostro tras la máscara img
Capítulo 19 : El rostro al descubierto img
Capítulo 20 El peso de una lágrima img
Capítulo 21 El precio de un misterio img
Capítulo 22 Amenaza img
Capítulo 23 El tormento de una canción img
Capítulo 24 El peso de los murmullos img
Capítulo 25 Un protector inesperado img
Capítulo 26 El veneno de los celos img
Capítulo 27 La mano tendida img
Capítulo 28 Bajo ataque img
Capítulo 29 Contraataque img
Capítulo 30 : Una partida en silencio img
Capítulo 31 La huida img
Capítulo 32 : Un rostro en la penumbra img
Capítulo 33 La persona detrás de escena img
Capítulo 34 Pagarás el precio img
Capítulo 35 El rastro de su aroma img
Capítulo 36 El salvador menos pensado img
Capítulo 37 : Instinto protector img
Capítulo 38 Un rostro del pasado img
Capítulo 39 Una red de mentiras img
Capítulo 40 Heridas del pasado img
Capítulo 41 : Bajo su tacto img
Capítulo 42 : Atada a él img
Capítulo 43 : Quien mejor la conocía img
Capítulo 44 : El temperamental Killian img
Capítulo 45 Usando a Emily img
Capítulo 46 La oportunidad img
Capítulo 47 : El precio de la osadía img
Capítulo 48 Huida y persecución img
Capítulo 49 : La carnada img
Capítulo 50 El rastro de dos img
Capítulo 51 : Entre la bestia y el vacío img
Capítulo 52 Escape From The Hotel img
Capítulo 53 : Un movimiento calculado img
Capítulo 54 : La intención de Emily img
Capítulo 55 : El ardor de la fiebre img
Capítulo 56 : El hombre de las banderas img
Capítulo 57 El peso de un nombre img
Capítulo 58 : Un recuerdo perdido img
Capítulo 59 : Un recuerdo irremplazable img
Capítulo 60 : Un rumor infame img
Capítulo 61 : El anillo de la discordia img
Capítulo 62 Una disculpa a la fuerza img
Capítulo 63 Una disculpa forzada img
Capítulo 64 El precio de una disculpa img
Capítulo 65 Solo para mí img
Capítulo 66 El Anillo Está En Su Mano img
Capítulo 67 El precio del silencio img
Capítulo 68 Alyssa Furiosa img
Capítulo 69 Killian Estaba Dormido img
Capítulo 70 Rompió su promesa img
Capítulo 71 El extraño comportamiento de Rose img
Capítulo 72 Aléjate de ella img
Capítulo 73 : Killian no vendrá img
Capítulo 74 La audacia de Rose img
Capítulo 75 Otro patrocinador img
Capítulo 76 : El precio de la arrogancia img
Capítulo 77 Un simple juguete img
Capítulo 78 Una llamada de auxilio img
Capítulo 79 Infiltrada en la manada img
Capítulo 80 : Un juego peligroso img
Capítulo 81 Una búsqueda a ciegas img
Capítulo 82 : El ardid de Emily img
Capítulo 83 Sálvame una vez más img
Capítulo 84 El calor de un gesto amable img
Capítulo 85 Lo que tú hiciste img
Capítulo 86 Un regalo inesperado img
Capítulo 87 Flores desconocidas img
Capítulo 88 Un admirador insospechado img
Capítulo 89 ¿Dónde está Nyla img
Capítulo 90 El Beta de la Manada de la Luna Llena img
Capítulo 91 Ojos de sangre img
Capítulo 92 : Lealtad img
Capítulo 93 : A quién llamabas img
Capítulo 94 Peligroso Killian img
Capítulo 95 : La informante img
Capítulo 96 Un castigo merecido img
Capítulo 97 Un buen espectáculo Nyla img
Capítulo 98 : Una prueba de carácter img
Capítulo 99 El legado del Club Creciente img
Capítulo 100 El telón cae para Rose img
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Capítulo 7 Embarazo

Nyla:

Estaba desorientada. Un torbellino de imágenes confusas giraba en mi mente y no lograba distinguir si eran sueños o recuerdos. Todas aquellas escenas, reales o imaginarias, eran sombrías e inquietantes.

A lo lejos, escuché una voz de mujer que se parecía a la de la loba que me rescató. Parecía estar conversando con alguien.

Impulsada por la urgencia de saber dónde me encontraba, me esforcé por abrir los ojos. Lentamente, la visión borrosa comenzó a disiparse. Cuando por fin logré enfocar la vista, vi a un hombre lobo imponente y muy atractivo.

Me pregunté si habría sido él quien me trajo hasta aquí.

Al notar que despertaba, su expresión se tornó eufórica y se giró para llamar: "¡Mamá! ¡Ya despertó!".

¿Mamá?

La familiaridad de esa palabra hizo que se me llenaran los ojos de lágrimas.

La mujer, aunque mayor, conservaba una belleza notable. Se acercó y se sentó al borde de la cama. A pesar de su agresividad anterior hacia los lobos de la manada Black Moon, ahora me miraba con una expresión amable y llena de ternura.

"¿Cómo te sientes ahora?", preguntó con voz suave.

Mi mirada estaba perdida, pero poco a poco mis sentidos comenzaron a regresar. De pronto, un dolor agudo en la palma de la mano, junto con otras molestias, me devolvió de golpe a la realidad.

A pesar de la incomodidad que me recorría el cuerpo, incliné la cabeza y le di las gracias. "Me siento mucho mejor. Gracias por salvarme. Sin usted, probablemente no habría sobrevivido".

Al hablar, noté que mi voz salió ronca y áspera.

Ella me sonrió con dulzura y se presentó. "Mi nombre es Gracie Natt. Soy la dueña del Crescent Club. Y él es mi hijo, Jeffrey Natt".

Crescent Club.

Repetí el nombre en silencio y de pronto comprendí dónde estaba. El Crescent Club era conocido por acoger a lobos solitarios sin un lugar adónde ir, quienes a menudo terminaban vendiéndose para poder sobrevivir.

A pesar de la reputación del lugar, Gracie Natt no parecía la clase de persona que dirigiría un negocio así. Me miró con compasión y me propuso: "Querida, todavía estás muy débil para irte. Si no tienes adónde ir, puedes quedarte aquí a recuperarte".

Sin embargo, apenas terminó de hablar, varios de los hombres lobo que estaban detrás de ella protestaron de inmediato.

"¡De ninguna manera! Los lobos que la perseguían ayer eran de la manada Black Moon. ¡Si la protegemos, nos meterá en problemas!", exclamó uno de ellos.

Mi corazón se encogió al escucharlo. Era cierto: había sido desterrada de la manada Black Moon. ¿Quién se arriesgaría a enfurecer a una manada tan poderosa por una simple loba solitaria como yo?

Quizás el propio Killian había enviado a esos tres lobos. Tenía el presentimiento de que no me dejaría escapar tan fácilmente.

Quedarme aquí solo les traería problemas.

Tras sopesar mis opciones, hice un esfuerzo por incorporarme para hablar. "Gracias por rescatarme, pero debo irme ahora".

Para mi sorpresa, el rostro de Gracie se tornó grave de repente. Me puso una mano en el hombro y me instó con suavidad a que volviera a acostarme. "No puedes irte, querida. Estás embarazada", reveló.

¿Qué? ¿Embarazada?

Su revelación me dejó atónita. Las palabras me golpearon, tomándome por completo desprevenida. Abrumada por la incredulidad, bajé la vista hacia mi vientre aún plano y, por instinto, posé una mano sobre él.

¿Cómo era posible? ¿Estaba embarazada de un hijo de Killian?

Los murmullos de los otros lobos me sumieron en una confusión aún mayor. Un zumbido llenó mis oídos y me sentí mareada y desorientada.

Gracie se volteó bruscamente hacia ellos y la firmeza de su voz cortó el ruido en mi cabeza.

"Ahora que está encinta, ¿piensan abandonar a una mujer embarazada y vulnerable para que muera?". El tono de Gracie fue decidido y sus palabras surtieron efecto: todos guardaron silencio. "¿Acaso han olvidado por qué fundamos este club en primer lugar?".

Los otros lobos bajaron la cabeza, avergonzados, sin saber qué responder.

Ella me tomó la mano y habló con convicción. "Aquí estás a salvo. Este es tu hogar ahora. Nadie volverá a amenazarlos, ni a ti ni a tu bebé. Te lo prometo".

Apenas pude asentir, mientras una oleada de alivio y gratitud me invadía. Nunca me había sentido tan perdida y vulnerable, pero las palabras de Gracie me ofrecieron un rayo de esperanza. Sabía que no podría sobrevivir sola, y mucho menos embarazada. "¡Gracias! ¡Muchas gracias!".

Sentí una gratitud inmensa hacia ella. Su bondad y compasión me recordaron a mi difunta madre.

Sin embargo...

No pude evitar sentirme inquieta al pensar en el bebé que crecía dentro de mí.

Era hijo de Killian y, si él se enteraba, lo más probable es que me despreciara. ¿Sería capaz de hacernos daño, a mí y al bebé?

                         

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