Capítulo 5 Llegada a otro destino

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Kalev Cox

Horas después

Llegamos a esta tierra que alguna vez estuve cuando era niño.

En el aeropuerto, Carlos se encarga de presentarle mi acta de nacimiento y los verdaderos documentos de mi madre, porque aún no me habían dado mi pasaporte dominicano en el consulado en Inglaterra.

Transcurrido un tiempo aceptan, porque además de tener visa de Estados Unidos y Europa soy dominicano, según las leyes aquí.

Mi tío les explica por qué mis documentos de Inglaterra no tienen el verdadero apellido de mi madre.

Una vez culmina de hablarle, ellos no ponen impedimentos para mi entrada al país.

Caminamos hacia el auto que nos llevará al hotel

-Kalev, ellos no pueden negarte tu nacionalidad, ya le expliqué todo. -comenta mientras nos adentramos al vehículo.

-Tío Carlos, enseguida iremos a las oficinas correspondientes, desde mañana; pues no quiero tener problema aquí.

-No debería tenerlo, hijo, pues tiene tu acta de nacimiento legal, por lo tanto, según la ley, todo hijo de dominicanos, aunque nazca en el extranjero, es dominicano.

-Muy bien, entonces veo que no habrá problema.

-No, además tienes visa de Europa y Estados Unidos, podrás estar cuanto tiempo quiera, así que obtendrás tu cédula de identidad y luego el pasaporte dominicano.

Nos marchamos de ahí hacia un hotel, para descansar un poco, luego de más de 16 horas de vuelo.

Llegamos a la ciudad de Santo Domingo, específicamente a la zona colonial.

Mientras el auto corre miro sus hermosos edificios antiguos de la época colonial.

-Me encanta este lugar Carlos, ahora recuerdo cuando lo visitamos con mis padres, en ese tiempo nos divertimos mucho mi hermano y yo.

Carlos detiene el taxi frente al hotel y lo despedimos.

Entramos, y enseguida me tumbo a dormir luego de haber estado en la ducha.

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Horas después, despierto renovado, entonces me dirijo al balcón después de haberme cepillado los dientes, lavado el rostro y cambiado con una ropa cómoda.

Miro a Carlos que ya se ha levantado y está sentado leyendo el periódico.

-¿Qué día es hoy, tío?, por cierto, ¿cuál es el verdadero apellido de mi madre?, ¿me declararon con el, no?

Al bombardearlo con tantas preguntas a la vez y estando ansioso, él ríe.

-Kalev, buenos días. Vamos a desayunar y allí te cuento todo lo que quieres saber. Ja, ja.

-¿Qué día estamos?, es que los cambios de horarios y de lugar me han hecho perder la noción del tiempo.

Carlos vuelve a reír mientras nos marchamos a desayunar.

-Es miércoles 17 de enero, Kalev.

Seguimos conversando mientras nos dirigimos hacia la calle para buscar un buen lugar para comer.

Tiempo después

Nos encontramos degustando un rico desayuno mientras hay una vista impresionante hacia el mar.

-Lástima que no podré disfrutar de la playa hoy porque quiero ir inmediatamente a solicitar mi documentación, para poder encargarme de la empresa libremente.

-Sí, es mejor que enseguida te ponga al día con tus documentos. Ahora te respondo las preguntas que me hiciste... Tu madre tenía el mismo apellido que tengo... Hernández, y sí, te declararon con su documento original, lleva el mismo de ella.

-¡Vaya, sí! ¡Qué tonto soy, si eras su hermano tendría que llevar su mismo apellido!

-Te entregaré tu acta de nacimiento y te iré enseñando a hablar bien el idioma español.

-Sé algunas palabras en español, cuando extrañamente mi madre las pronunciaba, pero supuestamente creía que era porque había estudiado el idioma.

-Te enseñaré hablarlo perfectamente. Lo aprenderás, ya que estará mucho tiempo aquí y solo se habla el español.

Culminamos de desayunar y nos marchamos hacia el hotel para luego ir a la oficina que corresponde.

Una vez entro me doy un buen baño, luego me visto con un traje elegante.

Al entrar Carlos a la habitación y me mira vestido así, se ríe de inmediato.

-¿Qué pasa, tío Carlos, que es tan gracioso? -indago con curiosidad.

-Talvez no lo haya notado, pero estamos en un clima tropical y no pasará mucho tiempo cuando estemos fuera y empiece a sentir calor con esa ropa. A pesar de que estamos en invierno... Mejor quítate el saco, quédate como estoy yo solo en camisa, así estará más ligero.

-Está bien, tío.

Me despojo del saco o chaqueta, y salimos para empezar los trámites de mis documentos.

Posteriormente

Nos marchamos de la oficina que visitamos para volver al hotel.

-Tienes razón, Carlos, al decirme que no usara el saco. Uf he sentido calor aquí fuera. -le comento mientras vamos caminando hacia fuera del edificio.

-Así es sobrino, está acostumbrado al clima frío, pero aquí no es así.

Entramos al auto que mi tío ha rentado.

-También, quiero tener mi licencia de conducir.

-Por supuesto, todos esos documentos lo obtendrás muy pronto, Kalev.

Más tarde

He descansado y ahora nos encontramos cenando.

De pronto, pienso en el requerimiento de mis padres redactado en el testamento.

-Tío, lo que me intriga es, ¿cómo voy a encontrar una esposa para obtener mi herencia?

-Tranquilo hijo, todo a su tiempo... Ahora lo importante es que te encargues de la empresa.

-Mi madre hizo algo inesperado, no entiendo por qué me dejó semejante testamento. -reflexiono melancólico.

-Porque te conocía muy bien siendo su hijo. Ella meditó tu forma de vida, y sabes que no le gustaba, ni a tu padre, aunque te respetaban porque ya eres un adulto.

-Sí, ya no seré el irresponsable de la familia y no quiero seguir esa vida. Me encargaré de la empresa porque es lo que tengo ahora, ya que todos los bienes en Inglaterra ahora son de mi hermano. Solo dispongo los de mi madre que no son nada comparado con los de allá... Después me encargaré de encontrar una esposa. -finalmente expreso titubeante.

-Sí, hijo, pero no debes hacer lo que hacía antes, irte siempre de fiesta y estar con cualquier mujer que se te atravesaba en el camino.

-Tranquilo, ya no soy el mismo desde que pasó esta tragedia y no quiero desperdiciar mi vida solo en fiesta y diversión... Me encargaré de la empresa ahora, y después empezaré a considerar encontrar a una buena esposa.

Nos reímos por tal situación y continuamos conversando sobre este peculiar testamento.

Tiempo después

Me encuentro en soledad, mi tío se ha marchado a caminar por los alrededores del hotel.

Miro, el hermoso atardecer y llega la noche.

Corro por el malecón de la playa mientras pienso en todas las cosas que han pasado.

No solo reflexiono por las muertes de mis padres, sino también con el requisito a cumplir en el testamento para poder seguir viviendo en paz y tener lo que me corresponde.