Capítulo 5 ¡¿Por qué tenía que ser él !

Una oleada de incredulidad invadió a Jayden al ver a Cathy.

"Espera... ¿Cathy?".

Le tomó uno o dos segundos procesar a quién estaba viendo.

De pie ahí, con un llamativo vestido rojo, ¡apenas se parecía a la tranquila Cathy que recordaba!

"Jayden, debes significar mucho para ella", comentó Marissa al notar el brillo en sus ojos.

Con la mano suavemente apoyada en su brazo, mostró su calidez con una sonrisa ensayada. "Sinceramente, me sorprende que se haya esmerado tanto solo para llamar la atención esta noche y ahora nos sigue".

Se acercó un poco más a él mientras hablaba.

Si esperaba que Cathy se derrumbara, se equivocó: en su mirada ardía un fuego feroz que jamás pensó encontrar allí.

La otra niveló su voz y preguntó: "Entonces, Jayden, ¿de verdad te crees el cuento de que ella es la aprendiz de la Sanadora Fantasma? ¿O que fue ella quien te salvó cuando estabas al borde de la muerte?".

El hombre soltó una risa seca y dijo: "Oh, por supuesto, Marissa es mi gran heroína". Su tono estaba cargado de ironía. "Es mucho más de lo que podría decir de ti. Por tu culpa acabé en el hospital. No sé en qué estaba pensando cuando creí que eras especial".

Los recuerdos del caos en aquella habitación privada de la noche anterior pasaron por su mente.

Había pasado la noche fuera y, por primera vez, Cathy no había intentado contactarlo.

¡Ni siquiera estaba en casa cuando él regresó! Era como si se hubiera esfumado: sin noticias ni mensajes, sin la menor señal de ella.

Y ahora, después de todo, ahí estaba, persiguiéndolo como si nada.

Con un tono gélido, Jayden se burló: "¿No me digas que ahora pretendes llevarte el crédito por haberme salvado?".

En ese instante, Cathy se dio cuenta de que era inútil intentar justificarse.

Años atrás, justo después del accidente de Jayden, su madre, Josie Thorpe, se aseguró de que le negaran el acceso al hospital. De hecho, la había expulsado sin la menor contemplación.

Hubo noches en las que a Cathy no le quedó más remedio que esquivar a la seguridad y entrar a escondidas disfrazada, desesperada por ayudar mientras Jayden yacía inconsciente.

Por eso ahora, frente a él, no tenía nada con que demostrar su versión de la historia.

Con una expresión vacía e indescifrable, la joven replicó: "Señor Thorpe, cuando los papeles del divorcio estén firmados, ¡espero que por fin abras los ojos!".

Se dio media vuelta y se marchó con paso decidido, dejándolo con una extraña irritación que lo carcomía. ¿Por qué de repente le parecía tan atractiva solo porque se había cambiado de vestido?

Jayden resopló en voz baja: "No voy a caer en todo este acto de hacerse la distante".

Sin embargo, en algún rincón de su mente, se preguntó si ella siempre había estado ocultando algo.

¡Quizás esa mujer era la verdadera Cathy, la que había permanecido oculta todo este tiempo!

Por su parte, Cathy estaba a punto de llegar a la salida cuando una voz retumbó en la sala: "¡El señor Curtis ha llegado!".

El silencio se extendió entre la multitud como una ola.

La curiosidad se apoderó de todos y se volvieron hacia la entrada.

Cathy se detuvo, con la curiosidad reflejada en su rostro, y observó con los demás.

Su mirada se elevó desde el suelo, deteniéndose primero en un par de pulidos zapatos de cuero negro que parecían lo bastante caros como para costar una fortuna.

Sus pantalones, hechos a la medida, delineaban su larga silueta con cada paso, enviando una sutil energía por el aire, como si la gente se apartara naturalmente para dejarlo pasar.

Más arriba, notó el amplio pecho que parecía a punto de estallar fuera de su camisa impecable, el tejido luchando por contener la pura fuerza que había debajo.

Ese cuerpo, de hombros anchos y cintura angosta, lo hacía imposible de ignorar.

Finalmente, la chica se encontró mirando directamente su rostro.

Se le cortó la respiración y, por un instante, todo a su alrededor se desvaneció.

¡¿Por qué tenía que ser él?!

Había una ferocidad en sus rasgos afilados, pero fueron sus ojos, intensos y magnéticos, los que se negaban a soltarla.

Una repentina oleada de voces silenciosas llegó a sus oídos, zumbando con asombro e incredulidad.

"¿Ese es Kellan? Nunca imaginé que se viera tan bien en persona".

"Las apariencias engañan. Es brutal cuando se trata de pelear".

"¡Es la primera vez que el líder de Umbra Expanse aparece en público!".

Cathy no podía moverse, completamente desconcertada por su visión.

Incluso su silueta parecía imponerse en toda la sala.

El hombre se acercó y, cuando la luz iluminó su rostro familiar, el corazón de Cathy le latió con fuerza en el pecho.

No podía ser.

¡¿Cómo era posible que su némesis en Mapleley, "Shadow Viper", resultara ser Kellan?!