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Narrador omnisciente
Los últimos días de Melissa fueron realmente difíciles tanto para ella como para su familia, aunque ella hubiese deseado estar consciente la mayor parte del tiempo y seguir disfrutando de sus seres queridos, su enfermedad se lo impidió a causa de los fuertes dolores que la aquejaban, por lo que la única forma de mitigarlo era medicarla.
En esos días en los cuales estaba totalmente consciente, se hallaba acostada en su cama junto con su amigo Charlie quién como siempre tomaba sus frías manos y las frotaba para transmitirle un poco de calor.
-Olvídalo es imposible que me transmitas un poco de calor -Sonrió algo que le costaba enormemente, estaba tan cansada que cualquier movimiento por mínimo que fuese era excesivo para ella.
-Calla, yo sabré cuando parar. Hay algo que quiero preguntarte -.
-Me imagino que es, pero pregunta -Respondió en un susurro.
- ¿No te arrepientes de la decisión que tomaste? -.
-Sabía que eso era lo que querías preguntar. Y respondiendo a tu pregunta no me arrepiento, la verdad es que nunca estuve tan segura de algo, tengo a mi lado solo a las personas que son realmente importantes para mí y para las cuales yo soy importante; como puedes ver hice muchas cosas que no hubiese hecho en caso de estar bien algo de lo cual, si me arrepiento ahora, disfrute mi vida tanto como pude, así que no, no me arrepiento. Creo que todos tenemos nuestro destino escrito y este era el mío solo vivir un tiempo para conocer gente maravillosa -Ante esta respuesta Charlie únicamente asiente y deja caer libremente sus lágrimas, tomando nuevamente su mano y depositando un suave beso en ella.
Algunas personas pensarán que ella fue demasiado cobarde por no querer tomar el tratamiento, sin embargo, ella sabía que no valía la pena pelear esa batalla, la cual estaba perdida desde el momento en que se enteró de las probabilidades de éxito en caso de aceptar el tratamiento, las cuales eran bastante escasas, por eso prefirió vivir al máximo sus últimos meses algo que realmente disfruto y de lo cual nunca se arrepintió en todo ese tiempo.
También fue duramente criticada por algunas personas que simplemente no aceptaban su decisión, pero debemos de ser conscientes, que solo la persona que está librando dicha batalla es la única que puede decidir sobre su futuro, sin obligarlos a tomar algo que posiblemente solo alargue un tiempo su sufrimiento para complacer el egoísmo de otras personas, porqué el acto más egoísta que una persona puede tener es no dejar ir a su ser querido por miedo a sufrir ante su inminente partida, en cambio el acto más humano que una persona puede tener es dejar que esa persona sea libre de su sufrimiento, de esta forma aunque ya no esté físicamente, siempre vivirá en su corazón y en sus recuerdos.
Melissa falleció un 28 de junio a las 13:40 horas, un día bastante hermoso y soleado con una ligera brisa refrescante como a ella le gustaban, el cielo era tan azul que el mismísimo mar tendría envidia de este, se fue feliz con la dicha de saber que siempre contó con todo el amor y apoyo de su familia, si se le mirase en ese momento su cara denotaba una paz infinita que incluso parecía solo estar durmiendo, ahora si libre de todo temor, dolor y sufrimiento.