/0/2002/coverbig.jpg?v=f9e48de9808d5babd9d162b9bdba0774)
Han pasado algunos días de que me hice mi tatuaje y comencé a sentirme bastante mal por lo que opté por visitar nuevamente a mi doctora, no quería ir con mi doctor familiar dado que no quiero que les vaya con el chisme a mi familia sobre mi actual situación así que al salir del trabajo llegó hasta este hospital que prácticamente ya conozco de memoria y espero pacientemente a que me pueda recibir.
-Dime Melissa ¿En qué puedo ayudarte? -.
-Me he estado sintiendo bastante mal, ayer por la tarde comencé con un poco de temperatura, ya tomé algo, pero no me ha funcionado como yo quisiera, además de que con el paso de las horas me siento peor -Ella me pide que me levanté de mi asiento y me recueste en la camilla para poder revisarme.
En cuanto me termina de revisar y medir mi temperatura, me pide que regrese a mi lugar, mientras espero pacientemente a que termine de hacer sus anotaciones en mi expediente.
-También se me había olvidado comentarle que hace unos días me hice un tatuaje -Cuando terminó de decirle esto levanta su mirada y me mira con evidente enfado.
- ¿Cómo se te ocurre hacerte un tatuaje Melissa? -Siento como se contiene para no gritarme y tal vez zarandearme, después toma otra receta y mientras anota me enumera tantos medicamentos que ni siquiera sabía que existían.
- ¿Para qué son todos esos medicamentos? -Pregunto confundida.
-En tu condición hacerte un tatuaje conlleva varios riesgos entre ellos desencadenar una infección mortal... -.
- ¿Más mortal que mi enfermedad? -La interrumpo algo de lo que me arrepiento enseguida debido a la mirada que me lanza.
-Si Melissa y es algo que aún no has comprendido, tu cuerpo no puede enfrentarse tan fácilmente a las infecciones como lo haría el de una persona sana, créeme que te entiendo no es fácil vivir con esta enfermedad, pero si deseas vivir el tiempo estimado debes de tener más cuidado en todo lo que concierne a que puedes hacer y que no -Me quedo callada ante sus palabras y me siento como una niña pequeña a la que su madre ha descubierto haciendo una travesura, me informa que debo pedir permiso en mi trabajo debido a que debo descansar para evitar tener alguna complicación -¿Me has entendido Melissa? De ahora en adelante debes de cuidarte más -Sentencia de forma autoritaria.
-Si doctora, yo no sabía que eso podría traerme alguna complicación -Respondo avergonzada, tomó las recetas que me tiende y salgo de su consultorio.
Al siguiente día hablo con mi jefa y le comento que debo estar algunos días en reposo debido a que estoy realmente enferma y mi doctora me recomendó no salir a trabajar unos días en lo que me recupero, y como en todos estos años trabajando para ella nunca había pedido permiso por una situación semejante, accede con tal de verme recuperada cuánto antes, aunque tuve atención inmediata mi infección resulto de gravedad tanto así que estuve cerca de dos semanas sin trabajar, les hice creer a todos que casi me daba una bronquitis para no alertarlos de la verdadera situación en la que me encontraba y como realmente me veía mal no dudaron de mi palabra.
Un día antes de regresar a mi trabajo mis hermanas vienen de visita, por lo que me encuentro en la cocina terminando de preparar unas galletas cuando entra mi hermana Carolina, me mira unos instantes antes de tomar mi cara entre sus manos.
- ¿Se puede saber qué te sucede? ¿Por qué me miras así? -Inquiero molesta por cómo me observa, siento como si estuviese tratando de ver a través de mí y de esta forma pueda descubrir lo de mi enfermedad.
-Mel últimamente te veo mal, me preocupas mucho -Le ruedo los ojos antes de responder.
-Por si no lo recuerdas casi me da una bronquitis es normal que me veas así de desmejorada -Me aparto de sus manos y continúo con mi labor.
-Te he visto mal desde antes, bajaste de peso y estás demasiado pálida al igual que ojerosa -.
-Como le comenté a mamá y ahora te lo repito a ti, tuve demasiado trabajo y tanto estrés me hizo daño, pero ahora con estos días que estuve aquí me he recuperado, bueno en teoría -Evado su mirada en todo momento mientras lanzo otra mentira una vez más.
-En ese caso te creo, pero por favor, Mel, quiero que te cuides -Después me abraza a lo cual yo la abrazo en respuesta, comenzamos a platicar sobre muchas cosas sin importancia hasta que se me ocurre hacerle una pregunta que nunca le he formulado a nadie.
-Carolina si supieras que estás por morir, ¿Qué te gustaría hacer? -.
-Bueno sí sé que ya es algo inminente y que no puedo controlar, creo que lo que más me gustaría hacer es comer -Responde con una enorme sonrisa a la cual yo respondo con una carcajada ganándome que me mire con el ceño fruncido.
-Por Dios Carolina, siempre puedes comer no es que te estés muriendo de hambre, yo me refiero a si harías alguna otra cosa que nunca te atreviste a hacer por miedo al qué dirán -Piensa durante unos instantes y luego niega con su cabeza.
-No definitivamente no, he hecho todo lo que he querido así que no, solo no me remordería la conciencia ponerme enorme si de todas formas moriré, ¿Tú qué harías? -.
-Me iría a una playa nudista, te imaginas todos los cuerpecitos que podría apreciar -Le respondo con naturalidad mientras levanto mis cejas, justo en ese momento entra Alejandro su esposo provocando que casi se ahogue con la limonada que está bebiendo.
- ¡Caray cuñada! Casi me ahogo con tus ocurrencias -.
-Eres una boba Mel, no te creo -Suelto una carcajada ante la cara de horror de mi hermana.
-Obvio es broma, me iría de viaje por Europa -.
-Y de paso aprovechas para visitar una playa nudista -Agrega mi cuñado, provocando que mi hermana le dé un golpe en el brazo.
-Cállate Alejandro, no le des ideas -Este por su parte sigue partiéndose de la risa al ver la cara roja como de tomate de mi hermana.
-Tranquila Carolina, él solo bromeaba, la verdad es que no nunca se me cruzaría por la cabeza visitar una playa nudista ni, aunque me estuviese muriendo lo haría -Después salgo de la cocina con una enorme bandeja llena de galletas.
Horas más tarde en mi habitación me siento frente a mi ventana y miro como la oscuridad comienza a envolver la ciudad mientras las estrellas hacen su aparición, y pienso nuevamente en las palabras de mi hermana, tiene razón desde que recuerdo siempre hizo todo lo que quiso ganándose muchas veces que mis padres la castigasen, en cambio yo siempre fui la hija perfecta la que nunca les dio ni un solo problema, también me doy cuenta de que en verdad todos estos años me he estado reprimiendo de hacer cosas de las cuales ahora me arrepiento, dejé pasar mis mejores años para cometer un sinfín de locuras, pero ahora ya no tiene caso arrepentirse por lo que no hice.