Punto Cero: Mi Huida del Don de la Mafia
img img Punto Cero: Mi Huida del Don de la Mafia img Capítulo 3
3
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
Capítulo 11 img
Capítulo 12 img
Capítulo 13 img
Capítulo 14 img
Capítulo 15 img
Capítulo 16 img
Capítulo 17 img
Capítulo 18 img
Capítulo 19 img
Capítulo 20 img
Capítulo 21 img
Capítulo 22 img
Capítulo 23 img
img
  /  1
img

Capítulo 3

Sofía POV:

-Lo voy a dejar.

Las palabras se sentían extrañas en mi lengua, dichas por teléfono a mi antigua profesora de arquitectura. No pareció sorprendida.

-Bien -fue todo lo que dijo-. Tu portafolio sigue siendo el más brillante que he visto. El mundo necesita tus edificios, Sofía. ¿A dónde irás?

-A algún lugar nuevo -dije, una chispa de algo que no había sentido en años encendiéndose en el hueco de mi pecho-. Voy a empezar mi propio despacho.

En los días que siguieron, convertí un ala sin usar de la extensa y fría hacienda en un vibrante estudio. Desenrrollé mis viejos planos, la pasión que había sacrificado para ser la esposa perfecta del Don inundando de nuevo mi ser. El olor a grafito y papel era como volver a casa.

En nuestro tercer aniversario de bodas -una fecha que todo el Cártel de la Sierra reconocía-, Dante me encontró allí, dibujando, mi mundo reducido a la página. Se quedó en la puerta durante un largo rato, observándome.

-Estoy relanzando mi carrera -le dije sin levantar la vista-. Ya no estaré disponible para organizar tus cenas de negocios.

Un destello de algo -¿molestia? ¿sorpresa?- cruzó su rostro. -Por supuesto -dijo, el apoyo en su voz hueco-. Es bueno que tengas un pasatiempo.

Un pasatiempo. La palabra no era solo un desdén, era una palmadita en la cabeza. Casi le pregunté entonces si apoyaría un divorcio, pero su teléfono sonó. Desapareció en su estudio. Escuché la voz de ella, aguda y exigente, incluso a través de la gruesa puerta de roble.

Esa noche, me sorprendió.

-Vístete -dijo-. Vamos a cenar. -Un gesto raro. Una ofrenda de paz por mi "pasatiempo", quizás.

Me dejó en la entrada de un lujoso restaurante nuevo, una adquisición de los Garza, mientras él iba a estacionar su coche. El valet se apresuró a abrir mi puerta.

Cuando Dante regresó, sostenía una pequeña caja de regalo de diseñador elegantemente envuelta y un enorme ramo de rosas rosas. Una salvaje y tonta esperanza cobró vida en mi pecho. Me los entregó.

-Feliz aniversario -murmuró, sus ojos indescifrables.

Justo en ese momento, Isabela apareció en la entrada del restaurante, una visión en rojo. Se acercó contoneándose hacia Dante, su mano posándose posesivamente en su brazo.

-Dante, cariño, viniste. -Se volvió hacia mí, su sonrisa pura sacarina-. Debes ser Sofía. Dante habla mucho de su... arreglo.

Antes de que pudiera reaccionar, Dante tomó la caja de regalo de mis manos y se la dio a Isabela.

-Un pequeño detalle por tu gran inauguración -dijo, su voz más suave de lo que nunca la había escuchado. Luego, arrancó el ramo de mi agarre-. Y flores para la nueva propietaria.

Isabela jadeó de deleite, enterrando su rostro en las rosas. -¡Oh, Dante! ¡Te acordaste! ¡Esta florería específica, el tono exacto de rosa que amo!

La esperanza que se había encendido en mi pecho no solo murió. Fue rociada con gasolina y prendida en llamas.

Los regalos, la cena, la noche entera... todo era para ella.

Yo solo era la mensajera.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022