Capítulo 4

No mucho después de bloquear a Liam, inmediatamente recibí otro mensaje.

Era de un número desconocido. "Hotel Hyatt, Suite Presidencial 8808. Tanto Liam como yo estamos aquí. ¿Te atreves a venir?".

El mensaje terminaba con la ubicación del hotel adjunta.

Era de Destinee.

Esa mujer realmente era persistente. Después de ser bloqueada, cambió su número de teléfono e insistió en demostrar su victoria frente a mí.

Al ver la dirección, me pareció algo gracioso.

¿Pensaba que correría llorando, exigiendo saber por qué me trataban así? ¿O pensaba que actuaría de manera histérica, tirándola del pelo y peleando con ella, haciendo que Liam sintiera más lástima por ella en su papel de víctima?

Era demasiado cliché.

Dejé el teléfono y abrí otra ventana de chat con un amigo que tenía una amplia red en el círculo social.

"Hazme un favor, envíame el WhatsApp del prometido de Destinee".

Mi amigo respondió al instante. "¿Qué planeas hacer? ¿Quieres arruinar su boda?".

"Le daré una sorpresa que no olvidará".

Sin más preguntas, mi amigo rápidamente me envió una tarjeta de contacto.

Agregué a ese hombre, y la otra parte aceptó de inmediato, probablemente pensando que estaba allí para enviar felicitaciones anticipadas por la boda.

Sin decir nada, le pasé la foto que me había mandado Destinee, en la que salía en la cama con Liam, así como la grabación de la confesión de él.

La persona al otro lado hizo silencio durante un minuto completo.

Luego, llegó una llamada de inmediato. La voz del hombre estaba llena de ira, sonando más joven de lo que había imaginado. "¿Quién eres? ¿De dónde sacaste estas cosas?".

"No importa quién soy. Lo importante es que tu prometida actualmente está con mi exnovio, en la Suite 8808 del Hotel Hyatt, esperando que los atrape en el acto". Respondí con calma.

Desde el otro lado, se escuchó una respiración pesada, como si estuviera tratando de controlarse.

"Dame la dirección", dijo, con voz cortante.

"Me cambiaré de ropa y te veré abajo". Después de colgar, abrí el armario. La mitad que una vez perteneció a Liam en aquel momento estaba vacía, lo que hacía que se sintiera particularmente espacioso. Elegí un chándal negro, me puse las zapatillas de correr más cómodas y me até el cabello en una coleta alta.

En el espejo, mis ojos estaban tranquilos, sin mostrar señales de estar herida.

Limpiar ese desastre no requería una gran apariencia.

Cuando llegué abajo, un Maybach negro estaba estacionado al borde de la carretera. Un hombre con un traje impecable se apoyaba en la puerta del carro con un cigarrillo entre los dedos y la luz se reflejaba en su mandíbula tensa.

Cuando me vio, apagó el cigarrillo y abrió la puerta del vehículo. "Sube".

La atmósfera en el interior evidentemente era más tensa.

No tenía interés en consolarlo, y él no estaba para cortesías.

Éramos los aliados más sincronizados esa noche, con un objetivo común, y ese era exponer a ese par de infieles.

En el hotel, estaba claro que el hombre era un cliente habitual del lugar. Sin ningún cuestionamiento, obtuvo una tarjeta de habitación de repuesto para la Suite 8808.

Parados en la puerta de la suite, pude oír claramente risas que venían del interior. Era Destinee.

El hombre respiró hondo y me miró.

Le hice un gesto de "haz lo que consideres necesario", luego saqué mi teléfono y abrí la función de grabación de video.

Con un sonido eléctrico, la puerta se desbloqueó.

El prometido de Destinee y yo irrumpimos en la suite.