Las reglas de Julia
img img Las reglas de Julia img Capítulo 5 Coqueta
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Capítulo 6 Mirame img
Capítulo 7 Muy grande img
Capítulo 8 Luis img
Capítulo 9 El interruptor img
Capítulo 10 La tia Gloria img
Capítulo 11 Has leido mi diario img
Capítulo 12 Soy una ama muy exigente img
Capítulo 13 No dudes en espiarnos img
Capítulo 14 Por que me atas img
Capítulo 15 Quien esta detras img
Capítulo 16 Servida img
Capítulo 17 Beso de novia img
Capítulo 18 Los amigos de Joaquin img
Capítulo 19 Es de mi propiedad img
Capítulo 20 Lorenzo img
Capítulo 21 El hijo del dueño img
Capítulo 22 La tia img
Capítulo 23 Volver a empezar desde cero img
Capítulo 24 La chica rebelde img
Capítulo 25 Enamoradas img
Capítulo 26 Anuncio img
Capítulo 27 Vamos a probarlo img
Capítulo 28 ¿Te volveré a ver img
Capítulo 29 No deseaba perder más tiempo img
Capítulo 30 ¿Qué me has preparado hoy img
Capítulo 31 Me pregunté si me odiaba o me amaba img
Capítulo 32 Era una situación un poco fría img
Capítulo 33 Yo no participaría img
Capítulo 34 Enseñanos img
Capítulo 35 Dos tortolitos img
Capítulo 36 Y ella se entregaba a mí img
Capítulo 37 Mi hermana aparecía como la cúspide de una pirámide img
Capítulo 38 Tragándome la dignidad img
Capítulo 39 Me había entregado a Rosa en bandeja img
Capítulo 40 No la besó por que sin duda, la hubiera descubierto img
Capítulo 41 ¿Qué vas a hacer img
Capítulo 42 Había calculado mal img
Capítulo 43 Una solución pasajera img
Capítulo 44 Su precio era muy caro img
Capítulo 45 Una sesión especial img
Capítulo 46 Cambio de planes img
Capítulo 47 ¿Qué quieres decir img
Capítulo 48 Ella es mía y nadie me la va a quitar img
Capítulo 49 Te dejare sin energia img
Capítulo 50 Como un sandwich img
Capítulo 51 ¿Vas a ser buena con Rosa img
Capítulo 52 Si me quieres... me darás tu... img
Capítulo 53 Paula es mía img
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Capítulo 5 Coqueta

Empezaba a comprender que el punto débil de Eva era su ardor. Era una chica que una vez estuviera caliente, sería capaz de pasar por cualquier cosa. Me fui a la salita donde ella dejaba el bolso y se cambiaba y metí la zanahoria en su bolso. Cuando ella se dispuso, después de finalizar sus labores, a salir por la puerta, aparecí yo con un gesto autoritario y un poco chula le dije:

- ¿Dónde vas tan deprisa? ¡A ver! ¡Enséñame lo que llevas en el bolso!.-

- ¿Por qué?- Eva me miraba indignada. Le quise arrebatar el bolso, pero ella lo retuvo con fuerza

- ¡Abre el bolso! ¡Estoy harta de que te lleves las cosas!.-

Eva abrió el bolso y al ver la zanahoria soltó una exclamación.- ¡Ohhh!.-

-¡Lo ves! ¡Te llevas la zanahoria!

-¡¿Y yo para que quiero una zanahoria?!.-

Me acerqué a Eva lentamente y cogí la zanahoria de su bolso -¿Qué para que quieres una zanahoria?.- La cogí de la mano. La salita estaba cerca. La llevé allí y cerré la puerta.

- Ya te voy a decir yo para qué te sirve una zanahoria.-. La puse contra la pared y la besé en la boca, penetrándola con mi lengua. Por la forma en que me respondió, abriendo sus labios e intercambiando el tacto de su lengua, ya sabía yo que Eva estaba lo suficientemente caliente.

- Venga, bájate los pantalones.- Eva se desabrochó los vaqueros y los bajo a la altura de sus tobillos. Metí la zanahoria en la cintura y me puse a tocarle el sexo, rascándolo, queriendo arrancarle la tela de las bragas con el frote de mis dedos. Ella solita tomo la iniciativa de desabrocharse la camisa y cuando se iba a desembarazar de ella, se lo impedí, de manera que la camisa quedó en sus brazos. De esta manera, Eva no podía mover los brazos.

- Me divertí entonces bajándole las tiras del sujetador, primero un tirante, hasta un poco más arriba de sus pezones. Besé su pecho repetida y lentamente. Luego bajé el otro tirante. Después bajé el otro tirante, dejando desnudo uno de sus pezones. Lo bajé lentamente para que el roce de la tela pusieran su pezón excitado. Entonces lo lamí con mi lengua, moviendo la lengua de manera que sentía moverse la punta de su pezón. Luego bajé el otro tirante.

Luego bajé los tirante y el sujetador hasta la altura de su cintura. Eva estaba doblemente presa por su propia camisa y el sostén. Puse la zanahoria en su cintura, entre sus bragas y su ombligo. Eva comenzó a respirar con más fuerza aún cuando sintió la punta de la zanahoria próxima a su clítoris.

La miraba a los ojos mientras le tomaba los pezones entre mis dedos y comenzaba a moverlos lenta, suave pero con un movimiento amplio, que provocaba el movimiento de todo su pecho. Sentía su excitación mientras me apartaba la mirada, y sus pezones crecían entre mis dedos. Me dí cuenta entonces que Eva había pasado una mano por detrás, entre susnalgas y se estaba acariciando su sexo.

- Voy a hacer algo para que te puedas masturbar mejor.- De un tirón le bajé las bragas hasta la altura de las rodillas. La zanahoria calló entre sus ropas. La cogí, lamiendo fugazmente su sexo.

-¡Venga! ¡Lame esta zanahoria!.-

- No tengo hambre.-

-¿Ah no? ¡Veremos si al final tela comes o no.- Le dije mientras comencé a deslizar la zanahoria entre sus pechos. Jugaba con la zanahoria como si fuera un pene, que se frotaba contra sus pechos y sus pezones en particular. Luego, deslicé la zanahoria por su vientre.

-¡¿Qué vas a hacer?!.- me decía Eva una y otra vez, presintiendo cual era el destino de la zanahoria. -¡Qué vas hacer?.- Volvía a repetirme cada vez más excitada, cuando sintió la zanahoria entre los labios de su sexo, rozándose con el clítoris, que asomaba entre los pelos que cubrían su sexo.

-¡No!¡No hagas eso!.- Dijo mientras sentía la cabeza dura de la zanahoria presionar contra la boca de su sexo. -¡No, por favor!.-

-Tú lo que tienes que hacer es separarte las nalgas para que la zanahoria entre bien.- Le dije de manera autoritaria.

La zanahoria empezó a subir, lo que quería decir que se iba metiendo dentro de Eva, que repetía una y otra vez. -¡Julia, Julia! ¿Qué me estás haciendo?- Aquello me animaba, por que sabía que obedecía más a su excitación y a un poco de miedo que a que le estuviera haciendo algún daño.

Me fijé en los pezones de sus pechos, rugosos, contraidos y desafiantes. Me rocé el cuerpo contra el suyo, más bien contra sus pechos. Sentía su sexo en la mano que sostenía la zanahoria, totalmente inserta en Eva. Comencé entonces a moverla lentamente, provocando dulces gemidos de placer que parecían que salían de las mismas entrañas de Eva. -Ohhh Ohhh Ahhh Ahhh.-

Sentí los dedos de la mano de Eva sobre los míos. Parecía que me animaba a mover la zanahoria más deprisa, como así hice, provocando que además, la zanahoria entrara y saliera no sólo más rápido, sino en mayor longitud. Los gemidos de Eva se iban transformando en unos ruidosos quejidos, que me asustaban un poco, pero enseguida los interpretaba como de placer, pues se alternaban con unos besos en la boca que intercambiábamos por us propia inciativa y luego otra vez.- Aaahhh Aahhh Aahhh.-

Eva comenzó a moverse como una loca. Yo ya tenía bastante con sostener la zanahoria. Mis manos se llenaban de sus jugos, mientras ella misma, con el enloquecido movimiento de sus caderas se insertaba y se sacaba sola la zanahoria, buscando la mayor intensidad de su roce, hasta que de repente empezó a gritar.- AAAhhh ...AAAhhh... AAAhhhh... AAAAAaaaaahhhhh.-

Eva dobló las rodillas. La sentí caer contra mi mano e insertarse, al final de su orgasmo la zanahoria más de lo que se le había insertado hasta entonces. Le aparté poco a poco la zanahoria y ela se quedó apoyada en la pared. Me guardé la zanahoria y le ayudé a subirse las bragas y ponerse bien el sostén. El resto lo hizo ella. Se sacó un pañuelo de papal del bolso y se limpió un poco el sexo. Luego, después de besarla de nuevo, le permití que se marchara.

Al día siguiente, mientras Eva preparaba el desayuno., yo pelaba la zanahoria y me la comía. En mi cara había una sonrisa irónica, mientras a ella le subían los colores. Yo callaba, pero me comía la zanahoria que ella había rechazado comer el día anterior. .- Es para ponerme morena. ¿Sabes?.- Le dije.

Hay unos días al mes en que las chicas no estamos disponibles para nada. A Eva, el periodo le duraba mucho, al menos así pretendió hacérmelo creer. Entre las pocas posibilidades que teníamos y el tema de su regla. Llevaba dos semanas sin tocarla.

Un día estábamos a solas y nos quedaríamos así mucho tiempo. Me dirigí a ella y tras besarla en la boca le toqué el culo. Efectivamente, llevaba un compresa puesta. De todas maneras, ella me lo recordó.- Tengo la regla.-

                         

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