Del Omega Rechazado al Lobo Blanco Supremo
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Capítulo 6

Punto de vista de Elena:

La habitación del motel quedó atrás. Había dejado la llave en la mesita de noche manchada de sangre.

Caminé por el bosque. El aire de la noche era fresco, mordiendo mi piel expuesta, pero ya no podía sentir el frío. Mi cuerpo se estaba apagando, sistema por sistema.

Mis piernas se movían en piloto automático, guiadas por un instinto singular y final.

No iba a morir en una zanja. No iba a morir en esa inmundicia.

Revisé mi teléfono desechable por última vez. El correo electrónico había sido enviado. La verdad estaba ahí fuera, viajando a través del éter digital hacia el Consejo de la Manada.

*Adiós, Caleb*, pensé, aunque el Enlace Mental estaba muerto. *Espero que el silencio te persiga.*

Vi la cálida luz amarilla del restaurante de Rosa a través de los árboles. Estaba cerrado por la noche, pero Rosa nunca dormía realmente.

Era una vieja curandera solitaria, una mujer que había visto demasiado de la política de la manada y eligió la vida tranquila de freír huevos y preparar tés de hierbas.

Tropecé subiendo los escalones traseros. Mi visión se estaba cerrando, puntos negros bailando en los bordes.

Toqué. Fue un sonido débil, apenas un rasguño contra la madera.

La puerta se abrió al instante. Rosa estaba allí, con una escopeta en una mano y un trapo de cocina en la otra. Sus ojos se abrieron de par en par cuando me vio.

-Niña -susurró.

No hizo preguntas. No pidió dinero. Soltó el arma y me levantó en brazos.

Sus brazos eran fuertes. Olía a salvia, tomillo y papel viejo. Fue la primera vez en años que me sostenían sin malicia.

Me llevó a la habitación trasera, acostándome en un catre cerca de la estufa de leña.

-El veneno -murmuró, presionando una mano en mi frente-. Ha hecho su trabajo. Estás fría como el hielo, Elena.

-Lo sé -susurré. Mi voz era un gorgoteo húmedo-. Solo... ¿quédate? ¿Por favor?

-No voy a ir a ninguna parte -dijo Rosa.

Tomó un recipiente con agua tibia y un paño. Comenzó a limpiar suavemente la sangre y la suciedad de mi cara.

-Descansa ahora. La Diosa Luna te está esperando.

Miré por la ventana. La luna estaba llena, un ojo gigante y sin parpadear.

De repente, una ola de paz me invadió. El dolor en mis huesos se desvaneció. El fuego en mis venas se extinguió.

*¿Es esto?* me pregunté.

Tomé aire, pero no llegó hasta el fondo. Mi corazón dio un último y pesado golpe contra mis costillas.

*Thump.*

Y luego, nada.

*

Punto de vista de Caleb:

Estaba sentado en la oficina del Alfa, mirando los papeles de la patrulla fronteriza. Las letras nadaban.

Desde que Elena se fue, el silencio en mi cabeza se había convertido en un rugido ensordecedor.

Un chillido repentino y penetrante desgarró mi cabeza. No fue un sonido; fue una sensación.

Se sintió como si algo se rompiera violentamente dentro de mi pecho, retrocediendo y rebanando el músculo de mi corazón.

-¡Argh! -rugí, agarrándome el pecho. Caí de mi silla, derribando una pesada mesa de roble.

-¿Alfa? -El Beta Juan, el padre de Elena, entró corriendo desde el pasillo-. ¿Qué pasa? ¿Estamos bajo ataque?

No podía respirar. Jadeé, arañando mi camisa, arrancando los botones.

El dolor hueco que había estado allí desde la Ceremonia de Ruptura se expandió repentinamente en un agujero negro. Ya no era solo un espacio vacío. Era una tumba.

Mi teléfono vibró en el suelo. Luego vibró el teléfono de Juan. Luego vibró el teléfono del Anciano del Consejo.

La vibración sincronizada fue ominosa.

Busqué mi teléfono con una mano temblorosa. Mi visión estaba borrosa por el dolor, pero vi la notificación.

*Remitente: Elena (Programado)*

*Asunto: La Verdad.*

Lo toqué. Mis dedos se sentían entumecidos.

-No -susurré. La negación subió a mi garganta como bilis-. No, no, no.

Traté de contactar con el Enlace Mental. *¡Elena! ¡Respóndeme!*

Silencio.

No el silencio de un enlace bloqueado. No el silencio de la distancia.

Era el silencio de una habitación vacía. El silencio de una tumba.

-Se ha ido -dije, mi voz quebrándose-. Mi compañera se ha ido.

Vomité sangre sobre la alfombra.

                         

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