Capítulo 5

POV de Clarice:

El escándalo sacudió a la Manada, pero Jacob lo manipuló.

Afirmó que el Lobo Rojo era un "gemelo parásito" y que el verdadero Alfa simplemente estaba "gestándose más tiempo debido a su inmenso poder".

Bella permaneció bajo arresto domiciliario, una prisionera en el lujo, esperando el segundo nacimiento.

Yo, sin embargo, vivía en una incubadora muy costosa.

-Draco, bájame -suspiré mientras me cargaba escaleras abajo.

-El curandero dijo nada de estrés -gruñó Draco.

-¡Caminar no es estrés!

-Llevas a mis herederos -retumbó-. Plural. Carga preciosa.

Herederos.

El escaneo de resonancia mágica lo confirmó.

No llevaba un bebé.

Llevaba una Nidada.

Tres firmas de vida distintas.

El Clan de la Serpiente se volvió loco.

Yo era la primera humana-lobo en concebir con un Rey Serpiente en cinco siglos.

Esa tarde, estábamos en la biblioteca.

Draco estaba "anidando": arreglando almohadas de plumón de cisne cerca de la chimenea con una concentración intensa y aterradora.

-Mi Rey -un sirviente llamó a la puerta-. Una visita. Ella insiste.

-¿Quién?

-Bella.

Draco gruñó.

-La sacaré.

-No -dije, con la mano en mi estómago-. Déjala entrar.

Bella entró tambaleándose.

Se veía grotesca.

Su piel era gris, estirada sobre un vientre que pulsaba con venas antinaturales.

Olía a desesperación y a ese sabor químico.

Cayó de rodillas.

-Clarice -jadeó-. Ayúdame.

-¿Ayudarte cómo?

-Jacob... si este bebé no es perfecto, me matará. Pero tú... -miró mi estómago-. Estás embarazada. Escuché los rumores. Dime el secreto.

-¿Secreto?

-¿Cómo hiciste que la semilla de un monstruo echara raíces? ¡Dame la poción! Si puedo hacer que esta cosa dentro de mí parezca un Alfa...

-No hay poción, Bella -dije-. Se llama compatibilidad.

-¡Mentirosa! -se abalanzó, con los ojos maníacos-. ¡Tienes magia! ¡Dámela!

Draco estuvo allí al instante.

La agarró por la garganta, levantándole los pies del suelo.

Colmillos extendidos.

-Tócala -siseó-, y te despellejo.

-Draco, bájala -dije-. No vale la pena limpiar la alfombra.

La arrojó hacia atrás.

Golpeó la pared, jadeando.

-Crees que ganaste -rasposó Bella, agarrándose su vientre monstruoso-. Pero llevas serpientes. Cosas frías y sin corazón. Te comerán de adentro hacia afuera.

-Largo -rugió Draco.

La ventana se agrietó por la presión.

Bella huyó.

Esa noche, me desperté sudando.

Mi sangre estaba hirviendo.

-¡Draco!

-¿Clarice?

-Es la hora.

-Demasiado pronto -entró en pánico-. ¡Cuatro meses!

-Los embarazos de serpiente son más rápidos -gemí-. Y... algo más.

Tiré las sábanas.

Mis piernas se estaban fusionando.

Mi piel brillaba, volviéndose dorada iridiscente.

El antiguo linaje. El secreto de mi madre.

La sangre de Sirena, inactiva en mis venas de lobo, estaba despertando para acomodar a los hijos de las profundidades.

-¡Traigan a los curanderos! -gritó Draco, sacudiendo el castillo-. ¡La Reina está cambiando!

Bella estaba equivocada.

No me estaban comiendo.

Me estaban rehaciendo.

                         

COPYRIGHT(©) 2022