/0/2895/coverbig.jpg?v=6f5fc10500d4432395a19fc0b1742bf9)
Caminé más o menos por una hora cuando, a lo lejos vi unas luces, como de unas casas o algo parecido y me encaminé hacia allá. Pasó al menos una media hora más para cuando llegué y para mi sorpresa, era una estación de micros. Me quité rápidamente la campera y la guardé en el bolso antes de sacar un billete de los fajos que llevaba.
Era una estación pequeña y contaba con un par de restaurantes. Fui a la caseta para comprar algún boleto que me sacara de este lugar, ni siquiera sabía dónde estaba.
Córdoba.
Estaba en Córdoba, aunque me costaba creerlo, ¿cómo llegué acá? ¿qué paso? Compré el siguiente boleto que saliera para Buenos Aires.
Tenía más o menos una hora para comer, estaba famélica después de todo lo que corrí. Fui al restaurante, pero antes de entrar, vi a Ken Ferrara y dos de sus hombres dentro, retrocedí rápidamente y entré en el restaurante que estaba más retirado. Este se encontraba medio a oscuras, lo cual era perfecto para mí, compre algunas empanadas, unas porciones de pizza, dos coca-colas y agua; tenía que comer.
Tomé mi pedido, lo guardé en el bolso y salí, fui hacía unos matorrales que estaban cerca de donde tenía que tomar el micro, veía la salida del restaurante, donde estaban los que me buscaban.
Comí algunas cosas y estaba terminando una de las coca-colas, cuando los vi salir, cada uno salió en una dirección, Ken se subió a su camioneta y el otro se quedó quieto en la salida de los buses, vigilando.
Seguía pasando el tiempo y la gente del micro hacia Buenos Aires, estaba empezando a subir, en un momento pasaron un grupo de chicos, entré los que me pude escabullir. Subí lo más rápido que me daban las piernas y me metí en la última silla acurrucada.
Cuando el micro empezó a moverse, sentí un alivio tremendo, aun así, no me moví hasta que el ayudante del chofer me encontró escondida entre las sillas. Le dije que se me había caído un anillo, él solo sonrió y me pidió mi boleto viaje.
Ya en camino a Buenos Aires, respiré un poco más tranquila, estaba tan cansada que me quedé dormida. Varias horas más tarde, me desperté cuando llegábamos a la estación de Retiro, ya en Buenos Aires.
Salí de la estación, en un kiosco me compré un buzo con capucha y me fui al subterráneo hacia mi casa, en ese momento vivía por San Telmo.
En cuanto puse un pie dentro del departamento, caí cuenta de mi gran error, lo más probable era que supieran donde vivo. Tomé algunas prendas, unos zapatos y guardé todo en una mochila junto con los ahorros que tenía escondidos en una tabla suelta, salí de esa casa, sabiendo que no podría regresar. No tenía muchas cosas por lo que no me importaba volver, sin embargo, me da rabia, no entiendo por qué estoy metida en esto.
Salí mirando a todos los lados y cubriéndome la cabeza, tomé un colectivo que me llevó hacia Constitución, por ahí hay varios hoteluchos en donde podría esconderme para organizarme y saber que hacer.