Aquí nos manejan por categorías, no importa que tiempo lleves lo que realmente importa es que tanto paguen por tenerte y cuántos te soliciten. No hay objeciones, no hay quejas solo hay una regla para nosotras: no oponernos a nuestros clientes y la regla de los clientes es solo una fácil o difícil para aquellos que no saben medirse ¿Qué cuál es? Bueno no matarlas, que irónico, pero nosotras no podemos hacer nada, no tenemos escape, no tenemos salida.
Aquellas que estamos aquí una vez llegamos no hay retorno, solo hay una forma de salir y esa es muerta y nadie quiere, ni desea eso, aunque este mundo sea de lo peor muchas tenemos la esperanza de que algún día veremos la luz y seremos libres de nuevo.
Tenemos cinco categorías la primera son aquellas las nuevas son puestas ahí una vez que logran domarlas y hacerles entender que no hay escapatoria. La segunda son las que empiezan a soportar el dolor que nos infringen nuestros clientes, las que soportan ser atadas y vendadas de ojos sin tener ataques de pánico ni miedo. La tercera son las que soportan los latigazos y los golpes. La cuarta son las que soportan que lleguen más lejos con eso me refiero a que soportan ser cogidas por todos lados sin llorar si es que el cliente así lo quiere aunque algunos enfermos les guste escuchar como lloras y súplicas que se detenga pero seré sincera todo es fingido porque no llegas a ese nivel si no es porque aceptaste que no hay escapatoria y solo te queda cumplir tu parte y la quinta, la más importante solo somos cuatros chicas, somos las que soportamos más de tres cogidas al día con sesiones de hasta dos horas por cliente, aquí soportamos de todo, golpes, látigos, sexo anal y muchas cosas.
¿Qué sería lo peor que me han hecho? La verdad sería traerme a este lugar pero si dejo eso de lado sucedió una sola vez un hombre me colgó en una baranda, me cubrió los ojos, me desnudo y comenzó a darme latigazos hasta ese momento no sentía nada puesto que mi cuerpo estaba acostumbrado a ese tipo de cosas, lo que nunca imaginé era que me golpearía con un mazo con puntas logrando así clavármelo tres veces en el cuerpo grite tanto que los de seguridad entraron y se dieron cuenta que el hombre estaba usando un material que no estaba dentro del lugar y como lo paso nunca se supo, solo le quitaron su licencia VIP y ahora solo puede usar a las chicas de segunda categoría y yo solo pude descansar durante cinco días porque no podían darse el lujo de perder tanto dinero.
No tengo muchos recuerdos de cómo era mi vida antes de llegar a Fire de hecho no recuerdo ni siquiera a mi familia solo se los apellidos, pero imagino que habrá miles de personas con dichos apellidos.
-Carolina date prisa tu primer cliente llega en 20 minutos- y esa es mi señal del día a día para darme prisa, de hecho casi siempre me quedo en mi burbuja olvidando totalmente la hora si no fuera por Belén mi compañera desde que llegué no sé qué sería de mí en estos momentos, ella me consoló y me hizo caer en la realidad que empezaba a vivir e hizo que este lugar sea más soportable porque al final del día ella me hacía sentir humana, me hacía ver que era algo más que huesos y carne que se encargaba de dar placer a otros y nunca me cansaré de agradecerle por eso, puedo decir que es la única amiga sincera que tengo en este lugar.
Mi primer cliente de los miércoles siempre es el mismo Pablo, es un hombre alto para mí que mido 1.62 no es tan viejo, pero tampoco joven.
-Hola Pablo como te fue en tu viaje de negocios ya te empezaba a extrañar en estas dos semanas- y así es no vino al club por un viaje de negocios es el dueño de una empresa de autos y lo peor es que está casado un total hijo de puta.
-Me fue bien, de hecho, tengo nuevo socio y merece la pena celebrar y que mejor que contigo- veo que se saca la corbata y me pide las mano para atarlas en mi espalda- No tienes idea de lo bien que te ves así, sometida y vulnerable-
Me quita las únicas dos prendas que llevaba que consistía en un brasier negro de encaje y unas bragas iguales sabía que era su debilidad las mujeres con ropa interior de encaje lo volvía loco y ese era mi trabajo después de todo.
Me puso de espaldas y podía escuchar cómo se empezaba a desvestir, como su pantalón de vestir caí en el piso de la habitación y como rasgaba el sobre con el preservativo, seguido de esto siento como impacta sus dos manos en mis glúteos y estoy segura de que dejó una gran marca roja en ellos, pensaran que eso prende a muchas mujeres, pero a mí no lo hacía no había nada en esto que me sorprenda porque se había vuelto una rutina y hasta cierto punto aburrido.
Me tomo del cuello haciendo que levante mi cabeza y su otra mano tomaba mi cadera para entrar en mi de una sola estocada dejándome por unos segundos sin aire, repitió dos veces el mismo movimiento logrando sacarme un jadeo inesperado por lo rudo que estaba siendo conmigo y comenzó su vaivén.
Me soltó el cuello y tomo un puñado de mi cabello mientras entraba y salía de mi rápido y duro mientras yo fingía estar en el paraíso dejando que el hiciera lo que quería conmigo, me deje llevar, deje que hiciera y deshiciera conmigo a su antojo porque si él amaba algo era tener el control siempre.