Capítulo 5 ¡¡¡Bienvenido!!!

-¿Por qué no te dejaría? -pregunto y no negaré que mi insistencia tiene una doble intención-, solo es tu hermano.

Gracias a Dios que el hermano viene detrás de nuestros pasos, pero un poquito lejos de la audición de escuchar nuestro debate. No sé por qué él se interpondría con el novio que tiene Fabi, yo lo he visto un par de veces y puedo decir que es una linda persona. Es el primer chico con el que me relaciono aparte de mi amiga Fabi.

Cuando tenía cinco años de edad me detectaron una enfermedad en el corazón, y desde ese momento he estado padeciendo de mucho cansancio; fatiga, desmayos, perdida de aliento, pulso irregular.

¡Ah!, hace aproximadamente ocho años me detectaron Insuficiencia cardiaca, eso significa que la enfermedad cada vez avanzaba más, el médico dijo que podría sobrevivir con una cirugía o con cuidados extremos, desde ese preciso momento he estado bajo control extremo de mis padres.

Las citas con el cardiólogo son cada dos meses o menos, los síntomas aumentaron, ahora pierdo el apetito, se me dificulta respirar, no puedo abusar en correr mucho o caminar, más aún cuando mi cuerpo sube de peso sin necesidad de comer demasiado, puesto que se inflama el abdomen y los pies.

Mis padres son muy cuidadosos y viven al pendiente de cada cosa que me pasa o sienta y por ello no asisto a ningún instituto, por eso no voy a ninguna universidad. Aparte de todo esto escuché sin querer, dicen que lo que tengo no es operable, y si no me cuido, lo más probable es que pase a la otra vida.

Por eso me encargo de vivir el hoy, disfrutarlo lo más posible, aunque sea encerrada, aunque sea en compañía de mis seres queridos.

«Me dedicaré a escribir cada capítulo de mi día a día».

(Logan)

Entrando a casa y lo primero que veo es un enorme letrero que dice... «Bienvenido, al mejor médico, y el más importante del mundo». Agregando los globos por todos lados, en medio de la sala hay una enorme mesa redonda, llena de pastel y mucha delicia de comida, bebidas. La sala está decorada como si fuera mi cumpleaños.

-¡¡¡Bienvenido!!! -gritan todos en unísono.

Sin querer mis lágrimas empezaron a salir, y toda mi piel se erizó. Es inevitable no dejarme llevar por este sentimiento y no recordar los momentos de felicidad que pase junto a mi familia, ¡es inevitable no llorar!

Literalmente tengo a mi familia conmigo y no puedo pedirle más a la vida, puesto que lo tengo todo. Vale la pena este año sabático que me daré, recuperaré cada día sin ellos, cada semana sin ver una sonrisa, cada mes sin disfrutar sus momentos de felicidad y de tristeza, cada año sin pasar un cumpleaños, el día de las madres, el día del padre, la navidad, el año nuevo, y mi graduación.

Corro hacia las personas que me han dado la vida, las personas que dedicaron su vida completa para darme una buena educación, las personas que se esforzaron para pagarme las colegiaturas y mi universidad completa.

-Gracias... Gracias... Gracias -sollozo.

-No mi cielo, gracias a ti por estar aquí con nosotros -la voz de mi madre se entrecorta y a mí se me hace un nudo en la garganta al verla a ella a punto de llorar.

-Mi muchacho -mi padre habla con orgullo.

-Nuevamente bienvenido -dice por lo alto la señora Marcela.

Me separo de mis padres y voy a darle un abrazo a la señora Marcela... La señora Marcela es una gran persona, aparte una gran amiga de mi mamá.

-Gracias -susurro con alegría en mi rostro.

-¡Ya! A despojarnos de las lágrimas, y a celebrar se ha dicho -grita mi madre tras quitarse una que otra lágrima que había derramado.

Me acerco a la mesa del festín, puesto que mi panza ruge, y pide a gritos ser alimentado con toda esta exquisitez de comida.

-Disculpen muchachos -escuchó la voz del Sr. Marcela, detrás de mí-. ¿Dónde está mi angélica?

¿Su Angélica? ¡Qué madre tan preocupada y atenta! No sé por qué la cuidan y la protegen de todo. ¿Por qué la consienten tanto? Jamás había visto una madre tan dedicada así a su hija. No le da el espacio que un hijo debe tener y la libertad que uno anhela. No sé quién es la pobre, si la mamá por soportar tanto tiempo a esa mocosa o ella por no disfrutar de la vida que hay en nuestro alrededor.

-Ella dijo que tenía sueño y qué de todas maneras esperaría a su padre -dije con desdén, metiéndome una brocheta de carne en la boca.

Mmm... ¡Qué delicia! Que emoción me da estar nuevamente en casa.

-¡Me tengo que ir! -grita desesperada.