Capítulo 5 C I N C O

Para cuando los demás vuelven el olor se ha ido, pero sigo mareada, por lo que cuando Kristoff entra me encuentra vomitando el desayuno en su alfombra.

- ¿Qué ocurrió?-Inquiere Scott mientras me tiende un pañuelo, limpio mis labios y me levanto con su ayuda, haciendo una mueca.

-Tanner metió la nariz donde no le llamaban, literalmente. -Niego y me acerco a una de mis cajas de madera, abro una al azar y comienzo a buscar dentro. -Cuando éramos niños, mi primo derramó un poco de la misma sustancia en la habitación de mi hermano, a ambos les ocurrió lo mismo que a ellos. -Señalo a quienes están inconscientes sin dejar de buscar, sigo con mi relato. -Observé a mi padre despertarlos con algo, pero, no lo encuentro... ¡aquí está!-Tomo la raíz seca junto a una caja de cerillos y los agito en ademán triunfal.

Enciendo uno de los cerillos y acerco la punta encendida a uno de los extremos de la raíz, soplo con delicadeza cuando dicho extremo comienza a quemarse y poco a poco un olor dulzón se apodera de la estancia, apago el cerillo y me acerco a Artie, el más próximo a mí, dejo que el humo inunde sus fosas nasales antes de pasar a Shane, para este punto siento mis ojos llorosos y la cabeza pesada, pero no digo nada, solo sigo reanimando a los chicos.

-Hey. -Susurra Jagger, tomándome por la cintura, cuando estoy por desvanecerme en la segunda vuelta, Kristoff se apresura a quitarme la raíz y seguir mis pasos. -Tú no tendrías que haber hecho eso, y lo sabes.

- ¿Tú cómo lo sabes?-Susurro mientras nos guía fuera de la casa de cristal e inspiro una gran bocanada de aire, cerrando los ojos.

-Si te lo dijera, ¿dónde quedaría el misterio?-Percibo el tono burlón en su voz, pero su rostro se mantiene serio e impasible, acaricia mi cabello y palmea mi espalda cuando toso con violencia.

-Ya despertaron. -Anuncia Scott instantes después, me levanto con lentitud y vuelvo dentro, conteniendo la respiración.

- ¿Hay jengibre? Eso les ayudará a sentirse mejor. -Pregunto a Kristoff, asiente. -Bien, iré a calentar agua, tiene mejor sabor en té con miel. -Paso al lado de Tanner y no me detengo mientras le doy un buen golpe en la nuca, sonrío de manera imperceptible y subo hasta la cocina.

-Buen trabajo. -Dejo caer una taza de porcelana cuando me sobresalto y me giro con rapidez, encontrando a mi compañero de piso observándome recostado en una de las paredes.

- ¿Cuál es tu nombre?-Inquiero, recogiendo la taza, a la cual no le ha ocurrido nada.

-Soy Zarek, pero puedes llamarme Zek. -Me guiña un ojo, el cual es del color de la plata sin pulir, y sale de la cocina, salgo de mi pequeño pasmo y sigo con mi labor.

.....

- ¿Vas a algún lado?-Inquiere Kristoff mirándome por encima del periódico que se encuentra leyendo, rasco mi brazo y asiento.

-Iré a correr un rato al bosque.

- ¿Podrías hacerme un favor?-Vuelvo a asentir, él se levanta de su asiento, dejando el periódico a un lado, y se adentra en la cocina. -Lleva esto a...

- ¿Alguien del pueblo murió?-Exclamo, alarmada, interrumpiéndolo, hace una mueca y asiente, tomo con violencia el periódico y leo la noticia. -Amanda Blem. -Murmuro al observar el rostro en la nota y hago una mueca. -Tenía solo 14 años. -Sigo leyendo y palidezco, luego, miro a mi padre de acogida con los ojos abiertos de manera desmesurada. - ¿Tercera muerte animal en el mes?

-Tu tío fue la primera y una anciana la segunda. -Hago una mueca y dejo el periódico en la mesa de cristal.

- ¿Por qué no me habías mencionado nada de esto? ¿Los demás lo saben?-Frunzo el ceño cuando asiente y me reservo las maldiciones. - ¿Cuál es el favor?

-Jagger y sus hermanos están en el bosque, ¿podrías llevarles esto, por favor?

- ¿Su almuerzo?-Asiente, lo imito. -Vuelvo en una hora.

-Cuídate, ah, y puedes quedarte con uno o dos emparedados.

-Gracias. -Salgo de la cocina y bajo a trote ligero las escaleras, le doy un ademán a Judhead al pasar por su lado y salgo de la casa, me adentro en el bosque e instantes después encuentro a los Smeed. -Su almuerzo.

-Anuncio, pasándole la enrome bolsa marrón con los emparedados dentro a Shane, quien asiente y me tiende uno. -Hasta luego.

Guardo el emparedado en mi mochila, donde llevo más cosas necesarias para lo que tengo planeado, y, luego de estirar, comienzo a trotar por el bosque, dejándome inundar por su silencio y calidez. Corro por todo el lugar, familiarizándome con él, y veinte minutos después estoy llegando a mi destino: el lugar donde mi tío murió.

Nadie en el pueblo quería tener nada que ver con mi familia, por lo que ninguna funeraria aceptó ayudarme con el funeral, ni siquiera quisieron proporcionarme un ataúd, por lo que, cuando el forense me devolvió el cuerpo una semana después de la muerte, ya estaba en estado de descomposición, claro que eso a mi familia de acogida no le importó y me ayudaron a enterrarlo junto a mis padres, y su hijo.

Controlo mi respiración jadeante y dejo caer mi mochila a mis pies, me acuclillo tras ella y vacío su contenido en el brillante césped verde, tomo la botella de agua y bebo de ella mientras observo a mi alrededor, todo está en calma y solo, perfecto. Dejo a un lado la botella, casi vacía, y tomo las cosas necesarias para el ritual, enciendo un manojo de hierbas semi secas con un cerillo y comienzo.

Cierro los ojos y musito en voz baja las palabras que mi padre y tío me enseñaron en la primera muerte de nuestra familia, a mitad de este tomo uno de los frascos y rocío el lugar donde vi a mi tío perecer, consagrando su muerte. Suelto las hierbas a consumidas por el fuego y caigo de rodillas, vierto el contenido de otro frasco en mis manos, el cual es arena oscura junto a flores pulverizadas, y hago un círculo a mi alrededor, murmurando ahora el nombre de mi tío.

-"Lydia". -Abro los ojos de golpe y palidezco al encontrarme frente a frente con un gigantesco lobo gris, quien me observa con atención, suelto un grito agudo y le tiro encima los restos de la arena, cosa que le arranca un aullido feroz, me levanto de un salto y comienzo a correr en dirección contraria a la casa de cristal.

Escucho al lobo echar a correr tras de mí, a lo que aprieto el paso, obligando a mis piernas a moverse a toda velocidad, una rama impacta en mi rostro, causando un corte en mi pómulo y mandando a volar mis gafas, sin embargo, no hago amago alguno por recuperarlas y sigo mi carrera, escuchando al lobo estar cada vez más cerca de mí.

Se escucha una explosión cercana a mí, sigo el sonido y pronto estoy ante mi antiguo hogar, el cual arde hasta los cimientos ante mí, doy un grito horrorizado, que hace levantar vuelo a una parvada de pájaros y el lobo gris se detiene a mi costado, observando con atención la casa, antes de entrar en tensión y abalanzarse sobre mí, suelto un alarido mientras rodamos lejos de la casa y esta explota, encojo mi cuerpo debajo del lobo y me estremezco al sentir al fuego alcanzar el lomo del lobo, quien aúlla pero sigue protegiéndome con su cuerpo.

Instantes después se quita de encima de mí y cae sobre su costado, jadeando, lo miro a los ojos y encuentro dolor en estado puro en ellos, sin pensarlo, me acerco a él y rodeo su cuerpo hasta estar detrás de él, observo horrorizada su lomo, el cual se encuentra a carne viva, me inclino hacia él y poso mi mano sobre el pelaje chamuscado y la sangre. Parece instantáneo. Mi vista se nubla mientras arqueo mi espalda, soltando un jadeo, y caigo de rodillas tras el lobo mientras siento una herida abrirse en mi espalda, una quemadura.

- "¡No!"-Algo me empuja con violencia lejos del lobo gris y el dolor desaparece de manera gradual, levanto lentamente la mirada y me encuentro con un feroz lobo marrón, mi corazón comienza a latir con mayor fuerza en mi pecho al reconocerlo. Es uno de los asesinos de mi tío.

Pasos partiendo ramas a toda velocidad se escuchan detrás de ambos lobos, por lo que voltean y aprovecho eso para levantarme y echar a correr de nuevo, ignorando el ardor de mi espalda, al igual que los restos de mi casa en llamas.

Miro con frenesí a mi alrededor, entrecerrando los ojos para enfocar, y maldigo mi miopía mientras escucho al lobo acercarse a mí, tomo la ruta que lleva hasta el risco y fuerzo a mis piernas a moverse, sintiendo el cansancio apoderarse de mi cuerpo, y llego al risco, instantes después el lobo se me une.

-No quiero morir. -Susurro y miro sobre mi hombro, centrándome en la altura del risco, niego con la cabeza y camino hasta el lobo.

Sus ojos se iluminan en señal triunfal y se abalanza sobre mí. Me giro con rapidez, corro hasta la punta del risco y, sin pensarlo dos veces, salto con todas mis fuerzas, miro con rapidez sobre mi hombro y observo, a tiempo, a una manada de lobos rodear al lobo marrón.

Preparo a mi cuerpo para el impacto con el agua del lago y cierro los ojos, contengo la respiración y entro con violencia, y dolor, en el agua.