Capítulo 9 Confusión

Después de un rato, el doctor salió y dijo: "Sr. Quan, esta señora está bien. Solo hay un traumatismo cutáneo en su cuerpo, pero su cabeza está rota. Ella necesita puntos de sutura. Su caña está rota y necesita un yeso ".

Carl apagó la colilla y dijo a la ligera: "Date prisa".

El médico asintió, se dio la vuelta y entró en la sala, comenzando a coser la herida.

Cuando Esther se despertó, sus ojos se quedaron en blanco y su cerebro estaba zumbando. Ella gimió. La enfermera a su lado se acercó rápidamente y la saludó con preocupación: "Señorita Li, ¿está bien?"

"Estoy bien. ¿Estoy en el hospital? ¿Quién me envió aquí? Esther reconoció su vestido blanco.

La enfermera asintió, "Es el Sr. Quan que te envió aquí ".

"Señor. Quan? Esther frunció el ceño. No recordaba este nombre, pero había una poderosa familia Quan en A City, que había sido transmitida durante muchos años.

"¿No sabes Sr. Quan? La enfermera preguntó con curiosidad: "Creo que el Sr. Quan está muy nervioso por ti. Se fue después de confirmar que estás bien ".

Esther sacudió la cabeza. Se presionó las sienes, solo para descubrir que había un vendaje envuelto alrededor de su cabeza. Ella preguntó aturdida: "¿Estoy gravemente herida?"

"Hay moretones en todo el cuerpo, pero la parte posterior de la cabeza está rota e incluso hay una fractura leve en la pierna". La enfermera respondió.

Esther movió su pierna y descubrió que su pierna izquierda había sido enyesada y colgada. Estaba un poco deprimida. "¿Cuánto es en total? Pagaré el dinero más tarde ".

"No, no tienes que hacerlo. señor. Quan es uno de los accionistas de este hospital. Puede estar seguro de recuperarse ". La enfermera dijo con envidia.

Esther sintió dolor de cabeza y estaba impaciente por seguir hablando con ella. Ella asintió y cerró los ojos. Cuando el señor Quan vino, ella le pagaría los honorarios médicos.

Al ver que no quería hablar más, la enfermera se sentó a un lado y leyó una revista.

Después de cerrar los ojos y fingir estar dormida por unos minutos, una idea repentinamente pasó por la mente de Esther. La situación antes de desmayarse se precipitó en su mente. Recordó que parecía ver el vehículo negro todoterreno. ¿Era ese hombre misterioso el Sr. Quan que mencionó la enfermera?

Si fue una coincidencia que fue golpeada, ¿por qué el Sr. Quan salvarla de nuevo? La primera vez fue una coincidencia, pero ¿qué pasa con la segunda vez? ¿Y cómo sabía él que la golpearon? ¿La estaba siguiendo todo el tiempo?

Pensando demasiado, sintió nuevamente un dolor agudo en la cabeza. Ella frunció el ceño y trató de deshacerse de todos los pensamientos desordenados. Descansó bien sin distraerse, por lo que se quedó dormida por accidente.

Tan pronto como Carl entró en la sala, vio que Esther estaba durmiendo con la cabeza inclinada hacia un lado. Su rostro dormido era puro y hermoso, y las comisuras de su boca estaban curvadas. Era como una niña, como si fuera a comprender algo, terca e ingenua.

Era el Esther en su memoria. Aunque había cambiado mucho después de tres años, seguía siendo su Esther.

Se acercó de puntillas a la cama y miró su dulce y hermoso rostro. Sus ojos se movieron lentamente y cayeron sobre sus pálidos labios. De alguna manera, lentamente bajó la cabeza.

Esther tuvo un sueño. Se arrodilló en el frío suelo de hormigón, con una feroz prisionera presionando su cabeza, y otra mujer salpicando agua fría en su cuello. Su cuerpo tembló violentamente, y de repente se despertó del sueño con un grito.

Antes de que los labios de Carl tocaran los de ella, la vio gritando y despertando, con sudor frío en la frente y un miedo y odio ilimitados en sus ojos.