Capítulo 9 ¿Cuándo tuvo una hija

"Lavender, ¿cómo te sientes acerca del joven que te presenté la última vez? Te llamó, pero no respondiste. Incluso no inició sesión en su MSN. ¿Qué diablos estás pensando? ¡Dime la verdad! "Silvia Wang preguntó con ansiedad.

Silvia era su compañera de clase y compañera de cuarto en la escuela secundaria e incluso en la universidad. Eran buenos amigos. Al igual que Dumont, también la había persuadido para que abortara, pero cuando decidió dar a luz al bebé, la había apoyado firmemente y siempre la había ayudado. Estaba muy interesada en presentarle un novio. Desde que dio a luz al bebé y se recuperó, había encontrado novios para ella muchas veces, incansable y entusiasta.

"Silvia, olvídalo. No estoy de humor ahora ".

Lavender caminó hacia la puerta de la empresa. Cuando estaba a punto de entrar, sintió que era inapropiado entrar con una llamada telefónica, por lo que se retiró a la pequeña cama de flores al lado de la puerta lateral.

Silvia Wang estaba furiosa. "¿Por qué no estás de humor? Déjame decirte que ese joven es muy bueno. Él viene de una familia rica y tiene una educación superior. Se ve gentil y tiene un buen carácter. Tiene una casa, un auto y un buen trabajo. ¡Después de este hombre, no habría un buen marido! Además, si eres feliz o no, tengo que advertirte con cautela. No pienses más en Dumont. De hecho, no somos lo suficientemente buenos para los hijos de funcionarios de alto rango. Nos vemos a las cinco y media y media de esta noche. ¡Nos vemos! "

Había pensado que Silvia colgaría el teléfono, pero para su sorpresa, bajó mucho la voz. De repente, ella dijo con una voz muy suave: "No tengas miedo, mi querida hija. Mami no quiso despertarte ".

Aunque su voz era baja, Lavender todavía lo escuchaba. Ella se sorprendió y le preguntó: "Silvia, ¿cuándo tuviste una hija?"

Silvia tartamudeó: "Sí, sí, ella es mi nueva ahijada".

"¿Ahijada? ¿De quién es hija? ¿Cuándo me la traerás? ¡La reconoceré como mi ahijada también! "Desde que Lavender perdió a su hijo, mientras veía a otros niños, inexplicablemente quería acercarse a ellos". Especialmente chicas, porque dio a luz a una hija.

Si la niña todavía estaba viva, debería tener tres años. Ella debe ser la princesita más viva y encantadora del mundo.

"¡Tú deseas! ¡Depende de usted, en cuanto a lo que le dije hace un momento! "Silvia ya no quería hablar con ella. "¡Voy a colgar! ¡Ir al trabajo! "

"¡Espere!" Lavender se secó las lágrimas y de repente se le ocurrió una idea cuando mencionó a Dumont. Miró a su alrededor y dijo en voz baja: "Silvia, no te enfades. Iré, ¿de acuerdo? ¿Pero podrías cambiar el día? Tengo algo más que hacer esta noche. "

"¡Bueno! ¡Mientras estés de acuerdo! Pero tengo algo que tratar mañana por la noche, ¡y no puedo servirle todo el día! "Su voz se suavizó de nuevo. "Cariño, mami llama a una tía. No es bueno que un niño se acerque. ¡No te muevas, no te muevas!

Una voz infantil y suave llegó desde el otro extremo del teléfono: "Mami, también quiero llamar a la tía. Eres tan feroz Debes haber hecho llorar a la tía. Tengo que consolarla. "

"Es asunto de nuestros adultos. Eres solo un niño. No te metas en eso. ¡Sé bueno y ve a jugar! ¡Si no te portas bien, mamá llamará al lobo feroz y se comerá tus pequeños pies! "Silvia persuadió a su ahijada.

Su ahijada parecía tener miedo de gritar, y luego no hubo sonido.

Lavender sonrió. ¿Cómo educó Silvia a su hijo? ¿Quién demonios era esta estúpida madre que aceptó que esta mujer fuera la madrina de su hija?

"¡Oye! Lavender, ¿sigues ahí? Bueno, decidimos, pasado mañana! ¡Eres tan joven que debes alegrarte y enamorarte de alguien vigorosamente! De pie en la costa del amor, ¡que la tormenta del amor sea más violenta! Bueno, nos vemos pasado mañana! ¡Te amo! "Silvia le lanzó un beso y colgó a toda prisa.

Lavender se imaginó en su mente lo preocupada que estaba Silvia por su ahijada. Era extraño que estuviera dispuesta a cuidar al niño y ser una madrina.

Después de pensar en el asunto de su amiga, Lavender pensó en la suya y suspiró ligeramente. Para que Dumont se rindiera, no tuvo más remedio que hacerlo. 'Lo siento, el hombre al que Silvia llamó un buen tipo'.

Un hombre guapo bajó del auto Lotus en silencio. El hombre miró a Lavender, que estaba suspirando, y la pasó sin expresión al Grupo OY.

En este momento, Lavender se dio la vuelta y se encontró con la cara lateral del hombre. La cara era tan familiar que estaba aturdida. Su corazón latía tan rápido que sintió un dolor agudo. Ella no pudo evitar cubrirse la mano. Debido a que estaba demasiado emocionada, su cuerpo estaba un poco inestable y no podía evitar apoyarse contra la puerta de vidrio. Presionó sus manos con fuerza, dejando un par de claras marcas de palma en el cristal liso. Ella trató de calmarse por un largo tiempo antes de poder respirar suavemente. Quería llorar, pero su voz no pudo hacer un sonido completo como si su garganta estuviera estrangulada.

¡Esperaba no haberse equivocado! Preferiría confundir diez mil que echar de menos a una persona.

Independientemente de su imagen y los ojos extraños de otros empleados, ella se acercó para alcanzar al hombre y corrió tan rápido como pudo en su vida.

El hombre fue directamente al ascensor especial para el CEO. Cuando ella se apresuró, la puerta estaba cerrada. En un instante, la desesperación la abrumaba, obligándola al borde de la locura. Dio una fuerte palmada a la puerta del ascensor, haciendo un ruido fuerte, como si fuera una puerta ordinaria, que se podía abrir siempre que fuera lo suficientemente fuerte.

Ella solía tener un sueño. En su sueño, él estaba adentro y ella afuera. Llamó a la puerta locamente, esperando que él pudiera abrir la puerta con calma y sonreírle como antes.

Sin embargo, cuando llamó a la puerta, las lágrimas brotaron de sus ojos y su corazón se rompió en pedazos. Cuando se despertó con el sudor goteando de su frente, la puerta todavía estaba parada frente a ella. Un día, finalmente se dio cuenta de que no eran dos personas sino dos mundos los que se separaban por la puerta. Nunca podría volver a entrar en su mundo.

Sin excepción, fue lo mismo esta vez.

Cansada de tocar, se apoyó contra la puerta, sintiéndose dolorida y suave en todo el cuerpo como si estuviera exhausta. Inconscientemente, permitió que su cuerpo se deslizara hacia abajo y las lágrimas brotaron.

Era hora pico ahora. Su comportamiento inusual atrajo la atención de la multitud. Una persona de buen corazón se adelantó y preguntó con preocupación: "Señorita, ¿necesita ir al hospital?"

Ella guardó silencio con una cara larga. Alguien la jaló y trató de ayudarla a levantarse.

En este momento, la puerta del ascensor se abrió de repente. Un par de manos grandes se extendieron desde la puerta y rápidamente la atrajeron antes de que la persona de buen corazón se acercara. Cuando el elevador se abrió y cerró, todos vieron a un hombre alto y guapo con una cara fría e indiferente.

Cogida por sorpresa, Lavender tropezó con el fuerte y ancho cofre del hombre en el ascensor, mareando. Cuando levantó los ojos llorosos y vio la cara familiar, envolvió sus brazos alrededor de su cintura sin importar nada.

No se atrevió a mirar con más cuidado, temiendo que fuera solo una ilusión.

"Melvin ..." Los músculos de su garganta parecían estar fuera de control. Le costó mucho exprimir estas dos palabras con un tono lloroso.

El hombre dejó que ella lo abrazara, apretando los puños a ambos lados de su cuerpo.

Ella comenzó a sollozar y cayó en un estado de ánimo extremadamente triste, como una pequeña bestia herida. Su voz temblaba casi fuera de tono. "Melvin, ¿eres tú?" Pronto sacudió la cabeza y rogó: "¡No, no, no digas nada! Por favor, no digas nada! "

De esta manera, deja que lo abrace con fuerza, por siempre y para siempre, y nunca se separe. Este sentimiento era demasiado dulce y soñador. Tenía miedo de que desapareciera mientras él abriera la boca.

Pronto llegaron al destino y se abrió la puerta del ascensor. El hombre le rodeó la cintura con la mano y le preguntó con indiferencia: "Lavanda, ¿cuándo dejarás de abrazarme? ¿Eh? "

La familiar voz magnética del hombre la hizo temblar. Inmediatamente soltó su mano y miró al hombre frente a ella con sorpresa. Los ojos del hombre estaban llenos de burla. Sacó un pañuelo del bolsillo, se lo arrojó impaciente y le dijo fríamente: "¡Límpiate las lágrimas antes de salir!"

Apretando el pañuelo con la temperatura del hombre, miró fijamente a su figura que retrocedía. Le tomó un minuto darse cuenta de que lo había confundido con alguien más.

Ella escuchó que alguien lo llamaba Sr. Wesley